lunes, 23 de mayo de 2016

¿Cuál sería un salario mínimo digno, hablando constitucionalmente?

¿Cuál sería un salario mínimo digno, hablando constitucionalmente? 


AUGUSTO HUGO PEÑA DELGADILLO      Dossier ahpd 992    mayo 16 de 2016

Un salario mínimo digno es aquel que le permite al trabajador vivir modesta pero dignamente. Lo propuesto por Miguel Ángel Mancera, es una mentada de madre a la pobreza. ¿Cuál fue la intención de pauperizar a la mayoría de los mexicanos? Mantenerlos ocupados tratando de sobrevivir, mientras los sucesivos gobiernos desmantelan el país y sus instituciones. 
Hasta la llegada de dos malditos seudo políticos al gobierno de México –Diciembre 1º de 1982- en que el salario mínimo era bajo –poco menos de 7 pesos diarios- pero alcanzaba para adquirir la canasta básica alimenticia recomendada y todavía sobraba un 40% para otros gastos. Ciertamente hace 33 años el salario no era constitucionalmente justo, pero de esa fecha a hoy, 33 años y 5 meses después, el salario mínimo -$73.04- es una mentada de madre a la pobreza. No alcanza más que para adquirir el 34% de la canasta básica, considerando que la canasta básica tiene un valor promedio de $ 214.83, sin embargo hay otra camada de nuevos malditos que dicen que el salario mínimo para ser digno, debería de ser de $ 175 pesos diarios, aunque por el momento, podría quedar solo en $ 83.84. 
¿De dónde sacó la cifra de $ 83.84 este nuevo miembro de la camada actual de seudo políticos mexicanos para decir que “provisionalmente” $ 83.84 pesos podrían ser un salario mínimo digno, mientras las condiciones permitan a la oligarquía aceptar que el salario mínimo digno, debería ser de: $175.00 pesos? Los dos malditos seudo políticos a los que me refiero son Miguel de la Madrid y Carlos Salinas, y este nuevo miembro de la camada actual de seudo políticos es Miguel Ángel Mancera, quien ya se sueña presidente de México. Esta declaración de que por mientras el salario debe de ser de $ 83.84 para que posteriormente sea digno y llegue a $ 175 pesos, nos pinta a Mancera, más que regente de la Ciudad de México, en un imbécil que se ha prestado a que el país siga hundiéndose en la miseria e ignominia. 
Miguel Ángel Mancera, Miguel de la Madrid, Carlos Salinas y muchos otros advenedizos de la política y de la cosa pública, surgieron de la nada, aleccionados en la ciencia de la alquimia para convertir un país rico y con grandes esperanzas en desarrollarse y progresar con el fin de mejorar el nivel de vida de sus habitantes, en un remedo de nación en donde unos pocos son los beneficiarios de las riquezas nacionales incluyendo la mano de obra de los trabajadores. ¿Qué caso tuvo empeorar las condiciones de vida de la gente y cómo fue que se logró? Me explico: 
En Washington se percataron que México estaba progresando a grandes pasos –cerca del 7% de 1938 y hasta 1982- y lo que EEUU requería era tener un vecino dependiente, dejándolo encadenado a una pobreza sin fin para que le sirviera –valga la redundancia- de sirviente. Para lograr revertir el progreso y desarrollo de México, había que poner al frente a dos apátridas sedientos de riqueza y de poder. El Fondo Monetario Internacional, para ello, instruyó a Miguel de la Madrid y a Carlos Salinas para imponernos un sistema económico que paulatinamente nos fuese empobreciendo, pero a la vez que reformara las leyes necesarias para garantizar los intereses de EEUU en México y los de sus cómplices, los oligarcas mexicanos. 
Los poderes fácticos del país –trasnacionales y oligarquía- de la mano de Washington, fueron imponiendo al gobierno en turno, modificar lo que haya que modificar, reformar lo que haya que reformar, para que las condiciones planeadas fueran dándose. Miguel de la Madrid y Carlos Salinas fueron quienes implantaron el sistema de desmantelamiento de las instituciones y la venta de los bienes nacionales, le siguieron Ernesto Zedillo, Vicente Fox, Felipe Calderón y Peña Nieto. En 33 años y 5 meses estos cambios fueron degenerándose paulatinamente llegando al punto en que este sistema político se ha vuelto insostenible.  
Ya nadie cree en el gobierno, los gobernantes tampoco creen en los programas de gobierno pero nada dicen ni nada hacen porque están hinchándose de ganar dinero y porque el poder que ostentan les ofrece una serie de satisfactores que la inmensa mayoría no puede adquirir. Los rico se han enriquecido a lo bestia, los pobres se tornaron miserables y han crecido en número de una forma tan exponencial, que la única salida que le dejan a las masas humanas pauperizadas es disentir violentamente ante un poder establecido de la peor manera y con las peores intenciones. Entonces… ¿Tiene caso hablar de un salario mínimo digno cuando la dignidad de más de 65 millones de mexicanos está siendo pisoteada, vilipendiada y vejada por una casta gubernamental inepta y corrupta? O, ¿usted qué opina, apreciable lector?   
 Atenta y respetuosamente 
Augusto Hugo Peña D. 

Zuloaga 22 c. p. 27140 Torreón, Coahuila. Tel. Cel. 871 211 95 91 – E-mail ah.pd@hotmail.com 

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