El cómo, el cuándo y el donde se acordó llegar a “La Verdad Histórica”
AUGUSTO HUGO PEÑA DELGADILLO Dossier ahpd 963 abril 18 de 2016
Peña Nieto –cuando comenzó a hacerse mayúsculo el problema de los 43 de Ayotzinapa- se reunió con Murillo Karam, el general Cienfuegos, Luis Videgaray, Rosario Robles y el ahora secretario de educación, entre otros y escribieron un libreto sobre “La Noche de Iguala” para darle atole con el dedo a los mexicanos. Todo salió mal, y Peña Nieto ha entrado en pánico.
No es difícil imaginar el escenario en el que se reunieron las autoridades “competentes” con Peña Nieto para acallar el escándalo que ya se tornaba internacional, relacionado con la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa. Fue en Los Pinos. La voz cantante fue la de Jesús Murillo Karam quien presentó un plan en el que no se llegase a ningún punto en que pudiese responsabilizarse al gobierno federal ni al ejército. Se hicieron varios ajustes y se armó el libreto que nos recetó el propio procurador Murillo Karam, denominándolo “La Verdad Histórica”. La avalaron Peña Nieto, Rosario Robles, el secretario de Hacienda y el secretario de la defensa, Salvador Cienfuegos, incluso se habló de llevar a la pantalla una película acorde a “La Verdad Histórica” llamada (LA NOCHE DE IGUALA) Se le encomendó a Aurelio Nuño que se contactara con la prensa –Televisa, TV Azteca, Milenio, a la radio y a los más importantes periódicos impresos- para que asistiesen a la presentación como estreno de “La Verdad Histórica”, y así se hizo.
“La Verdad Histórica” fue la siguiente: “Los policías municipales de Iguala golpearon, maltrataron, retuvieron y asesinaron en algunos casos a algunos estudiantes. Posteriormente, entregaron los vivos a unos malosos, y estos los asesinaron los incineraron, los molieron y sus restos fueron esparcidos en un río hasta la desaparición de cualquier prueba incriminatoria.” El gobierno federal y sobre todo Peña Nieto, siempre han considerado que el pueblo es una recua de borricos olvidadizos y una manada de pendejos –la hija de Peña Nieto lo dijo y de ahí hay que suponer que se lo ha oído a su padre-, sin embargo los borricos y pendejos resultaron ellos porque no consideraron muchos puntos ciegos en los que los testigos y la recia voluntad de los padres de los 43 normalistas asesinados y desaparecidos se asieron para echar al suelo ese estúpido invento de “La Verdad Histórica”. Vinieron expertos de todos lados y se le encomendaron por medio de las autoridades a grupos especializados en ADN de Innsbruck, Austria y Buenos Aires, Argentina para llevar la investigación, tampoco estos coinciden con “La Verdad Histórica”, ¿y luego que sucede?
Que Peña Nieto y cómplices en armar el libreto de “La Verdad Histórica” entran en pánico y empiezan a regar –como se dice vulgarmente- la sopa. Llegan al punto que poco a poco aceptan ciertas responsabilidades en ese horrendo crimen de Estado. La cuestión es que a pesar de que denostaron al Grupo Interdisciplinario de Expertos y a su secretario general, mexicano por cierto, el mundo entero y no solo los mexicanos y los padres de los 43 normalistas, ya saben que fue un crimen de Estado y que el ejército, la policía federal, la policía estatal y el CISEN, estuvieron en el lugar de los hechos y no solo vieron y atestiguaron sino que participaron y de manera activa.
Hoy vemos ridículamente como el general Salvador Cienfuegos pide disculpas “muy sentidas” por las actividades feroces y animalescas de miembros de ejército. Pero es ya demasiado tarde.
La verdad escatológica que no la “Histórica” porque esta fue un invento vil, es que los restos de los 43 fueron probablemente incinerados y desaparecidos por quien puede hacerlo –El Ejército en hornos crematorios que posee en sus cuarteles y zonas militares- y que lo del basurero de Cocula es parte de un libreto armado por imbéciles que confiaron solo y estrictamente en que los mexicanos todos somos una manada de pendejos, reitero, -lo dijo la hija de Peña Nieto- y una recua de borricos olvidadizos. Ahora solo falta que Peña Nieto acepte esta verdad y que deje de hacerle al cuento, asiéndose de una “Verdad Histórica” tan mal confeccionada que ni siquiera las abuelitas de los que armaron tal libreto, la creerían. Esta “Verdad Histórica” ya le costó a Peña Nieto el poco buen prestigio que tenía y la casi nula aceptación de parte de los mexicanos. Hoy, gracias a ella y al asunto de la Casa blanca que le obsequió su compadre Hinojosa, dueño de la constructora HIGA, a cambio de favores indecibles, Peña Nieto está en la cuerda floja, y eso puede ser una buena noticia para sus detractores y mal querientes. Y, ¡vaya que son muchos! O, ¿usted qué opina, apreciable lector?
Atenta y respetuosamente
Augusto Hugo Peña D.
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