Las elecciones del 4 de junio serán el principio y fin de la historia del PRI en el estado
AUGUSTO HUGO PEÑA DELGADILLO Dossier ahpd 1394 Abril 30 del 2017
En muchos de mis escritos he insistido incesantemente sobre las condiciones adversas en las que se encuentran los mexicanos, por la corrupción gubernamental y la impunidad de la que gozan políticos, funcionarios públicos y sus cómplices. Todo en detrimento de la salud de la cosa pública y de la viabilidad de que México se desarrolle y progrese. Hoy me ha parecido justo y apropiado hablar de Torreón y lo que aquí sucede con este gobierno.
Las elecciones del 4 de junio serán el principio y fin de la historia del PRI en el estado, y además configura otra historia, la de los Moreira, quienes terminarán en la cárcel por sus viles acciones. No importa que tanto los defienda y proteja Peña Nieto, porque esta elección marcará su destino, y este será muy probable el de una penitenciaría, sea esta en México o en EEUU.
Tuvimos en el pasado reciente algunos gobiernos medianamente aceptables, tres alcaldes del PAN y el que más destacó por su empeño y honestidad fue Jorge Zermeño, quien hoy es el candidato del PAN a la alcaldía de Torreón. Nos costó cierto esfuerzo convencerlo para que aceptara ser el candidato aunque fuese por un año, ya que las reglas electorales así lo marcan; le dijimos con certeza absoluta, que sí el aceptaba ser el candidato, ganaría la elección, considerando su gran prestigio y bonhomía. Aceptó por fin y el PAN decidió –porque era lo que más le convenía- que él fuese su candidato, y ya está en la contienda. Su adversario político, el candidato del PRI es un joven sin brizna de experiencia política y solo cuenta con la venia de los Moreira, y la maquinaria corrupta y corruptora, como su única posibilidad del triunfo. Va a perder, no hay duda.
La gente en Torreón de todos los sectores es consiente que se requiere un cambio que dé un giro de 180 grados con el fin de ir revirtiendo el enorme daño que nos han causado en ocho años los dos últimos alcalde priistas, me refiero, al muy deshonesto e inepto Eduardo Olmos, quien dejó un soberano desorden en todos los rubros y dependencias municipales a su cargo. Fue impuesto a base de triquiñuelas electorales por Humberto Moreira, para que después que dejara a Torreón en un absoluto desmadre generalizado y fraudes al erario al por mayor, Rubén Moreira el actual gobernador, hermano del anterior, lo nombró –como premio a su imbecilidad y corrupción- como representante del estado de Coahuila en la ciudad de México, al frente de la Casa Coahuila.
Para sustituir al corrupto de Olmos, el PRI contaba con una joven promesa de la política local, me refiero a Antonio Juan Marcos Villarreal, quien fue sacado de la contienda desempolvando un problema fiscal de su hermano Salomón, ¿por qué lo hicieron? Porque Rubén Moreira requería de un cómplice de todas sus confianzas e impuso de candidato a Miguel Ángel Riquelme, un hombre impresentable, tanto por su falta de luces como por su historial, el que empieza como porrro universitario y acaba como secretario de Rubén Moreira y cómplice incondicional, ya que quien es el gobernador necesitaba, no a alguien que supiese gobernar y administrar una ciudad conflictiva como es Torreón, sino, reitero, a un incondicional que coadyuvara con él para continuar encubriendo las trapacerías perpetradas por su hermano Humberto, quien le heredó el puesto de gobernador, con la venia de dos grupos dominantes dentro del PRI, uno, el que incide hoy, en todo lo importante en el quehacer de la cosa pública, me refiero al cartel de Carlos y Raúl Salinas.
El otro grupo de poder en el PRI, radica en Toluca, me refiero al Grupo Atlacomulco, el que hoy, lo manipula a su antojo -por cierto de forma torpe- Peña Nieto. El Grupo Atlacomulco del que dicen los analistas políticos más connotados, que está en decadencia, yo opino que está en un grado de extinción irreversible, y esto lo saben todos en el PRI, sobre todo Carlos Salinas, quién así como Peña Nieto es el comandante supremo de las fuerzas armadas, Salinas es el comandante supremo de la mafia en el poder, lo digo y lo sostengo no porque Peña Nieto se ha convertido en un fardo muy incómodo para el PRI, como en los hechos lo es, debido a sus incapacidades, desatinos y corruptelas, sino porque si vemos quienes ocupan los puestos más importantes dentro del gobierno, nos podemos percatar que son gente impuesta por Carlos Salinas. El PRI ya no sabe qué hacer con Peña Nieto y van a tenerlo que soportar todo el tiempo que le queda de mandato.
Y así como Peña Nieto es un fardo dentro del PRI, los Moreira son dos fardos de los que van a tener que deshacerse. Por lo mismo Coahuila podrá verse desembarazada del los malandrines que son no solo Humberto Y Rubén Moreira sino toda su familia y sus cómplices, quienes ya se acostumbraron a vivir a costa del erario, engañando, vejando y robando a la gente más pobre, y coludiéndose incluso con bandas delictivas como los Zetas. No lo digo yo, lo dicen y con pruebas suficientes, varios fiscales de Texas y uno más de Florida. Este comportamiento procaz, corruptivo, cínico y proclive a hacerse del dinero ajeno, de la familia Moreira, nos ha abierto las puertas para recuperar Coahuila y sobre todo La Laguna. El triunfo de Jorge Zermeño en Torreón le acarreará los votos suficientes a Guillermo Anaya, para recuperar este estado que por más de 88 años –por no decir siempre- ha sido gobernado por una mafia priista que fue corrompiéndose día a día desde sus cimientos, hasta quedar convertida en lo que hoy es, un montón de basura. O, ¿usted qué opina, apreciable lector?
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Atenta y respetuosamente
Augusto Hugo Peña D.
Ah.pd@hotmail.com
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