He aquí algunas de las causas del por qué Donald Trump ganó la elección este 8 de noviembre, y también algunos de los efectos.
AUGUSTO HUGO PEÑA DELGADILLO Dossier ahpd 1190 Diciembre del 2016
A grandes males grandes remedios, dice la conseja popular, y eso es lo que tenemos que hacer, sacar provecho de la oportunidad que nos brinda este cambio inminente en nuestro devenir histórico. Sobre EEUU hay un historial que va del año 1789 hasta 1918 sobre sus intervenciones y afectaciones a México. Son 250 ataques que nos han perpetrado según Gastón García Cantú
Sin duda la causa principal fue que las condiciones de vida de una gran parte de los estadounidenses se han visto deterioradas –sociopolítica y económicamente- mientras la clase rica que es menor al 1%, multiplican sus haberes año con año. Las oportunidades buenas solo son para los ricos. Pero la más significativa de las causas emparejada al racismo de la clase blanca supremacista es el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (México-EEUU-Canadá) impulsado por las trasnacionales para hacer sus empresas más competitivas con Japón, China y Alemania, Tratado que entró en vigor en enero del 1994, hecho que provocó el cierre de miles de empresas por todo Estados Unidos, sobre todo en Michigan, Ohio, Pennsylvania y Wisconsin.
Estas empresas que cerraron, en realidad se fueron a otras naciones –como México entre otras- en donde la mano de obra es más barata y en donde los sindicatos son comprables por el patrón por sumas tan pequeñas que rayan en lo ridículo, países –como México- en donde las reglas de protección al ambiente son reducidas o simplemente ignoradas. Por ello, algunos trabajadores en EEUU creen que les hemos robado sus empleos cuando en realidad los dueños de las empresas son quienes han decidido romper relaciones con ellos por así convenir a sus intereses. Los ciudadanos mexicanos no tenemos que ver nada con la pérdida de empleos de los estadounidenses. Dije los ciudadanos, pero nuestro gobierno se ha prestado al juego de las trasnacionales y con ello ha perjudicado a los trabajadores de EEUU tanto como a los de México.
Trump y sus consejeros sabían que con un discurso que sacara los sentimientos más ruines de esa clase media blanca en estado de decadencia, podrían ganar la presidencia como sucedió, y lo que ahora se espera es que Donald Trump cumpla algunas de sus promesas: La de la construcción del Muro en 3,145 kilómetros de frontera, la de poner aranceles a las exportaciones de México a EEUU y la deportación de millones de migrantes ilegales que trabajan en EEUU, porque en estas tres promesas se basó el discurso racista. Por supuesto que cumplir esas amenazas ciertamente afectan a México pero, sí, pero más van a perjudicar a la economía de EEUU, cosa que a Trump y a sus consejeros les importa un pito. Ellos querían el poder y ya lo tienen, ahora hay que esperar cosas nada buenas para México y los mexicanos. El primero que va a perder es el sistema político mexicano que se ha fincado sobre mentiras y corruptelas.
Lo único que le queda de defensa ante tal panorama a los mexicanos es, administrar sus ingresos de forma radical. No debemos gastar ni un centavo en cosas superfluas y de preferencia tratar de consumir productos mexicanos y no norteamericanos, aunque esto se vea difícil no lo será tanto si tomamos conciencia de esta realidad, pero no hay de otra, ajustémonos el cinturón.
Otra oportunidad que tenemos es hacernos de la idea, la única idea real es que debemos sacudirnos a este gobierno que privilegia a la oligarquía nacional tanto como a las trasnacionales. Si nos aplicamos en esto último tendremos beneficios tangibles al corto y largo plazo. Nuestro principal enemigo no es Trump sino nuestro propio gobierno, empezando por los gobiernos de los estados y municipios, porque ahora se dice que la ley está detrás de algunos gobernadores rateros, pero la realidad es que no es así, ¿acaso el gobierno federal ha hecho algo contra los Moreira? Contra Humberto y Rubén Moreira no se hace nada porque están coludidos con Peña Nieto y al meter a la cárcel a Humberto, a Rubén o a ambos, sería como si Peña Nieto se diera un tiro él mismo, porque hay que saber, que si los gobernadores son deshonestos y rateros e ineptos, más lo son los funcionarios federales, comenzando por el propio presidente. Peña Nieto es la quinta esencia de la corrupción, La Casa Blanca y el escabroso asunto de los 43 normalistas de Ayotzinapa desaparecidos en Iguala, son la muestra. O, ¿usted qué opina, apreciable lector?
*El Libro de Gastón García Cantú es “IDEA de MÉXICO” Tomo 1 – Los Estados Unidos (Fondo de Cultura Económica)
Atenta y respetuosamente
Augusto Hugo Peña D.
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