La voluntad ciudadana en Coahuila votó por otro que no es Riquelme
AUGUSTO HUGO PEÑA DELGADILLO Dossier ahpd 1451 junio 16 del 2017
Como fue posible que dos advenedizos como el maestro de primaria y el que se dice licenciado sin serlo –Humberto y Rubén Moreira- lograron arrebatarles el PRI a los priistas en Coahuila. De la mano de Rogelio Montemayor y por ende de Carlos Salinas, lograron desplazar a los priistas tradicionales coahuilenses. ¿Qué factores fueron los que más incidieron?
La voluntad ciudadana en Coahuila votó por otro que no es Riquelme y lo que queremos es que la elección se anule, pero también que los Moreira regresen el dinero que robaron y que la ley se les aplique y sean internados a donde pertenecen, a la cárcel. No aceptaremos otro veredicto del INE que no sea ese, porque de no suceder así, el INE tendrá que desaparecer. ¡No más!
Llamó poderosamente la atención que los grupos priistas de La Laguna se encargaran de la campaña de Javier Guerrero, y que otros grupos de connotados priistas, como Carlos Rojas, vinieran a reforzar su campaña. Este fenómeno despertó suspicacias, porque Guerrero se abocó a cooptar el voto de las clases medias, sector tradicional panista, por ello se pensó y con cierta razón que la actuación de Guerrero favorecería al PRI, como así fue. Solo los ilusos pensaron que él podría ganar la elección; acumuló 60 mil sufragios a su candidatura, suficientes para quedar en cuarto lugar, pero de hecho favoreció al PRI porque votaron por él los ilusos mencionados que ven con desagrado a Guillermo Anaya y a los renegados del PRI por sentirse desplazados del partido por los Moreira, quienes colocaron en puestos clave y candidaturas solo a sus cómplices.
La realidad es que con Guerrero y con la compra de cientos de miles de votos y voluntades con dinero robado del erario, no les alcanzó para vencer no a Guillermo Anaya y al PAN sino al repulso ciudadano al PRI y sobre todo a los Moreira y a su sirviente Miguel Riquelme. La voluntad de la ciudadanía determinó los resultados reales, sin embardo la estulticia y el afán de ganar a cualquier precio por no verse en la cárcel, Rubén Moreira hizo uso de todo tipo de fraudes y rapacerías para lograr que el Instituto Electoral del Estado bajo sus órdenes, rasurara burdamente los votos a favor de Anaya e inflaron, también de forma insultante como descarada, los votos a favor de Riquelme.
Peña Nieto ya le hubo sentenciado a Rubén que si no ganaba esta elección, era probable que fueran él y su hermano Humberto a parar a la cárcel. Este recado enviado por medio de un propio a Rubén Moreira implica ostensiblemente a Peña Nieto y al INE en el burdo fraude electoral, razón por lo que no solo es factible sino necesario que la elección se anule y con ello el PRI tendrá que poner de candidato en la nueva elección a otro que no sea Riquelme, quien por ley es impedido a participar de nuevo. No hay forma alguna que el PRI, Peña Nieto y el INE evadan la responsabilidad en esta sucia jugarreta, la que atrajo los males que creíamos ya habían sido superados.
El nuevo PRI, Peña Nieto y los Moreira están tan desprestigiados que no dejan duda de que ya no pueden contender limpiamente. De hecho nunca han jugado limpio, pero en esta elección no hay duda que se excedieron pasándose de la raya, dejando al descubierto –por lo burdas de todo sus acciones durante el proceso electoral- la credibilidad en el INE, en el PRI y en el gobierno de Peña Nieto, causándole un daño enorme a esa institución que sustituyó al IFE. El PRI, lo he dicho de manera reiterada, ya es un cadáver pestilente y un partido que dejó de ser político.
En junio del año pasado el PRI dirigido por Manlio Fabio Beltrones ya mostró un franco deterioro, el que se ahondó con la llegada a la presidencia del partido de Enrique Ochoa Reza, un pobre diablo que solo sirvió para robar en la Comisión Federal de Electricidad y, para entregarle ese sector energético a la oligarquía nacional y a las empresas trasnacionales. ¿Quién fue el que llevó a Ochoa Reza a la presidencia del PRI? Se dice que fue Peña Nieto y otros opinan que fue Videgaray. El que haya sido se equivocó rotundamente, lo que el PRI requería para salir adelante de la debacle del año pasado, era un ideólogo que sustituyera al farsante de Beltrones. No lo hicieron porque no cuentan en sus filas con ningún ideólogo, solo tienen en los altos mandos del PRI a roedores del erario y a nefandos sujetos que no saben gobernar pero si robar.
Olvidándonos del PRI que es una bazofia de la política nacional, centrémonos en lo que acontecerá en Coahuila en donde nuestra voluntad en mayoría eligió a otro que no es Riquelme, por lo mismo solo esperamos que la elección se anule porque de no hacerlo el INE, el destino del Instituto Nacional Electoral, por fuerza y necesidad, debe desaparecer. Los coahuilenses ya sentenciamos, que no queremos otro Moreira, pero también queremos que devuelvan los miles de millones de pesos que se robaron y que la ley los alcance y sean llevados a donde merecen estar, a una ergástula, ya que se convirtieron en esclavos de su propia vesania, de sus codicias y malhadadas acciones. Eso queremos. ¡Nada más! O, ¿usted qué opina, apreciable lector?
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Atenta y respetuosamente
Augusto Hugo Peña D.
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