Manuel Bartlett, un animal político del sistema de gobierno mexicano
AUGUSTO HUGO PEÑA DELGDILLO Dossier 1323 Marzo 9 del 2017
Manuel Bartlett, un animal político del sistema de gobierno mexicano que se supo redimir a sí mismo de esa cosa que se llama El PRI y que no es otra más que una maraña de embustes y trampas que ha sabido sacarle jugo a la miseria nacional y que ha empantanado la viabilidad socioeconómica de los mexicanos, hoy se decanta como una voz digna que hay que escuchar por la simple razón de haber visto como se ha abusado de México y de los mexicanos.
Los que escribimos sobre política y la cosa pública, no podemos prescindir de voces calificadas, porque de ellas se vierten verdades que muchas veces ignoramos. Por lo mismo hagámosle caso y en este 2017, si ello nos convence, salgamos a votar, pero no por el PRI ni por sus cómplices.
Cualquier persona que posea aunque sea una brizna de educación, decencia y sentido común, debería hacer lo mismo que Bartlett, para sacudirse esa fuerza corruptiva que encadena a los débiles ante el vicio de hacerse de lo ajeno, pero que ansiosos de poder y de enriquecimiento ilegal e ilegítimo que del PRI emana como una sustancia venenosa y perversa. Nunca es tarde para rectificar el rumbo, cuando este apunta a que la única forma de supervivencia es el delito y la mal vivencia, porque hay que reconocer que no hay dentro del PRI alguien que no sea un malviviente ya que para mantenerse dentro de este partido, se tiene que ser partícipe –por obligación- de actos delictivos, sea esto por comisión y o, por omisión.
Para ser miembro del PRI se requiere participar en el embuste de los discursos, ser cómplice de los copartidarios, saber el intríngulis de la compra de votos, del saber obsequiar, repartir y convidar a otros, parte de lo que has robado del erario a esa gente, la que hambrienta, solo busca satisfacer sus necesidades diarias, obligada por las precarias condiciones a las que ha sido expuesta –a propósito- por el sistema político dominante. Reconociendo que estas prácticas dicotómicas no solo las practica el PRI sino también el PAN, el PRD y esos partidillos políticos que representan las rémoras del PRI que viven de los despojos que los priístas les dejan con tal de mantenerlos de aliados y cómplices, en el desmantelamiento de nuestras instituciones, la entrega compartida con la oligarquía de los recursos nacionales y la renuncia antipatriota a nuestra soberanía ante los poderes extranjeros. Todos los priístas son parte y cómplices de esa maraña de triquiñuelas.
Manuel Bartlett sabe a ciencia cierta como son, el PRI y los priístas, porque él fue parte medular del sistema político impuesto y sostenido por todo el lapso postrevolucionario, pero algo le picó y lo llevó a la rectificación de sus actos, él, con mayor claridad que la mayoría de los mexicanos, sabe leer entre líneas los discursos de Peña Nieto, de ahí que le refuta todas y cada una de sus aseveraciones, como esa en que dijo en el 88 aniversario del tricolor, que al PRI se le debe la construcción de nuestras instituciones, pero no dijo que, también se les debe el desmantelamiento de las mismas y la enorme corrupción que ha llevado a la nación y a los mexicanos, a estas condiciones sociopolíticas y económicas precarias en las que hoy nos encontramos, las que se cobijan con la impunidad que también el PRI ha construido.
Peña Nieto de la mano del PAN y el PRD lograron hacer el Pacto por México para instituir las reformas del Estado y entregar los recursos energéticos y la educación a oligarcas y extranjeros.
La reforma energética ya entregó nuestros bienes y recursos a la iniciativa privada y a las trasnacionales; la reforma a la educación aún está en ciernes y está a punto de ser desmantelada y entregada a las fuerzas oligárquicas. Aurelio Nuño, uno de los muchos cómplices de Peña Nieto, por su visible ineptitud y sus escasas cualidades, no ha logrado culminar la entrega y el desmantelamiento de nuestra educación, la que comenzó Emilio Chuayffet, otro malhadado cómplice del sistema PRI/PAN, un libanés/fenicio, presa del poder enfermizo que le confirió el PRI y sobre todo el Grupo Atlacomulco, al que Peña Nieto y él pertenecen.
Por todo esto y más de lo escrito en los renglones anteriores, Bartlett tiene razón, hay que sacar al PRI del gobierno ahora mismo que se encuentra en una fase terminal, tanto por la ineptitud de quienes nos gobiernan hoy, como por la enorme corrupción y la impunidad con las que se manejan y desenvuelven. Por lo pronto en este año 2017, hay que arrebatarles los gobiernos de Coahuila, el estado de México y Nayarit, lo mismo que las alcaldías del estado de Veracruz. Todo lo que está en juego en estas elecciones del próximo 4 de junio, hay que recuperarlo y rescatarlo. Para lograrlo solo tenemos que cumplir un requisito, no votar por el PRI ni por sus cómplices. ¡Solamente!... O, ¿usted qué opina, apreciable lector?
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Atenta y respetuosamente
Augusto Hugo Peña D.
Ah.pd@hotmail.com
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