La división del PRI en Coahuila se ve con la candidatura de Javier Guerrero
AUGUSTO HUGO PEÑA DELGADILLO Dossier ahpd 1406 Mayo 9 del 2017
La unidad nacional, políticamente hablando es una entelequia comprensible porque para haber unidad integral se requiere de un eje y este no existe. El PRI pretende serlo desde el gobierno, cosa imposible por el desprestigio ganado a pulso por Peña Nieto y el mismo PRI. El asalto a una de sus oficinas, demuestra un rompimiento atroz hacia su interior.
La división del PRI en Coahuila se ve con la candidatura de Javier Guerrero, a quien impulsan los del PRI por medio de Carlos Salinas que mandó de operador de la campaña del independiente -Javier Guerrero- a Carlos Rojas, el brazo derecho de Carlos Salinas. De ese tamaño es la descomposición del PRI, porque no confían ni tantito en los Moreira.
Otra noticia que circula en las redes y que pudiese ser cierta es, que Humberto Moreira ya ha sido requerido por las autoridades de Texas, cuestión que lo haría no solo un indiciado sino un prófugo, esperemos que sea verdad para esperar justicia, ¿y por qué no? Mucha felicidad.
El primer intento de unidad se dio con El Pacto por México, en que el los partidos –PRD y PAN-confiaron en Peña Nieto y no tardaron en darse cuenta que habían sido engañados, que lo único que quería era imponer sus reformas, todas ellas contraria a los intereses de México y de los mexicanos, y rompieron el pacto. Dentro del PAN hay desunión y en el PRD son presa de un resquebrajamiento enorme. Ya nadie confía en sus dirigencias, y solo el Verde y el PANAL se mantienen firmes con el PRI, cosa que no les ha servido para nada porque dentro del mismo PRI se siente un divisionismo pavoroso, en el que cada quién jala para su lado la cobija, destapando a los demás del manto que los cubría. Tampoco en la sociedad civil hay unidad, ya que la oligarquía no lo permite porque se ha adueñado de la mayor tajada por medio del Consejo Mexicano de Negocios, en el que los 50 hombres más ricos de México cohabitan y se coluden con el PRI.
Esta desunión ha desbarajustado el panorama sociopolítico nacional y con ello ha arrastrado a la inmensa mayoría de los mexicanos a una pobreza irracional e incomprensible, ya que mientras unos cuantos gozan de las mieles de la abundancia, los demás no cuentan ni con lo mínimo necesario para sobrevivir. El PRI se vino a menos porque su dirigencia y algunos otros, solo piensan en las ganancias inmediatas –políticas y económicas- y descuidan el futuro. Les interesa solo el enriquecerse ahora, en el mañana no confían porque palpan que el partido se desmorona, debido a que desde el presidente de la república –el jefe supremo del partido- hasta los jefecillos más modestos de delegaciones, estados y municipios, nadan en un mar de corrupción, mientras sus asociados y adherentes, solo actúan como observadores del enriquecimiento de unos cuantos.
El 4 de junio es muy probable que el PRI pierda su principal bastión –el estado de México- en donde mora la banda de los de Atlacomulco, compuesta de una sola familia, la de Peña Nieto, la que dicho sea de paso, se conforma de puros zánganos que han perdido su fortaleza política porque se acostumbraron a vivir de los bienes ajenos, como casi todo los priistas acostumbran, pero a lo bestia. La forma superlativa de robar y con ello de enriquecerse sin hacer nada, los ha debilitado, y ahora roban y roban a lo pendejo para poder comprar votos y voluntades como lo hicieron en la campaña del 2012, en la que utilizaron a SORIANA y MONEX para su cometido.
Es tanto el dinero que mueven en efectivo, que sin duda algunos priistas desencantados con sus jefes, se organizaron para asaltar una de las oficinas del PRI en el estado de México, en donde para robar a sus anchas tuvieron que dejar un regadero de muertos, policías de resguardo, la mayoría de las víctimas. ¿Qué nos indica esto? Que ya no luchan por el poder sino por el dinero robado del erario, que creen que es de todos ellos y no solo de unos cuantos beneficiados por este PRI que ven, que está en franca descomposición, demostrando con ello que la unión no existe y que lo que prevalece es el deseo de fugarse del partido, no sin antes llevarse el dinero que creen que les pertenece. Ven a Ochoa Reza, presidente del PRI y al propio Peña Nieto como a quienes los han utilizado para el trabajo de campo, mientras ambos, sin merecimiento alguno lo disfrutan.
Hay que reconocer que el PRI fue un partido fuerte que hizo crecer la economía en más de un 6% anual, desde Lázaro Cárdenas hasta José López Portillo, pero llegaron De la Madrid y Salinas y pudrieron no solo al PRI sino al país. Por su lado el PAN también fue un gran contendiente opositor, pero por medio de alianzas, como la de Salinas y Fernández de Cevallos, el PRI y el PAN se convirtieron en una sola cosa, de ahí la debacle política, social y económica nacional. No hay que buscarle tanto el PRI/PAN fueron una sola cosa pública y empobrecieron a las mayorías, y a México lo convirtieron en un país bananero. En lo que hoy estamos conformados, nos guste o no reconocerlo. El PAN, también hay que verlo, ya se percató que hizo mal en emparejar su destino con el PRI. Hoy trata de enderezar el rumbo reivindicándose. Ojalá que lo logre, México los necesita y, Coahuila mucho más en este momento en el que hay echar al basurero de la historia a los Moreira y a su empleado Miguel Riquelme. O, ¿usted qué opina, apreciable lector?
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Atenta y respetuosamente
Augusto Hugo Peña D.
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