La Reina del Pacífico y su visión sobre las drogas, el Chapo y el gobierno
AUGUSTO HUGO PEÑA DELGADILLO Dossier ahpd 994 mayo 17 de
La Reina del Pacífico, Sandra Ávila, en declaraciones a la prensa británica, encueró al gobierno de México. Le señaló de estar implicado en infinidad de muertes y otros delitos, incluso en las fugas del Chapo Guzmán. Ella Trata de recuperar lo que le confiscaron y que es posible tengan los políticos. Todo su dicho demuestra que México está en la etapa de una justicia menguante
Sandra Ávila, La Reina del Pacífico, ha hecho declaraciones esclarecedoras de las circunstancias que envuelven el narcotráfico, al Chapo Guzmán y sus fugas, a la problemática de la liberación de la mariguana, y la actitud del gobierno ante los traficantes. A quienes –dice La Reina del Pacífico- el gobierno de México los tiene que matar para que después, cuando estos estén en la cárcel, no puedan como testigos, declarar contra el gobierno ni contra infinidad de funcionarios públicos implicados en todo el proceso, empezando desde la siembra, la cosecha, distribución y exportación hacia EEUU en no pocos casos.
Esto y mucho más, declaró en una interesante entrevista que le dio al periódico británico The Guardian. En tres horas de charla despepitó todo lo que sabe sobre las fugas del Chapo, aseguró que las fugas del Chapo pudieron llevarse a cabo por arreglos con autoridades de MUY ARRIBA, a nivel gabinete y no con el alcaide de la prisión o con jefes arriba de ellos. Todo en México se compra con dinero y más si el vendedor es alguien relacionado con la política y la cosa pública. El Chapo les llegó al precio, los compró y se pudo fugar, y agregó: “A mí me dio mucho gusto”.
Sobre la legalización de la mariguana dijo: Es una tontería porque más tardan en legalizarla que en salir al mercado una o varias drogas a precio competitivo y más amables y fáciles de consumir. No me siento culpable de las más de 100 mil muertes porque el que los ejecutó –ya dije el por qué- fue el ejército, la policía federal y algunos grupos ligados a ellos, sicarios profesionales propiamente dicho. Sandra Ávila fue detenida en el 2007 y encarcelada, cumplió su sentencia y fue liberada en el 2015, ahora trata de recuperar casas, joyas, dinero, autos y otros muchos valores que el gobierno le confiscó y que “QUIEN SABE A DONDE” fueron a parar.
Repitió: “El gobierno tiene que matar gente porque no le conviene encarcelar testigos que podrían declarar contra ellos”. Hay gente muy rica con grandes cantidades de dinero y ni así quieren salirse del negocio de las drogas. No quieren salirse porque es lo que a ellos les gusta. Son como los pilotos de la Fórmula 1, que les gusta la velocidad, les gusta correr. Comentó que las muertes relacionadas con el narcotráfico son el resultado de la competencia y lo que llamó, tácticas brutales de asesinato del gobierno mexicano amachado en una justicia menguante.
Sandra Ávila desestima las series de TV y películas relacionadas con el tráfico de drogas. Todas las producciones son obras de aficionados que se imaginan hechos y cosas, pero la realidad es otra y las circunstancias en las que se desarrollan, nada tienen de espectaculares. De hecho son sórdidas y en 9 de 10 casos y más aún, en la siembra/cosecha, el empaque, el trasiego, la venta y el cobro, hay gente ligada al gobierno, en todos –policías, políticos, militares- los niveles.
Sandra Ávila, “La Reina del Pacífico” es la prueba viviente y fehaciente que la justicia en México está en una etapa menguante. Gente como ella, como el dueño de la constructora HIGA, compadre de Peña Nieto, el propio presidente y no pocos de los de sus secretarios y demás allegados, lo único que nos enseñan a los mexicanos de a pie, que el país está podrido porque ellos lo han y están pudriendo. Todo se vende en México, empezando por la justicia, la equidad, la seguridad y bienestar de la ciudadanía, la salud y educación y hasta la soberanía nacional. Se venden las candidaturas a narcos y a pandillas de traficantes de drogas e influencias. No solo las drogas y los asesinatos afectan el tejido social de México, el influyentismo galopante que ronda desde los pinos a todas las secretarías de Estado, a las gubernaturas y a las alcaldías, sin excluir a los legisladores, jueces y magistrados, se vende al mejor postor, y el mejor postor siempre será y ha sido el oligarca, sabedor que el vendedor –político o funcionario público- lo que vende no es de él precisamente y de ahí que eso se compre a precios de rajatabla, provocando lo que en México se padece, inequidad e injusticia. O, ¿usted qué opina, apreciable lector?
Atenta y respetuosamente
Augusto Hugo Peña D.
No hay comentarios:
Publicar un comentario