De la parte enferma de nuestra sociedad emanaron las miasmas suficientes para completar a los invitados a la fiesta del 75 aniversario de Diego Fernández de Cevallos
AUGUSTO HUGO PEÑA DELGADILLO Dossier ahpd 936 marzo 20 de 2016
De los mil asistentes a la fiestecita de Fernández de Cevallos todos, sin excepción, no se atrevieron a voltear hacia atrás después de dejar la hacienda La Barranca por temor a convertirse en estatuas de sal como le sucediera a la esposa de Lot en Sodoma. La fiesta mencionada nos dimensiona como prospecto a la 1ª etapa pre revolucionaria.
Asistieron mil según algunas crónicas a la hacienda de Fernández de Cevallos, la mayoría de ellos era la crema y nata de la podredumbre sociopolítica nacional; unos pocos, solamente, eran los que desentonaron debido a su escasa alcurnia en las lides del poder y del dinero. Tal vez el jefe Diego los invitó para que la servidumbre no se aburriera y tuviese con quien platicar. En fin, la hacienda La Barranca se vio repleta de lo peor del país convirtiéndose en ese día –como lo diría el Perro Bermúdez- en el rincón donde hacen su nido las ratas.
Este tipo de fiestas y estos tipos de asistentes configuran el México que debe desaparecer, pero desgraciadamente las revoluciones no las hacen los revolucionarios en solitario ni las que las prevén y desean, las hacen las mayorías conservadoras temerosas de que los cambios les hagan perder ese poco o mucho de bienestar que disfrutan en su nicho particular o familiar; estos son quienes detonan las revoluciones por miedo, odio, rabia o rencor con quienes han obstruido la justicia, se han apoderado de los bienes nacionales y han podrido todas y cada una de las instituciones del Estado mexicano. ¡Ah!... Y a propósito de revoluciones y de quienes se han adueñado de los bienes del país distorsionando la justicia y corrompido las instituciones. Hoy 20 de marzo del 2016 ya hemos entrado en la primera etapa pre revolucionaria.
México entró en una etapa irreversible de decaimiento general el 1º de diciembre de 1982. De ahí y hasta el 1º de diciembre del 2012 trascurrieron 30 años para que Enrique Peña Nieto fuese colocado en la presidencia en base a un fraude electoral, al igual que el fraude del 2006 y del de 1988. Tres fraudes electorales en cinco sexenios no les han bastado a la pandilla que gobierna para acabar con nuestra economía y soberanía, pero sí con nuestra paciencia. Ya es un clamor general en México el que pide un cambio de sistema político dirigido por otras gentes que piensen y trabajen para el bien colectivo y no solo para el de ellos y de los oligarcas con quienes están coludidos. La gente en todos los sectores sociales, y en todos los estratos económicos, quiere un cambio en el que no existan ni los Fernández de Cevallos, ni los Peña Nieto, los Moreira, los Salinas de Gortari ni nadie relacionado con esta fauna de rateros.
Si México ha de cambiar por la vía pacífica, bienvenido el cambio, si no, que venga como sea, y este “como sea” ya lo prevén quienes se han apoderado del país, de ahí que hayan militarizado la nación y estén intentando –y lo van a lograr- unificar los mandos policiales y acabar con el federalismo y por ende con el municipio. Las policías municipales se someten a las estatales y estas a las federales y todas ellas al ejército. Ese es el cambio y la reforma que está llevando a cabo Peña Nieto con dos fines, conservar el poder por más tiempo y seguir robándonos.
Muestras de la descomposición es que el ejército y las policías levantan, matan y desaparecen a ciudadanos sospechosos; Tlatlaya, San Fernando, Tamps., Allende, Coah., Iguala/Ayotzinapa y los 43 que no aparecen, Apatzingán, Tierra Blanca, Etc.. Y lo de la Casa Blanca adquirida a cambio de contratos, y entre otros muchos, lo de Humberto Moreira que es perseguido por jueces de EEUU y de España por delitos perpetrados en México contra el erario y con ligas al crimen organizado, y que en México el gobierno lo defiende, y él mismo dice que se está atentando contra su honor. ¡Qué bruto!... ¿Cuál honor?... ¿El de haber endeudado al estado con más de 33 mil millones de pesos falsificando documentos y desviando de esa suma, 14 o 15 mil millones de pesos hacia el PRI para la campaña de Peña Nieto para comprar votos en colusión con LA SORIANA, y los otros cómplices, los que ahora ya se encuentran en cárceles de EEUU y de España? Este estado de cosas que suceden en México es la muestra que entramos a la etapa pre revolucionaria. Lo que seguirá –después de algún detonante- será sin lugar a dudas, un lapso candente social suficiente para reflexionar en la reconformación de México en una nación en donde la equidad y la justicia tengan cabida de nuevo. O, ¿usted qué opina, apreciable lector?
Atenta y respetuosamente
Augusto Hugo Peña D.
No hay comentarios:
Publicar un comentario