EE UU fracasa en el intento de engullirse a Ucrania

Cómo interpretar el problema de Ucrania

Abril 22 del 2014

Un punto de vista de lo que acontece en Ucrania y Crimea, que no coincide ni con el 2% de la opinión general de la prensa mundial. La Razón y la justicia no son de porcentajes ni encuestas

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Para los analistas políticos internacionales el caso es claro: se trata de un freno de parte de Rusia a la injerencia norteamericana al Norte del Mar Negro. EEUU, lo sabemos, es el imperio por excelencia, es como el imperio romano pero a lo bestia; se ha tragado a más de medio mundo y todavía quiere más. De eso se trata el problema recién suscitado en Ucrania, en donde hubo un golpe de estado promovido por EEUU para sacar de la presidencia ucraniana a un personaje pro ruso y poner en su lugar a un títere como el que actualmente dice que gobierna Ucrania. Rusia reaccionó y rescató al presidente legal de Ucrania al que querían linchar por órdenes de EEUU para aparentar que era un dictador contrario a los intereses de su pueblo.

Posteriormente, a base de política y no de intrigas, Vladimir Putin logra que una mayoría rusa y pro rusa de Crimea se pronuncie a favor de anexarse a Rusia por así convenir a sus intereses. La OTAN, que no es más que la servidumbre de lujo de EEUU en Europa, acusa a Putin de anexionista y, sin venir al caso, impulsa entre los países ricos, el G 7 o G 8 con Rusia, la expulsión de Rusia. La cuestión es que el G 7 también es parte de la servidumbre que no de la corte imperial de Estados Unidos, y Rusia vuelve a reaccionar en el sentido opuesto al que se esperaba: Putin se mostró satisfecho con el hecho de que fuese expulsada Rusia del G 8, porque de hecho sólo era un invitado de piedra de EEUU para que Putin y las autoridades rusas se codearan con la crema y nata de los ricos sirvientes de Washington, siendo estos, Canadá, Japón, Italia, Francia, Holanda, Alemania y Bélgica (seuo).

En otro contexto, el caso de Ucrania visto por los medios de comunicación,La Mass Media, tiene dos lecturas: una.- La que dice la prensa de Occidente, la que está vendida totalmente a los intereses de EEUU y a la judería. Este sector, que es el 98% de los medios de comunicación e información masiva, reprueba la anexión de Crimea a Rusia y se pinta de partidario de Ucrania, cuando todo mundo sabe que el gobierno actual de Ucrania es igual de títere de los Estados Unidos como lo es el gobierno de Francia o de México, para no ir tan lejos a las comparaciones.

El otro punto de vista sobre Ucrania, que probablemente no llegue ni al 2%, está totalmente de acuerdo con que los habitantes de Crimea se hayan anexionado –por Motu  Proprio- a Rusia. Esto quiere decir que el 2% o menos, de la opinión pública internacional, está a favor de Rusia y Crimea, y el 98% o más, de la opinión pública, vendida y comprada como vil mercadería de harapos. ¿Quién en este caso tiene la razón?... ¿los opinadores del más del 98% o los que no suman ni el 2%? La razón y la justicia son de quienes la tienen y esto, justicia y razón, no son susceptibles de medir con encuestas ni con votaciones por mayoría o minoría, porque no se trata de un acto democrático sino de la razón y la justicia y lo único que justifica a la razón es la justicia y a la justicia se le ampara en la razón, y ambas, razón y justicia se amparan en la verdad.

Hay una corriente entre periodistas y analistas políticos internacionales que asegura que según lo que se diga de Ucrania en este caso, si es periodista o analista el que opina, se puede establecer su capacidad pensante. Como mi inteligencia no da para tanto, yo opino que no importa si es Rusia, China, Venezuela, Bolivia, Cuba, Siria, Irán o Nicaragua, la que le dé la contra a EEUU por la injerencia en Crimea, Ucrania o cualquier parte del mundo, lo verdaderamente importante es que mientras haya alguien que le dé la contra a Washington, no importa que sea un solo país y que este sea pequeño, eso servirá para mantener viva la llama de la esperanza, la libertad, la democracia, la razón y la justicia. O ¿usted qué opina, apreciable lector?

Atenta y respetuosamente

Augusto Hugo Peña D.

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