jueves, 24 de abril de 2014

He aquí el porqué el limón vale sesenta pesos kilo.

 La PROFECO del calibre de la Carabina de Ambrosio


Marzo 27 del 2014
El precio del limón demostró que Lorena Martínez, titular de la PROFECO, es funcionaria inútil *Independientemente del alto precio del limón, México lo exporta. ¿Por qué la Secretaría de Comercio no lo previó?
¿Quién inventó la frase para decir que algo inútil “es del Calibre de la Carabina de Ambrosio”? Lo ignoro, pero es un dicho añejo que nos lleva a reflexionar sobre el funcionamiento de las personas o las instituciones. La titular de La PROFECO, la señora Lorena Martínez, resultó una soberana inútil a la que, por alguna razón extraña, Peña Nieto nombró como directora de La Procuraduría Federal del Consumidor, institución que al igual que su titular, es un ente inútil y perjudicial para los mexicanos porque su tarea primordial es la de la defensa del consumidor que, siempre, resulta víctima de industriales, productores, acaparadores y comerciantes de todos los niveles dentro de la voracidad y la sinvergüenzada.
Lorena Martínez –luego que el limón subió artificialmente su precio de 6 pesos el kilo a 60 pesos- ha dicho que “es conveniente” analizar el que se importe el limón para poder regular el precio. Lo que debería de hacer esta señora es largarse a su casa, ella y todos sus delegados inútiles, y Enrique Peña Nieto tiene que sentarse a reflexionar un poco sobre el triste papel que está desempeñando desde el primer día, en el que para desgracia de los mexicanos, llegó a la presidencia. ¿Por qué hasta ahora que el precio del limón está en las nubes para el consumidor se le ocurre a esta fulana reflexionar sobre la conveniencia de importar el cítrico para regular el precio? La cuestión es que el limón, a pesar de su escasez por la causa que fuere, no vale más allá de los 25 pesos, y si está en las tiendas de autoservicio a 60 y más pesos, lo es porque independiente de la voracidad de los dueños de las tiendas –SORIANA y Walmart- las autoridades competentes, PROFECO y La Secretaría de Comercio, no hacen su trabajo.
No hacen su trabajo ni con el limón, el pollo, el huevo, la leche, la carne y las tortillas, solo por mencionar algunos de los productos de mayor consumo. Esto nos indica que cada vez que los productores y comerciantes de cualquiera de estos productos tiene un problema de siembra, cosecha, distribución, fabricación, temporales, plagas o enfermedades, lo único que se les ocurre a estos voraces especuladores es, trasladarle el costo de sus problemas a la gente, sobre todo a la que menos poder adquisitivo tiene por sus salarios de hambre, ¿y qué hace PROFECO o sea el gobierno de México? Protege a los rapaces usureros y condena al pueblo a pagar un precio alto, inflado artificialmente, y no lo hace de gratis, porque hay pruebas que dichos productores y distribuidores voraces, compran a los inspectores de la PROFECO. Igualito hacen los dueños de las gasolineras: desajustan las bombas, le aceitan el bolsillo a los inspectores y campantemente nos roban  en la calidad como en la cantidad del producto.
El único remedio sería que quienes nos gobiernan fueran aptos y decentes, y desgraciadamente no lo son. De todo esto deriva la constante y creciente inconformidad del pueblo, y de ahí también el que el gobierno nos haya militarizado para controlar a la gente inconforme.
Controlar a la gente –militar y policiacamente- tiene dos fines: Uno.- Continuar expoliando a la nación y a sus habitantes para beneficiar a unos cuantos –oligarcas, políticos y funcionarios públicos sumados a esos cuantos- y haciendo de nuestro país un estadio de corrupción e impunidad, o para ser más certero, en una cueva de ladrones, un lupanar propiamente dicho, y dos.- Que los mismos malandrines que nos gobiernan vía el PAN, el PRI y el PRD, continúen enriqueciéndose con nuestros bienes y recursos. Unos, los del PRI y sus cómplices, de la oligarquía, llevándose la tajada del león y los del PAN y PRD recogiendo las migajas que el león va dejando al depredar nuestra nación y a nuestros conciudadanos. O, ¿usted qué opina, apreciable lector?
Atenta y respetuosamente
Augusto Hugo Peña D.

Zuloaga 22 c. p. 27140 Torreón, Coahuila. Tel. Cel. 871 211 95 91 – E-mailah.pd@hotmail.com

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