La crisis de México ha sido repetitiva y grave pero con la llegada de La Madrid y Salinas se multiplicó, y con Peña Nieto llegó al zenit
AUGUSTO HUGO PEÑA DELGADILLO Dossier ahpd 1390 Abril 26 del 2017
La crisis de México ha sido repetitiva y grave pero con la llegada de La Madrid y Salinas se multiplicó, y con Peña Nieto llegó al zenit. Esta crisis ahora se llama Peña Nieto y el régimen que gobierna. A nivel nacional es insoportable. La exoneración de Emilio Lozoya por el PRI y el PAN desde el Congreso, eso indica y, a nivel internacional, solo las voces de los notables –extranjeros por supuesto- han sido nuestra única defensa, ¿y los hombres notables de México, cuándo alzarán sus voces para defender a los de abajo, a los pobres, los que carecen de todo?
Pocas defensas nos ha dejado el sistema político presidido por Peña Nieto, la más valiosa es nuestro voto, pero a pesar de ello, el PRI se ha dedicado a comprar los sufragios de los pobres.
Nadie en México, entre los hombres notables, saca la cara a favor que los oprimidos, de los que son abusados por el régimen de Peña Nieto, el que un día sí y otro también se exhibe como un ente harto en trapacerías, en corrupción y desvergüenza. Solo unas pocas voces de los de las clases medias y los de abajo se resisten a aceptar este destino infausto en el que este y los cinco regímenes anteriores nos han llevado, acorralándonos en un estadio no de incertidumbres sino de certezas de que nos está llevando el carajo a las inmensas mayorías, mientras una casta de cínicos privilegiados, nadan en las aguas de la abundancia mal habida. ¿Merecerán la abundancia aunque esta sea a costa de los más pobres? Karime Macías de Duarte así lo dijo.
Sin embargo en el extranjero hay voces de gente prominente que aboga por la justicia en México para quienes son las víctimas, no del Estado mexicano propiamente dicho sino de un régimen de gobierno totalmente podrido, corrompido hasta la médula y amparado con el manto de la impunidad tejido –como si fueran una chambrita- en los últimos 34 años. Noam Chomsky un destacado lingüista norteamericano y uno de los más brillantes del mundo en el medio de la intelectualidad, se pronunció públicamente portando una pancarta que dice: “Mi solidaridad con los familiares de los normalistas de Ayotzinapa y de los sacerdotes asesinados y desaparecidos en Guerrero, México. ¡Nos faltan 43 y más!”. Esta pancarta la ha mostrado a todo lo ancho y largo de los Estados Unidos. Chomsky es un hombre de 87 años que señala al régimen de Peña Nieto como el responsable directo de estas tragedias.
Estela Carlotto la presidenta de la asociación argentina “Abuelas de Plaza de Mayo” también defiende a los familiares de los 43 normalistas de la escuela normal Raúl Isidro Burgos, asesinados y desaparecidos por este régimen, el de Peña Nieto. Ella sabe de qué habla, porque su hija fue asesinada y desaparecida en Argentina y buscó por más de 30 años a su nieto y lo encontró. ¿Por qué en México no hay voces notables que se alcen para señalar al régimen de Peña Nieto como opresor y asesino? El silencio indica, amén de cobardía extrema, una colusión perversa y cínica entre la casta privilegiada del régimen de Partidos y la presidencia de México.
Humberto Eco un semiólogo afamado internacionalmente, autor de El hombre de la rosa, convocó a una manifestación en Milán, Italia en La Piazza Cardusio, en medio de un frío espantoso, teniendo 82 años de edad, exigió la aparición de los 43 de Ayotzinapa, ¿y en México quién? Nadie.
Los mexicanos –así lo creo- no debemos esperar que sea la historia la que juzgue a Peña Nieto, tenemos que procesarlo ya y condenarlo ahora, para salvar a nuestro país de esta hecatombe humanitaria, económica, social y política. El régimen se ha armado con escudos de leyes tramposas y militarizando el país para evitar un alzamiento social, todo ello en complicidad con el PAN, el Verde, el PRD y Panal, partidos coludidos entre sí y con la oligarquía, para gozar de privilegios inmerecidos, y a costa de la gente más pobre. El problema es que este estado desastroso de cosas que suceden en México, también afectan a otros, independientemente de la gente pobre, y ha llegado al punto de causar daños y perjuicios a la casta de privilegiados del sistema político que yo denomino, “Peña Nieto”, de ahí la militarización que está llevando a cabo el presidente, de la mano de sus cómplices y lacayos.
La única defensa que tenemos y que nos han dejado es la de nuestro voto y, aprovechándose de los más pobres, les compran el sufragio. En el estado de México hasta 2 mil pesos dan a quien vote por el PRI, en Coahuila, entre 500 y mil quinientos pesos, y en Nayarit, de 300 a 500 pesos, el caso de Coahuila que es el que me ocupa ahora, es más complicado, porque el PRI cuenta con siete partiditos cómplices que conseguirán votos para Riquelme; Javier Guerrero que se pinta de independiente pero es más priista que los Moreira y Peña Nieto. Está dividiendo el voto para favorecer al PRI; el PT con José Ángel Pérez de candidato se ha dedicado a atacar al candidato del PAN, mostrándonos con ello, que entre el PRI y el PT hay un arreglo perverso, el que seguro es a cambio de algo, como una diputación o una curul en el senado para José Ángel Pérez. Luego de este panorama, ¿qué nos queda por hacer a los que deseamos deshacernos del PRI y de los Moreira? Es votar por el PAN o por MORENA, de otra forma tendremos que seguir tragando sapos otros seis años con Riquelme de gobernador. O, ¿usted qué opina, apreciable lector?
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Atenta y respetuosamente
Augusto Hugo Peña D.
Ah.pd@hotmail.com
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