miércoles, 10 de mayo de 2017

La delincuencia en México se encuentra dividida en 4 segmentos piramidales en donde en la punta se halla la más dañina, la de cuello blanco entre carteles empresariales y los gobiernos

La delincuencia en México se encuentra dividida en 4 segmentos piramidales en donde en la punta se halla la más dañina, la de cuello blanco entre carteles empresariales y los gobiernos

AUGUSTO HUGO PEÑA DELGADILLO Dossier ahpd 1399 Mayo 3 del 2017

La delincuencia en México se encuentra dividida en 4 segmentos piramidales en donde en la punta se halla la más dañina, la de cuello blanco entre carteles empresariales y los gobiernos, sobre todo el gobierno federal que les otorga contratos amañados para robar al erario, evadir y eludir el fisco. Saquean al país y encubren crímenes de Estado como el de Iguala.
En su columna “Comicios y Delincuencias” de La Jornada (mayo 2/2017) Pedro Miguel nos muestra cómo se desfiguró el país a causa de gobiernos ineptos y corruptos, transfigurando la clase política en una suerte de grupos de delincuentes que tienen como objetivo mantenerse dentro del gobierno –a cualquier precio- para seguir robando y abusando de los mexicanos.
Nos ilustra sobre esto el columnista de La Jornada Pedro Miguel en su entrega del 2 de mayo. Ahí nos muestra cómo se da y crece la delincuencia en todas sus facetas; comenzando con la de la punta de la pirámide que conforman agentes gubernamentales –desde el presidente hasta los más bajos niveles-, coludidos con hombres y empresas poderosas que saquean los bienes de la nación, de forma desmesurada y sin límites. Lo mismo en base a dádivas del gobierno y el permiso de evadir el fisco y a concesiones licitadas o sin licitar, a precio inflado para robar los dineros del pueblo, enriqueciendo a unos cuantos a costa de los 122 millones de mexicanos, los que en su mayoría, por esas causas, navegan en aguas de la pobreza tanto como de la miseria sin límites, que orillan a la masa pauperizada a padecer hambre y otras carencias severísimas.
Todo empezó con el golpe de estado perpetrado por Salinas el 6 de julio de 1988, y desde entonces día a día las condiciones de vida de las mayorías se han visto en aprietos por falta de empleo y por salarios míseros los que en cada sexenio –sobre todo en este último con Peña Nieto de presidente- el poder adquisitivo del salario de los trabajadores, solo en cuatro años, los últimos, ha perdido el 28% ante los precios de la canasta básica alimentaria. A partir de Salinas de Gortari la delincuencia en todas sus facetas se acrecienta, permea en todas las capas sociales y modifica negativamente el estilo de vida y las posibilidades de progreso. Las clases medias se empobrecen y los pobres crecen en número y, un gran porcentaje de ellos se convierte en lumpen miserable. Los de arriba se enriquecen más y también la casta de vividores en lo que se han convertido los políticos. Estos últimos, debido a sus abusos y delitos en los que incurren, trocaron la cosa pública en grupos de delincuentes dispersos, que se coluden con los de abajo para formar bandas de criminales que lo mismo asesinan y roban que secuestran, en medio de la impunidad.
Y no solo eso, también han llevado al país en su economía a un abismo en el que nunca se acaba de caer, y mientras, las condiciones sociales se descomponen en grado sumo, arrastrando la política a espacios de podredumbre inimaginables, en los que se revuelcan, lo mismo el presidente y los gobernadores, como los secretarios de Estado, los funcionarios públicos de todos los niveles al igual que los partidos políticos, sobre todo el PRI, principal causante de nuestras cuitas.
Todo este desorden sociopolítico y económico ha orillado a miles de mexicanos a emigrar del país o a convertirse en miembros de grupos de delincuentes, plenamente identificados, y a estos últimos, son a los únicos que combate el gobierno de Peña Nieto con policías y el ejército.
Podemos observar como Calderón y sobre todo Peña Nieto toleraron a Humberto Moreira quien se ligó a los Zetas a cambio de millones de dólares mensuales por permitirles establecerse en Coahuila en más de 800 puntos en todo el estado, lo mismo para distribuir drogas como para asesinar y secuestrar a ciudadanos para extorsionarlos con pingües rescates. ¿Qué hicieron ambos presidentes? Nada, ya sea por omisión o por comisión, porque es un hecho irrefutable que Humberto Moreira transfirió al PRI y al propio Peña Nieto para su campaña, miles de millones de pesos robados, parte de ellos del erario, y también obtenidos al coludirse con los Zetas. Esto lo saben Calderón y Peña Nieto y el primero ahora acusa a Moreira públicamente, pero Peña Nieto permanece en total silencio como si el Estado y la sociedad estuviesen incólumes ante dichos  hechos y señalamientos.
Debido a que el gobierno de México no ha actuado conforme la ley contra Humberto Moreira y otros gobernadores, los fiscales de EEUU encontraron y con hechos probados, que cuando menos Humberto Moreira y algunos otros gobernadores e incluso Peña Nieto, participaron en reuniones en McAllen con un empresario que se coludió con gobernadores y Peña Nieto en actos delictivos, y por ello están actuando y ya tienen tras las rejas a cómplices de Humberto Moreira y a hombres de empresa coludidos con funcionarios de varios gobiernos estatales, incluyendo a Peña Nieto cuando era gobernador del estado de México. Están siendo acusados de robar al erario mexicano, de lavado de dinero, de transferencias de dinero a paraísos fiscales y de narcotráfico y, a pesar de ello, Humberto Moreira con la venia de Peña Nieto y el PRI, es candidato a diputado en Coahuila. Con todos estos fehacientes casos de delitos, los mexicanos –lo dicen fiscales de EEUU y muchos mexicanos- no despiertan ni hacen nada al respecto. O, ¿usted qué opina, apreciable lector?   
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Atenta y respetuosamente
Augusto Hugo Peña D.
Ah.pd@hotmail.com

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