Tres hipótesis viables entre mil sobre la fuga del Chapo Guzmán
Augusto Hugo Peña Delgadillo Dossier ahpd 782 julio 16 de 2015
Ahora resulta que muchos sabían que el Chapo se fugaría, la cuestión era cuándo. La cosa es que ya se fugó y los responsables son el presidente Peña Nieto y su gabinete de seguridad incluyendo al secretario de gobernación. Esto según los artículos constitucionales 108 y 114. Osorio y Monte Alejandro Rubido han dicho que ellos no son los responsables, ¿entonces quién?
No hay que buscarle tres pies al gato ni mangas al chaleco, en la fuga del Chapo hay responsables y ellos en primera instancia son el presidente Peña Nieto y su gabinete de seguridad incluyendo al secretario de gobernación (Artículos 108 y 114 constitucionales). Todo lo demás es morusa y aserrín; la realidad es que tenemos un gobierno hartamente inepto y corrupto y un sistema político podrido al que lo único que lo sostiene –aunque precariamente- es la impunidad que prevalece de manera rampante a partir de la llegada al poder de Miguel de La Madrid y Carlos Salinas hasta el 1º de diciembre del 2012 cuando llegó de manera muy cuestionada a la presidencia Enrique Peña Nieto.
Hipótesis sobre la fuga del Chapo puede haber mil pero unas cuantas son dignas de tomarse en cuenta aunque parezca exageradas o parte de una teoría de la conspiración tan socorrida en estos casos. 1.- EEUU pidió la extradición del Chapo porque no consideró a nuestro gobierno capaz de mantenerlo en prisión, sin embargo Murillo Karam -epítome de la corrupción ligada a la ineptitud en el gabinete- se negó aduciendo soberanía nacional y asegurando que ni en 300 años lo extraditarían porque aquí estaba bien preso; además Peña Nieto dijo a León Krauze que su fuga era imposible y sería reprobable e imperdonable, sin embargo se fugó. ¡Imperdonable!
EEUU lo quería allá “para sacarle la sopa” y saber que funcionarios, políticos y empresarios mexicanos estaban inmiscuidos en el tráfico de drogas y en lavado de dinero proveniente del tráfico como del desvío de dinero del erario tal y como lo han dicho sobre Humberto Moreira, hasta el cansancio, y viendo que Peña Nieto no ha hecho nada al respecto por sus vínculos y complicidades con Moreira. Por esas razones es creíble que en la fuga pudiesen estar involucrados agentes de la DEA o de la CIA en la fuga del capo.
2.- Si bien el Chapo Guzmán es un delincuente, el máximo exponente del tráfico de drogas en México, no hay que olvidar que él sirve a capos más importantes que radican en EEUU, a donde van a dar las drogas que mercantiliza la mafia en México; una mafia supeditada a los intereses de las mafias de EEUU y si esta mafia, la mexicana genera miles de millones de dólares en ganancial al año, ¿Cuántos millones de dólares generan las mafias en EEUU? Cuando menos, según expertos, 20 veces más ya que las drogas en EEUU se venden entre 20 y 30 veces más caras que en México, cosa que les permitían gracias al Chapo, retacar sus alforjas de dólares.
EEUU pregona siempre que no tiene amigos sino intereses y el Chapo era uno de sus grandes intereses; este delincuente le servía a las mafias de EEUU y al gobierno de Washington para deshacerse de sus enemigos en México. El Chapo les hacía los trabajos sucios acá.
El Chapo y otros mexicanos de menor rango delictivo sirven a los interese pecuniarios y políticos de Washington, pero hay otra hipótesis, la tercera, digna de considerarla como viable. Que la fuga fue una puesta en escena, un performance dirigido desde las entrañas de ambos gobiernos –el de México y EEUU- consistente en la fuga del Chapo y su recaptura para abonarle puntos buenos a favor del gobierno de Peña Nieto ya que la mayoría de los mexicanos ya no confían en él ni lo respetan; por si todo lo que sucede no fuera tan malo, resulta que el jefe de la DEA en El Paso dijo que a él le extraña mucho que el Chapo hubiera tardado tanto en fugarse, cosa que nos lleva de nuevo a saber que los responsables de la fuga –cierta o fingida- es responsabilidad de Peña Nieto y de su gabinete, incluyendo por supuesto al secretario de gobernación, según artículos constitucionales 114 y 108. O, ¿usted qué opina, apreciable lector?
Atenta y respetuosamente
Augusto Hugo Peña D.
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