Los signos de los tiempos marcan a México con el de sus 7 vacas flacas
AUGUSTO HUGO PEÑA DELGADILLO Dossier ahpd 934 marzo 18 de 2016
En lugar de festejar la expropiación petrolera, este 18 de marzo debemos llorar porque se apropiaron de ella los peores mexicanos asociados a extranjeros, los que no conformes con ello están privatizando el agua y sus servicios, utilizando a tipejos de bajos instintos como lo ha demostrado ser Miguel Ángel Riquelme, un mensajero del tiempo de las Vacas Flacas.
En el antiguo Egipto se marcaban los tiempos por las Vacas Flacas y las vacas gordas; siete era generalmente los años de las Vacas Flacas y a la postre la prosperidad, retomaba su cauce; esto es refiriéndose a lo económico y social; en lo político pocos eran los cambios y las vacas flacas se aparecían solo en tiempos de guerra. Aquí en México, aquí en Coahuila y aquí en La Laguna, las Vacas Flacas ya se han eternizado; llevamos 33 años, tres meses y 18 días que todo ha sido época de Vacas Flacas. La llegada de Miguel de la Madrid y Carlos Salinas dieron el comienzo del declive nacional en todos los sentidos de la cosa pública, económica y social, y hoy 18 de marzo nos hayamos –con Enrique Peña Nieto de presidente- en el zenit del lapso de las Vacas Flacas.
En los orígenes en La Laguna –de Coahuila y Durango- los años de las Vacas Flacas eran intermitentes, en veces un año bueno y otro malo; otras ocasiones, dos tres años buenos seguidos de dos tres años malos, y así fue creciendo Torreón en medio de vicisitudes y épocas de gloria para unos cuantos, pero siempre con una mayoría de habitantes de manera flotante, mientras la economía dependía primordialmente del algodón. Para el año de 1962 al algodón no daba lo suficiente para mantener el auge al que estaban acostumbrados los laguneros e inició la industrialización y con ella un crecimientos sustentable. Para ese año –hace 53- La Laguna de Coahuila aportaba –fiscalmente hablando- al estado, el 52.8% de sus ingresos; Saltillo apenas un 28% y el resto lo aportaban el Norte, la zona carbonífera y el Este central del estado. Hoy los números se han invertido. Saltillo aporta más del 50% y Torreón menos del 30%.
Los motivos del deterioro de La Laguna son muchos; el gobierno es el factor que más incide en el hundimiento socioeconómico de la comarca, seguido este por la falta de carácter del lagunero o bien por su pusilanimidad y dejadez ante los pésimos gobernantes que hemos tenido que soportar particularmente desde el arribo de Flores Tapia como gobernador. Todos, a partir de Flores Tapia pero particularmente, él mismo, Rogelio Montemayor y los hermanos Moreira, han sido los gobernadores que más han llevado a La Laguna a la debacle en la que se encuentra. Enrique Martínez, Eliseo Mendoza y el Diablo de las Fuentes, para nada fueron buenos gobernantes pero ellos no se ensañaron contra La Lagunas ni contra los laguneros, simple y llanamente su propia pequeñez o mediocridad no les permitió coadyuvar en el desarrollo de nuestra comarca.
Flores Tapia murió en el descrédito por ladrón pero Rogelio Montemayor siendo más ladrón aún, sigue vigente, haciéndose de lo ajeno como es su costumbre y armó una pandilla con los hermanos Moreira y ya vimos que el propio Humberto desvió más dinero público hacia bolsillos particulares que Rogelio Montemayor y Flores Tapia, y Peña Nieto lo defiende a capa y espada. Esto nos indica que la podredumbre política va a la inversa que el salitre en los muros.
El deterioro de las edificaciones comienzan desde abajo y el de las instituciones –cuando menos en México- viene desde arriba. Para mí lo más podrido, políticamente hablando, está en el Grupo Atlacomulco, la pandilla de Salinas de Gortari y la oligarquía nacional; está putrefacta trinidad, ha podrido la presidencia de la república imponiendo a gente como Peña Nieto. De ahí hacia abajo, la podredumbre cunde llegando hasta los más bajos estratos de la cosa pública; hasta gente como Miguel Ángel Riquelme que siendo un Don Nadie y sintiéndose ya gobernador de Coahuila, se da a la tarea que le han impuesto los de arriba, de privatizar los servicios del agua potable, pretextando algo tan estúpido como el de mejorar el sistema de cobranza de SIMAS. Solo a un idiota se le ocurre tal pretexto y a un pendejo creerlo. Entonces, retornando a las Vacas Flacas, hay que dar por terminado este lapso que se ha eternizado. Unifiquemos nuestros esfuerzos y anhelos, dando inicio a una lucha frontal para rescatar nuestro país de los malandrines que lo tienen secuestrado. Empecemos con nuestra persona y nuestra familia, luego, todo por añadidura vendrá y las cosas cambiarán para nuestro bien colectivo. O, ¿usted qué opina, apreciable lector?
Atenta y respetuosamente
Augusto Hugo Peña D.
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