Pasta de Conchos, ocho años de impunidad vergonzante

México y el mundo se estremecieron con el crimen de Pasta de Conchos

Abril 18 del 2014

Pasta de Conchos es una vergüenza para Fox, Calderón, Peña Nieto y los Moreira. ¡Qué pena! *Han pasado 8 años de impunidad en este caso de 65 mineros de Coahuila muertos; fue un crimen industrial.

“El País y el mundo entero se estremecieron hace ocho años, cuando el 19 de febrero del 2006 ocurrió el siniestro en la mina 8 de Pasta de Conchos, de la zona carbonífera de Coahuila, donde perdieron la vida 65 mineros, en lo que se ha calificado justa y objetivamente como un “homicidio industrial” ejecutado por la empresa Grupo México y su principal accionista, Germán Feliciano Larrea Mota-Velazco, sus socios y directores, así como diversos funcionarios públicos que solaparon esa criminal tragedia inducida.

Desde ese entonces ha sido un clamor nacional e internacional que se proceda al rescate de los 63 cuerpos de mineros que aún siguen abandonados en la mina Pasta de Conchos para darles digna sepultura. Otro elemento de ese reclamo ha sido otorgar a las viudas y familiares de los fallecidos la justa indemnización y no las migajas que les han querido dar. Y, en tercer lugar, castigar penalmente a quienes con su negligencia y arrogancia indujeron ese homicidio industrial.”

Estas y otras palabras las ha pronunciado Napoleón Gómez Urrutia desde su exilio en Canadá, a donde tuvo que huir debido a que Germán Larrea Mota-Velazco con su dinero e influencias, compró a los gobiernos panistas de Fox y Calderón. Gómez Urrutia es el líder legal del sindicato minero mexicano pero los gobiernos panistas tergiversaron una realidad para dejar oculta la venta sin tapujos de nuestros subsuelos a extranjeros y para culparlo de desvíos de los fondos del sindicato sin que hubiese pruebas, denuncias ni motivos para que el gobierno federal incida y se involucre en los asuntos internos de un sindicato independiente.

El quid de este escrito es lo relacionado con la necesidad de justicia, el rescate de los cuerpos inertes de los mineros y la justa indemnización a las viudas y familiares de los fallecidos. Al iniciar Peña Nieto este sexenio, prometió rescatar los cuerpos de los mineros para darles digna sepultura, sin embargo y al parecer, el poder económico y las influencias de Germán Larrea ya rebasaron también el poder y la buena voluntad de Peña Nieto porque el Secretario del Trabajo Alfonso Navarrete Prida le echó “la bolita” al procurador Murillo Karam para resolver este asunto. ¿Qué tiene que hacer el procurador de justicia del lado de la injusticia? Murillo Karam, es bien sabido, cuando gobernó el estado de Hidalgo, brilló por inepto e injusto con las clases más desprotegidas, ¿por qué ahora Peña Nieto le encomienda una tarea de lesa justicia y lesa humanidad? Lo ignoro pero esto huele a que alguien está coludido con el principal responsable y sus asociados a cambio, probablemente, de una carretada de dinero.

La responsabilidad del rescate extrañamente fue asignada al procurador Murillo Karam cuando es la Secretaría del Trabajo y Prevención Social la que debería trabajar en este caso para el rescate. Esto y que Germán Larrea se haya amparado para no llevar el rescate porque es “muy peligroso” para las gentes y la flora y la fauna, nos indica que el gobierno tiene muchas renqueras y fallas, dos de ellas, la poca solidaridad con la cosa justa y el amparo desmedido a un homicida industrial.

 Este criminal empresario es reconocido por su injusto, mezquino y voraz proceder  en este y otros casos, como el de Cananea por ejemplo, y es tan fuerte su poder pecuniario y su influencia política que hasta el presidente Peña Nieto se está doblando ante la voluntad de un empresario. ¿Por qué está sucediendo esto? Supongo, solo supongo, porque es el principal aportador de inversión, dentro del grupo de mexicanos asociados a las trasnacionales de EEUU en la perforación de pozos de gas Shale en Coahuila, y el presidente teme que retire su inversión si se insiste en el rescate de los cuerpos de los mineros y en la justa indemnización a sus viudas y familiares, y este proceder, nos guste o no, se prefigura como un crimen de lesa humanidad, perpetrado por Germán Larrea y socios, solapado por la propia presidencia de la república. O, ¿usted qué opina, apreciable lector?

Atenta y respetuosamente

Augusto Hugo Peña D.

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