¿Quién teme a Donald Trump? Hay que temerle a los gobernantes de México
AAUGUSTO HUGO PEÑA DELGADILLO Dossier ahpd 955 abril 11 de 2016
Temo al ejército y a la marina y más aún a la policía “especial” en manos de Rubén Moreira, ¿por qué habría de tener temor de Donald Trump? Acaso algo de repudio porque es un truhan, pero a lo que hay que temer es a lo que nos hace daño, y nuestro gobierno –federal, municipal y estatal- en todas esas instancias, es quien nos atosiga con el fin de controlarnos a su gusto
La campaña política de Donald Trump ha despertado ese encono que ya sabíamos que existía en algún lugar de una buena porción de estadounidenses. Trump ha sabido explotar muy bien ese temor, odio o rechazo que siente un enorme sector de norteamericanos por todo aquello que huela, que sepa y que se perciba como México o mexicano. Ese sector, hay que aclararlo, es de gente blanca anglosajona protestante (WASP) y muy especialmente de la mayoría entre ellos que es el sector de la gente jodida, frustrada y con un encono incontrolable contra todo aquello que cree o percibe que le hace daño. Son gente torpe e ignorante que no sabe que la grandeza de EEUU se la debe en buena parte a México, tanto por la suma de lo que nos han robado como del expolio que durante 200 años han hecho de México.
Sin embargo y a pesar de lo anterior, no hay que temerle a Trump ni al odio o encono que ese sector de gringos sienta por México y por los mexicanos; ellos nos pueden dañar. Sí, en efecto, nos pueden causar un daño, ¿pero qué tan grande es ese daño si lo comparásemos con el daño que nuestro propio gobierno perpetra contra nuestras personas, contra nuestro país y contra nuestras instituciones? Si hablamos de porcentajes, el daño que nos hace nuestro gobierno sería mínimo del 99% y menos del 1% es el daño que los gringos nos hacer o pueden hacernos.
Si analizamos bien y ponderamos uno a uno de nuestros problemas, sabríamos con exactitud que los gringos no nos dañan y que los males que padecemos, la mayoría de ellos, derivan de nuestros malos gobiernos que ya, durante 33 años, nos han quebrantado social, política y económicamente, y han deteriorado a nuestras instituciones. Pondré solo un ejemplo: Nuestra institución castrense, nuestro ejército y nuestra marina. ¿A quién sirven, al presidente que es el mandatario o a la población que es su mandante? Sirven al presidente que es su comandante supremo y… como este supremo comandante no tiene idea de lo que es gobernar y sí lo que es abusar de la gente, de ahí se derivan casos como el de los 43 de Ayotzinapa, el de Tlatlaya, el de Apatzingán, el de Allende, Coahuila, el de San Fernando, Tamaulipas y el de Papantla y Tierra Blanca, Veracruz, en los que el ejército y la marina están en guerra no contra enemigos e invasores extranjeros sino contra ciudadanos mexicanos y gente humilde que transita por nuestro país para ir en pos del sueño americano. ¿Son nuestro ejército y nuestra marina, instituciones al servicio del pueblo de México o de un individuo y su camarilla de cómplices con nombramiento de secretarios?
No le temamos a Trump ni a los gringos víctimas de sus enconos y frustraciones, los enemigos los tenemos en casa, en cada estado, en cada municipio, en cada institución secuestrada. Más daño, infinitamente más daño nos hace nuestro gobierno que Trump y más de 100 millones de gringos frustrados. ¡Nuestro país está secuestrado por mexicanos! Trabajemos para rescatarlo.
Cuando un gobernante y su pandilla no saben gobernar porque no entienden que es un gobierno, se frustran y la única salida que le encuentran al problema es la represión, el maltrato a la gente a la que hay que infligir temor, miedo y hasta pánico con el fin de que por su vulnerabilidad se torne más manejable y controlable. Peña Nieto y algunos gobernantes estatales son de esos, lo hemos visto en Atenco, en Veracruz, en Coahuila y Guerrero, etc., y además no son gobernantes que se queden en el solo causar temor o miedo, se van a las manos y golpean y asesinan. A ellos son los que hay que temerles y no a Trump ni a los gringos de pocas luces, de ellos es de quienes debemos defendernos, y a ellos tenemos que ir para exigirles que ya dejen en paz a México y a los mexicanos. Debemos ir contra ellos con nuestras armas legales y constitucionales para rescatar al México que tienen secuestrado, estamos obligados, por patriotismo, a romper el sistema político procaz que han tejido como una telaraña para hacernos presa de sus bajos instintos y corruptelas, para zaherir nuestros más caros sentimientos. O, ¿usted qué opina, apreciable lector?
Atenta y respetuosamente
Augusto Hugo Peña D.
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