miércoles, 7 de junio de 2017

El 10 de agosto de 1962 es la fecha en que arribé a La Laguna

El 10 de agosto de 1962 es la fecha en que arribé a La Laguna

AUGUSTO HUGO PEÑA DELGADILLO     Dossier ahpd 1435   Junio 2 del 2017
El 10 de agosto de 1962 es la fecha en que arribé a La Laguna a desempeñar un trabajo relacionado con el orden administrativo de los comercios y con la aplicación de una nueva mercadotecnia para desarrollar las ventas y una mejor administración del comercio, sea este una tienda de abarrotes, de ropa, ferretería, restaurante, panadería u hotel. Era la forma de simplificar el control del dinero de las ventas y el flujo de las mercancías e inventarios.
El comercio y la industria se han desarrollado vertiginosamente a partir de 1962 con la llegada de nuevos Métodos Mercantiles (MMM) y avances en la ciencia, la tecnología y la forma de comunicarnos; el buen prestigio ganado con la ética y la honradez se han conformado en el eje que marca el éxito o el fracaso de los negocios, sin olvidar que el buen servicio es la clave.
Llegué a Torreón como gerente de una empresa norteamericana con matriz en Dayton, Ohio, en fechas posteriores fui nombrado director de distrito para Coahuila, Durango y Zacatecas. En la apariencia mi trabajo, era vender máquinas registradoras de la marca National, para el control del flujo de las ventas, de los pagos, salidas de dinero e ingresos por otros conceptos, pero en realidad lo que vendía eran sistemas operativos para cambiar el paradigma de la costumbre establecida durante muchos años, como lo era la de un mostrador entre el vendedor y el comprador. Solo había unos supermercados de abarrotes y tiendas departamentales en los que el cliente tomaba la mercancía y la llevaba a la caja para que se le cobrara. En los supermercados las máquinas registradores tenían varios departamentos que sumaban por separado la venta de verduras, carnes frías, abarrote en general y otros artículos afines como de limpieza, cristalería etc. etc.
Las tiendas departamentales también tenían cajas registradores y en ellas controlaban las ventas de contado, de crédito, los pagos recibidos y las salidas de dinero, de tal suerte que al final del día era muy fácil saber cuánto se vendió de contado, cuanto de crédito, cuanto dinero entró por abonos del cliente y el dinero que salió para hacer pagos, pagar mercancías u otros gastos. Los supermercados eran 6 o siete de nombre Roizer propiedad de José Roiz Garza; a la postres fueron Mercados Populares de Ricardo y Enrique López Fuentes. Otro super en Colón y Escobedo de otro propietario y uno más en la calle Degollado de un cuñado de José Roiz. Tres eran las tiendas departamentales;  Fabricas Unidas en Zaragoza e Hidalgo, la Ciudad de Paris por Hidalgo entre Valdez Carrillo y Zaragoza, y el Puerto de Liverpool por Hidalgo, entre Valdés Carrillo y Cepeda.
Mi trabajo consistía no solo en vender la caja registradora sino inducir al cliente a que adoptara la mercadotecnia consistente en hacer uso del acomodo de las mercancías de tal manera que el cliente tuviese que caminar más para buscar los productos de primera necesidad y las ofertas, inteligentemente distribuidas en los anaqueles de la tienda. Era una tarea ciertamente fácil porque mostrábamos al cliente las ventajas que obtendría aplicando en su negocio esta estrategia ya muy avanzada en EEUU. Para animar a los clientes que se rehusaban a adoptar ese sistema, los invitamos a Mc Allen, Texas en donde unos expertos lo explicaban de mejor manera y físicamente, llevándolos a ver tiendas y supermercados en esa ciudad tejana muy avanzada en ese tipo de mercadeo, como lo eran las HEB y otras tiendas de conveniencia del tipo OXXO.
El primer cliente que se convenció y adopto el sistema, fue Polo Mares de Chihuahua, quien puso de nombre a sus tiendas Futurama y del Real; el nombre actual de sus tiendas es “AL SUPER”. El segundo fue Don Alfredo Arteaga Lira de Nueva Rosita y Monclova, Coahuila, y sus tiendas se denominan MERCO; y años después se animaron los señores Don Francisco y Don Armando Martín Borque, quienes fundaron LA SORIANA. Antes que estos tres, en la ciudad de México, otros dueños de supermercados tradicionales de Cuernavaca y la Ciudad de México, uno de ellos, el principal accionistas fue Don Ángel Lozada con dos socios minoritarios, uno de apellido Del Cerro y otro, Pepe González Nova; la primer tienda fue GIGANTE en la colonia Mixcoac, cerca de Revolución y Tacubaya. Luego el señor Gerónimo Arango y sus hermanos abrieron las tiendas AURRERÁ; después de él, Carlos González Nova y su hermano Pepe, abrieron LA COMERCIAL MEXICANA.
En fechas posteriores en Mazatlán el señor Ley, abrió las tiendas LEY, y Antonio Chedraui en Veracruz, fundo las tiendas CHEDRAUI, Las tiendas departamentales tomaron otro derrotero y son tres las que sobreviven con ese estilo; me refiero a LIVERPOOL, EL PALACIO DE HIERRO y SEARS. Otros más se sumaron a estos como COPPEL en ropa y calzado y ELECTRA que antes era SALINAS Y ROCHA. En tiendas de conveniencia, dos grandes empresarios de Monterrey, los Garza Sada y el señor Chapa de CASA CHAPA, abrieron las tiendas OXXO y SEVEN&LEVEN respectivamente. Todos ellos adoptaron los Métodos Mercantiles Modernos promovidos por la empresa, The National Cash Register Co., en donde trabajé y por la que vine a Torreón –para quedarme toda la vida-. Así a grandes rasgos, SEUO, el desarrollo del comercio moderno del México en el que ahora habitamos. O, ¿usted qué opina al respecto, estimado lector?   
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Atenta y respetuosamente
Augusto Hugo Peña D.

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