Para entender el por qué en México hemos llegado al extremo de violencia
AUGUSTO HUGO PEÑA DELGADILLO Dossier ahpd1225 diciembre 16 de 2016
Para entender el por qué en México hemos llegado al extremo de violencia y violaciones flagrantes a nuestra Constitución por el propio gobierno, permitiendo el deterioro de la paz, social, de la economía, la seguridad nacional, la soberanía y la educación que se ofrece a los niños y jóvenes mexicanos de parte del Estado, habrá que hacer un poco de historia
Sacar al ejército a la calle a combatir delincuentes fue una estupidez, un acto idiota, y continuar manteniendo a los soldados por las calles combatiendo a maleantes, amén de inconstitucional es estúpido, porque solo a un idiota se le ocurre combatir imbécilmente maleantes con la fuerza castrense. Lo digo con firmeza y me avala el dicho del general Jorge Carrillo Olea, un experto.
¿Por qué se acabó la paz social en México? Haciendo historia recordemos que diez días después de haber tomado el mando del País –ilegítima y fraudulentamente- “Felipe Calderón, 11 de diciembre del 2006, llamó al general Guillermo Galván Galván, secretario de la defensa y le ordenó diseñar un plan para combatir el narcotráfico, lo hizo sin ningún estudio de base y sin consultar ni pedir opinión al procurador ni al secretario de gobernación. Lo hizo sin una visión trascendental histórica. Cometió una gran irresponsabilidad, de hecho no supo lo que hizo, lo que ordenó.”
“El resultado de tal instrucción fue (La orden de operación) para iniciar una guerra. La disposición se llamó: Directiva para el combate integral al narcotráfico 2007-2012, es un documento de 37 páginas. Fue el inicio de una de las estupideces políticas más relevantes que se recuerde. La directiva instruyó a las tropas “realizar acciones” contundentes “con amplia libertad de acción e iniciativa” señalando el peligro de que los narcos ocurran a realizar “actos tendentes a consumar espionaje, sabotaje, terrorismo, rebelión, traición a la patria, genocidio en contra de los Estados Unidos Mexicanos en el territorio nacional”. Así Calderón estaba servido, su guerra ya estaba en marcha. Quiero aclarar que estos dos párrafos son una réplica de lo escrito por el general de división y experto en inteligencia de Estado, Jorge Carrillo Olea, por ello es 100% creíble.
“Ese equívoco permite reconocer que en la toma de decisiones políticas, no siempre se calcula lo irreversible de algunos actos. No se considera en el marco histórico la gravedad del hecho consumado, porque suelen ser procesos a los que no se les puede dar marcha atrás, dejándolo en la forma original en que se encontraba. Esto da lugar a imprevistas tribulaciones. Ejemplos hay muchos, como el de querer capturar al Consejo Nacional de Huelga en Tlatelolco ese día 2 de octubre de 1968”.
“10 años después de tal estulticia, estamos al borde de perder el control territorial nacional. Forzados hemos cedido un gran espacio que la violencia ganó a algunos estados con gobiernos que son solo figuras”. El general Carrillo Olea tiene razón, pero ahora no es Felipe Calderón el irresponsable sino Peña Nieto. Los gobernadores en sí no solo son figuras, son factores negativos y causas de ingobernabilidad porque ocupan su tiempo más en robar y enriquecerse a costa del erario y de la gente jodida, que en coordinarse con otras autoridades, sean estas municipales o federales, a combatir a la delincuencia organizada, sobre todo a narcotraficantes y secuestradores. Coahuila es la muestra de esta descomposición sociopolítica. Moreira es el botón de muestra.
Puse como ejemplo a Rubén Moreira y a Coahuila porque a Sotto Voce se dice que las policías del estado a cargo de Moreira (Fuerza Coahuila) y de su procurador de justicia, son Zetas que trabajaron para Humberto Moreira, o bien, que pudieron trabajar a sus anchas en todo tipo de delitos en Coahuila, con la venia de Humberto Moreira, quien a cambio recibió algunos millones de dólares. Por ahí también hay algunas voces que aseguran que Rubén al igual que su hermano, recibió alguna vez una camioneta repleta de maletas con dólares. Entonces, en esto, el general Carrillo Olea no tiene tanta razón, porque los gobernadores no solo son figuras sino factores negativos propiciatorios del incremento de la delincuencia organizada. De tal suerte que ningún plan, y menos la militarización implementada estúpida y arbitrariamente por Calderón y seguida a pie juntillas por Peña Nieto, resolverá los problemas de la violencia y la corrupción, sino por el contrario, se han incrementado. 2014, 2015 y 2016 han sido los años más violentos de los últimos diez, entonces analicemos y ponderemos la situación actual y las circunstancias, y veremos que el ejército en las calles no resuelve nada, y sí lo complica. O, ¿usted qué opina, apreciable lector?
Atenta y respetuosamente
Augusto Hugo Peña D.
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