Las luchas de clases, las clases políticas y las clases económicas en México
AUGUSTO HUGO PEÑA DELGADILLO Dossier 917 febrero 25 de 2016
El sistema político mexicano ha sido la mar de perverso, al grado que ha sabido dividir al país en sectores, y cada uno de ellos en cuarterones señalados por la descomposición socioeconómica y política con el fin de mantener el control, aun pagando el precio del deterioro generalizado del Estado. Su primer ensayo fue con la CTM, la CNC y la CNOP, hoy organismos de la prehistoria.
México no es una paradoja, la paradoja es México. Mientras Peña Nieto se avienta la jalada de que “Iguala no debe de quedar marcado por la tragedia del 2014”, -lo dijo desde Iguala-. Debería haber dicho que México entero y sobre todo el gobierno quedaron marcados –como corruptos, impunes y asesinos contumaces- no solo por la tragedia de Iguala que se trata de la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa, sino también por lo de Tlatlaya, Apatzingán, La Casa Blanca, la exoneración de la rata llamada Humberto Moreira, la entrega de los energéticos (PEMEX) a la oligarquía y a las trasnacionales de EEUU, más la quiebra de una institución con más de 240 años de historia como lo es la Lotería Nacional. El país entero, nuestro México se debate en una serie de luchas de clases sociales, políticas y económicas divididas cada una en cuarterones.
Las clases sociales: Según la gráfica del propio INEGI, en el 2014 (Ahora estamos peor porque hay 3 millones más de pobres, o sea de clase baja), el 59.10% de los mexicanos es clase baja, jodida, pobre y miserable; 39.20% es clase media dividida en dos; 11% de clase media alta y 28.20% de clase media baja. Esta última es clase vulnerable con riesgo de engrosar la clase baja. Y… 1.7% de mexicanos de clase alta. Sector privilegiado en el que no entran los políticos, porque aunque estos se hayan enriquecido desmesuradamente, siempre seguirán siendo clase baja, socialmente hablando, por sus instintos, su mala fe y su arraigada tendencia a hacerse de lo ajeno.
Las clases económicas: No contamos con graficas pero es fácil reconocer las diferencias de unos y otros. A los MUY pobres se les puede distinguir por sus harapos, su cara de desesperanza y aspecto famélico, las manos ajadas y generalmente andan a pie o en bicicleta, y viven en tugurios, muchos de ellos de cartón y tablas de las de las tarimas de carga con techos de lámina. Los pobres a SECAS en veces van al cine y se alimentan –los que trabajan- en el OXXO e el Seven o en fondas, su comida preferida es la Pepsi, pan, papitas y gorditas, menudo y tamales según la temporada, y en sus hogares solo tienen acceso al huevo, a la carne de pollo y al hígado como alimento fuerte, a un poco de leche, frijol, chile y variedad de sopas. Algunos de ellos tienen autos de más de 10 años de uso, sobre todo afiliados a ONAPAFA; la principal entretención de estas dos clases de pobres es la Televisión y los espectáculos que el gobierno otorga en lugar de pan en las plazas públicas.
Los ricos RIQUILLOS es la clase económica que más lucha. Lucha denodadamente para no caer en la pobreza y también lo hace para subir de nivel socioeconómico y cultural; vacacionan, tienen auto de mejor clase y mandan a sus hijos –muchos de ellos- a colegios particulares; su alimentación es amplia y en todo sentido aspira a más. Los ricos RICOTES tienen de todo, les sobra comida, diversión, vestido y todo lo imaginable; sus características principales es que no pagan impuestos y generalmente no suelen voltear hacia abajo, hacia sus congéneres más pobres.
Las clases políticas son una en cuanto a robar, ser ineptos y gozar de impunidad pero se subdividen en 4 grupos. Los de MERO ABAJO son gentuza que cooptan los partidos políticos para comprar el voto a la gente más jodida y para trampear de mil maneras en los comicios. El SEGUNDO nivel lo ocupan los mandos medios de los partidos y de los burócratas; estos organizan a los de abajo y reciben órdenes de sus jefes que son el nivel inmediato superior, son gente de apariencia decente pero de eso nada tienen. Son entes de cerebros huecos y muy ambiciosos, suelen progresar a base de arrastrarse ante los de arriba. El TERCER nivel está compuesto por los gobernadores, ex gobernadores, el presidente y ex presidentes, y grupos de poder como el de Atlacomulco, el de Hidalgo, el del Sureste, y del Norte de México, son operadores de los del nivel más alto y representan lo peor en cuanto a calidad moral, su máxima cualidad es mentir. El CUARTO nivel es la crema y nata de la oligarquía y la plutocracia mexicana ligada de forma incondicional a los designios de Washington mediante las empresas trasnacionales a las que invariablemente están unidos y asociados, la patria de ellos es el dinero y el poder, y son junto a todos los de abajo, la desgracia de nuestro País. O, ¿usted qué opina, apreciable lector?
Atenta y respetuosamente
Augusto Hugo Peña D.
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