Fortalecer al Estado Mexicano no es partiéndole la madre al federalismo
AUGUSTO HUGO PEÑA DELGADILLO Dosssier ahpd 921 marzo 1 de 2016
El mando único policiaco no es otra cosa que entregarle a Peña Nieto el mando absoluto de nuestro país, configurándose este gobierno como un ente dictatorial porque así teniendo al ejército en las calles y el mando único policial en manos del ejecutivo, no habrá manera de inconformarse, a menos que queramos vernos metidos en la cárcel solo por protestar.
Enrique Peña Nieto urge a los gobernadores –la mayoría de ellos verdaderos sirvientes del ejecutivo- para que cuanto antes se apruebe el Plan del Mando Único Policiaco (PMUP) aún con cambios; la cuestión es que el Congreso y los congresos de los estados aprueben “legalmente” el sistema policiaco al mando único para que de inmediato ya las policías municipales desaparezcan y dependan de los gobernadores, y las policías estatales dependan de la policía federal, o sea del presidente de la república vía la Procuraduría General de la República. En suma, de lo que se trata es de partirle la madre al federalismo y de paso instaurar un sistema policiaco dictatorial unificado al ejército, el que ya se encuentra en las calles contraviniendo nuestra Carta Magna.
El único motivo que puede esgrimir Peña Nieto para urgir a los gobernadores no es el de la delincuencia organizada, eso es el pretexto. La realidad es que así como se militarizó el país con fines aviesos –para garantizar los intereses de la oligarquía y de las trasnacionales radicadas en México-, así requiere este gobierno –Peña Nieto- de una policía única a su servicio con el fin de mantener el control de la ciudadanía, la que cada día más se convence que este gobierno, la engaña, la roba y se burla de ella. Si analizamos lo que está sucediendo en PEMEX en donde se pierden mil 600 millones de pesos al día, según la dirección de la empresa y del concuño de Salinas de Gortari que recién ha asumido el cargo de director. Esta cuestión es irreal e inaudita.
Es probable que PEMEX gane poco, pero no pierde, ninguna petrolera del mundo pierde dinero. Se lo roban los de la Secretaría de Hacienda, los empleados de confianza empezando por sus directores, y el sindicato en manos de la rata llamada Carlos Romero Deschamps, cómplice de Peña Nieto que ha desviado de lo que se roban de PEMEX, miles de millones de pesos hacia la compra de votos que el PRI requiere para seguir robándonos a sus anchas. A este gobierno le urge tener el control policiaco antes de dar la noticia que van a dejar como deuda pública los adeudos de PEMEX, o sea otro FOBAPROA solo que ahora no es bancario sino petrolero. PEMEX reitero, no puede perder dinero por más mal administrado que estuviese, pero robándolo como lo hace la Secretaría de Hacienda, los directores, los líderes sindicales y no pocos políticos y funcionarios públicos que acarrean hacia sus bolsillos enormes cantidades de dinero robado. No hay que olvidar a Rogelio Montemayor Seguy quien él solito se robó 3 mil millones de pesos.
Peña Nieto y sus cómplices Luis Videgaray, secretario de hacienda, y Pedro Joaquín Coldwell, presidente del consejo de administración de PEMEX y secretario de energía, ya tienen diseñado el FOBAPROA Petrolero, aprobado por Martín Werner y su hermano Alejandro, además de Mario Gabriel Budebo, tres judíos que el destino, por medio del Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, nos han caído del cielo no para ayudarnos sino para robarnos.
La actitud cleptómana de este gobierno, el de Peña Nieto, nos deja solo un camino, el de buscar por cualquier medio la forma de sacudirnos el dogal que nos tienen amarrado del cuello, y ese y no otro es el motivo de la militarización del país y de la urgencia que Peña Nieto tiene por conformar las policías nacionales todas, en un mando único en cada estado, y ellas dependientes todas también, de la policía federal, o sea del Procurador de Justicia de la Nación que es lo mismo que del presidente Peña Nieto, quien sin duda con este mando único y la militarización nacional, se convertirá, sin lugar a dudas en un verdadero dictador, y más probable en un sátrapa a la orden de la oligarquía y de los designios de Washington. O, ¿usted qué opina, apreciable lector?
Atenta y respetuosamente
Augusto Hugo Peña D.
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