El muro de la ignominia
AUGUSTO HUGO PEÑA DELGADILLO Dossier ahpd 1214 diciembre 5 de 2016
Un expresidente del PRI que de política y trapacerías sabe muchos más que tú y que yo estimado lector, ha nombrado al muro de Trump El Muro de la Ignominia, e infiere que la única respuesta ante tal afrenta es que no exista la Comisión de los Salarios Mínimos y que el salario –por ley como lo marca la Constitución- recupere su poder adquisitivo del lapso 1981/82.
Por donde le busquemos, lo primero que hay que hacer en México es restituirle a los trabajadores el poder adquisitivo de sus salarios, lo segundo –amén de tantísimos requerimientos- hay que obligar a Peña Nieto que como Comandante Supremo de las Fuerzas Armadas del País, deje de violar la Constitución tal y como flagrantemente lo hace.
Ese expresidente del PRI que renunció hace años al tricolor por sentir, al pertenecer al PRI, que nadaba en un mar de mierda, se llama Porfirio Muñoz Ledo. Fue parte de la canalla que gobernó. De la canalla que todavía no nadaba en la mierda, lo empezó a hacer en el gobierno de Miguel de la Madrid en el que, el que realmente mandaba era Carlos Salinas, quién convirtió al PRI en una fosa séptica donde fue a parar todo el excremento habido y por haber del medio político nacional. De ahí la ruptura, hito que marcó la hégira de Cuauhtémoc Cárdenas –y sus acompañantes entre los que iba Porfirio Muñoz Ledo- a otros ámbitos y universos de la política y la cosa pública en México. Fue una gran migración de personajes hartos –como ya dije- de ese mar de mierda en que el PRI se convirtió con la llegada de De la Madrid y Salinas y… hasta la de Peña Nieto.
Del 1º de diciembre de 1982 y hasta nuestros días –seis gobiernos al hilo- han minimizado el salario de los trabajadores haciéndole perder su poder adquisitivo al grado que hoy se requieren tres salarios mínimos para adquirir la Canasta Básica Recomendable (CBR). ¿Para qué lo hicieron? Para hacer “competitivo” a México ante países, grandes productores como China y no perder el mercado de EEUU. No fueron los gringos quienes nos sugirieron u obligaron a minimizar el salario de los trabajadores mexicano. No, no fueron los gringos ni el Banco Mundial o el Fondo Monetario Internacional, fueron mexicanos del ámbito político y empresarial, pretextando hacer competitivo a México, pero en el fondo los únicos que se hicieron competitivos fueron los empresarios, de tal forma que se enriquecieron a la par de los políticos, explotando al trabajador al alimón.
Si Trump y su vicepresidente dicen que vamos a pagar el muro, lo único seguro es que lo vamos a pagar, ¿por qué? Porque nuestro gobierno dejó de gobernar para las mayorías en estos seis gobiernos últimos; porque nuestro gobierno, gobierna para una elite asociada a trasnacionales de EEUU y, porque, por lo mismo, son servidumbre de la oligarquía y del capital estadounidense, y ello obliga a nuestros gobernantes a agachar la cabeza, mientras los poderes fácticos internos y externos –la plutocracia nacional y las trasnacionales- transgreden nuestras leyes, pisotean nuestra soberanía y se niegan a reconocer en México, grado alguno de nuestra independencia. Ante tal ignominia solo hay un camino para que el mexicano recobre su autoestima y luche por México, por los mexicanos y por su familia en primer plano, regresarle a su salario el poder adquisitivo, de compra, y de pago de los mínimos requerimientos que necesita para sentir que vive en un país que le cobija, y no que no le explota, lastima y expolia.
Es un hecho comprobable por medio de cualquier esquema analítico, que al recuperar el mexicano de abajo, el pobre que es mayoría, el poder adquisitivo de sus ingresos, adquirirá por ende su autoestima como ciudadano, dejará de ser, por una parte borrego, por otra, probable disidente o delincuente. Esta inmensa mayoría -70% de los mexicanos- que son pobres y una buena parte de las clases medias y gentes con mejor posición socioeconómica, se percatarían que el gobierno gobierna parejo y para todos y no solo para la clase privilegiada y las trasnacionales, y al darse cuenta de ello, tendría más respeto por la figura presidencial, por las leyes y por México como nación independiente y soberana.
La cuestión es que esto no es así –aunque podría ser viable si este gobierno recapacita- porque Peña Nieto y el PRI y PAN se han empecinado en salir de los problemas generales –sociales, económicos y políticos- militarizando al país, de manera abrupta con gran torpeza y, sin considerar que el ejército que aún conserva algo de prestigio, lo irá perdiendo paulatinamente si incurre en labores que no le pertenecen constitucionalmente y violando nuestra Carta Marga en el artículo 29 y otros muchos, por haberse ceñido a ordenamientos de gobernantes ineptos, corruptos y de mala fe, porque al asumir el cargo juraron respetar la Constitución y las leyes que de ella emanen, y hacen exactamente lo contrario. O, ¿usted qué opina, apreciable lector?
Atenta y respetuosamente
Augusto Hugo Peña D.
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