Lo que aconteció en Coahuila y en el estado de México en la cosa electoral el 4 de junio, conspira contra cualquier propósito de desarrollo político nacional
AUGUSTO HUGO PEÑA DELGADILLO Dossier ahpd 1446 Junio 12 del 2017
Lo que aconteció en Coahuila y en el estado de México en la cosa electoral el 4 de junio, conspira contra cualquier propósito de desarrollo político nacional, contra nuestra economía y, contra cualquier intento de sacar adelante a nuestra sociedad de este subdesarrollo nacional en el que el PRI y el gobierno de Peña Nieto se han empecinado en hacerlo eterno.
El pueblo de México ya está más que enterado que el PRI es una bazofia y un cadáver que ya apesta, y al que Peña Nieto debido a sus enormes fallas y trapacerías, le ha tocado que la historia lo convierta en el enterrador de ese partido que tuvo su última oportunidad de salir de su propio pantano de mugre. Si logra perpetrar estos fraudes electorales, peor para ellos.
Es sin duda una conspiración armada meses antes de las elecciones porque Peña Nieto y el PRI sabían que podían perder en las cuatro entidades en donde habría comicios; de hecho perdieron la elección en Coahuila, en el estado de México, en Nayarit y en Veracruz. La gente les dio la espalda como muestra de su hartazgo y del enorme deseo de los mexicanos de deshacerse de esta cofradía de maleantes de toda laya en lo que el PRI se ha convertido. El efecto Javier Duarte les prometía una pérdida enorme en Veracruz en donde fueron apaleados por el PAN que se llevó a sus haberes más de la mitad de las alcaldías; Nayarit lo daban por perdido como así fue y en Coahuila tenían la pobre posibilidad de ganar, cosa que no sucedió y por ello se conspiró con antelación instruyendo con muy malas artes del Instituto Electoral Estatal para sacar un triunfo en base a las marrullerías que saben hacer, para robarse esta elección a cualquier precio y costo.
El fraude electoral en Coahuila lo dan por consumado pero se equivocan porque la voluntad de los coahuilenses no se los permitirán y la elección deberá anularse debido al inmenso número de anomalías en las que incurrió el PRI de la mano del INE. Es notable el repudio de la gente a los Moreira y a su empleado Riquelme, pues no era para menos, son demasiados los fraudes al erario de esta banda de pillos, y los ciudadanos no permitirán por ningún motivo que los Moreira sigan gobernando e incluso se hará todo lo posible para encarcelar a Humberto y Rubén no sin antes hacerlos que regresen el dinero que se robaron.
En el estado de México las cosas están peor; la familia de Peña Nieto fue apaleada incluso en Atlacomulco que es en donde estos bandidos tienen su cueva. Allá las trapacerías fueron igual de burdas que en Coahuila pero en número fueron más, ya que ese estado tiene muchos más municipios y cinco veces más habitantes que Coahuila. La maestra Delfina Gómez prácticamente una desconocida en el ámbito nacional, les metió una tunda electoral, logrando sacar a su favor más de dos millones de votos más que el PRI, por lo que los votos de los partidos que son sus cómplices se sumaron a favor de Del Mazo y ni así completaron, por lo que recurrieron –como siempre lo han hecho- a las mapacherías, con las que intentan robarse esa elección.
Este panorama desolador para el PRI, los puso a trabajar desde un año antes en una conspiración con los medios y las autoridades electorales para no perder la elección en ese estado que es clave con miras a las elecciones del 2018 en las que están en juego la presidencia de la república. Como el año pasado perdieron siete gobiernos estatales contra PAN/PRD, armaron esta conspiración.
La cuestión es simple y sencilla, el PRI es odiado y repudiado por la mayoría de los mexicanos; ellos lo saben y todos lo sabemos, por ello se aplicaron en recurrir a todo tipo de trapacerías o mapacherías y ni así les alcanzó para hacer creíble el fraude electoral que están intentando en el estado de México y en Coahuila. La última palabra no la tienen ellos ni sus cómplices sino los ciudadanos, los que tenemos que hacer un trabajo fino, consiente y permanente para obligarlos a que reconozcan sus pérdidas, de no hacerlo, peor para el PRI y para Peña Nieto, quien por cierto llegó a Los Pinos por medio de otro fraude electoral, el tercer fraude electoral en menos de 25 años, mostrándonos que solo con trampas y chanchullos el PRI es competitivo.
Peña Nieto y el PRI ya no tienen de donde asirse para lograr un triunfo de manera honesta, solo cuenta a su favor la inmensa cantidad de dinero robado para la compra de votos y voluntades. El horizonte al PRI y a Peña Nieto se les muestra harto en negrura mientras a los ciudadanos les es promisorio, porque este partido revolucionario y que se autonombra institucional, es hoy en día un cadáver pestilente sin ningún futuro halagador, es un cadáver al que hay que sepultar y a Peña Nieto le toca ser el enterrador revolucionario institucional. No solo ser el enterrador sino que él mismo por la cantidad de pendejadas que ha hecho y miles de fraudes y liviandades, es quien le dio la puntilla, cosa muy de tomarse en cuenta, porque nos guste o no tenemos que agradecerle a Peña Nieto que sea él el que nos haya hecho este regalo maravilloso, el ver al PRI prácticamente desaparecer. O, ¿usted qué opina, apreciable lector?
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Atenta y respetuosamente
Augusto Hugo Peña D.
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