miércoles, 2 de julio de 2014

Rubén Moreira y EL PRINCIPIO DE PETER

Rubén Moreira y EL PRINCIPIO DE PETER



Julio 1º del 2014
Con El PRINCIPIO DE PETER podemos evaluar la incompetencia de Rubén Moreira sin necesidad de recurrir a pruebas sicométricas, además, este PRINCIPIO evaluador nos permite ponderar día a día y acción por acción, si nuestro gobernador hace lo que debiera o solo resana sus fallas.

Hace días leía en la prensa una declaración de Rubén Moreira respecto a su viaje a Korea del Sur. Fue, según él, a atraer capital de inversión para Coahuila y no lo logró; además dijo que este viaje obedecía a los principios de bienestar de los coahuilenses, como si los habitantes de Coahuila se hubiesen beneficiado con su viaje. De ahí parto para explicar el hecho de que a Rubén Moreira lo rebasó su incompetencia, y por ello justifica con cuentos y falacias sus acciones, de las que por cierto, no dijo cuánto le costó al erario de Coahuila el viaje y cuáles fueron los resultados. Sabemos que fue a pasearse y a hacer como que hace para justificar su presencia en el gobierno, presencia cada día más intolerable por las normas mínimas de lo que es reconocido como las de un gobierno que finca su función en los pilares fundamentales de la política, que son: Proporcionar los medios necesarios a la población para su alimentación, su educación, su salud y su seguridad y bienestar social, y como Rubén Moreira no hace lo que debiera, me indica que su nivel de incompetencia le ha rebasado, o que bien, nunca fue lo suficiente competente para ocupar el puesto que ostenta y que heredó de su hermano Humberto, un despilfarrador del dinero ajeno.
Un artículo sobre el PRINCIPIO DE PETER, calificado con 10 por expertos y escrito por Antonio Román Sánchez nos da la siguiente explicación: “El proceso se articula de la siguiente forma. Los individuos ascienden desde un nivel de competencia a otro de incompetencia; es decir que al final los puestos en las organizaciones tienden a ser ocupados por gente que es incompetente para desempeñar sus funciones. El hecho es que se suele promocionar, bien a gente con padrino o bien a gente que realiza su trabajo en responsabilidades inferiores. En cualquier caso, el puesto nuevo a desempeñar tiene tareas y responsabilidades diferentes, y al final ocurre lo que a la nata, que sube hasta que se corta”... “la competencia de un empleado es determinada no por gente de fuera de la organización sino por el superior en la jerarquía. Y pueden ocurrir dos cosas: 1.- Que el superior se encuentre aun en el nivel de competencia, entonces valora a sus subordinados en atención al trabajo útil que realiza y su grado de eficiencia. 2.- Que el superior haya alcanzado su nivel de incompetencia, entonces valora al empleado con criterios institucionales, es decir, como el comportamiento que secunda las reglas, rituales y formas del statu quo.”
Con EL PRINCIPIO DE PETER podemos evaluar con un alto grado de certeza la incompetencia de Rubén Moreira sin necesidad de someterlo a pruebas sicométricas de reconocido prestigio, simple y llanamente su comportamiento nos da la pauta, razonadamente, para ver que su incompetencia ya rebasó su grado de competencia. ¿Desde cuándo? Para mí desde antes de asumir el cargo de gobernador designado por su hermano, porque en esa etapa su competencia fue dejada de lado por su incompetencia como gobernante, él ahí supo que su trabajo era tapar hoyos y fraudes.
“Lo normal es que la evaluación la realice el ´adaptado´, y por ello prevalece la consistencia interna, las reglas del juego establecidas. La jerarquía debe de ser preservada. De esta forma, la gente termina por hacerse gris en sus vidas: se convierten en autómatas, siempre obedecen, nunca deciden (para eso cobran los jefes), porque la supercompetencia es más peligrosa y recusable que la incompetencia, y la jerarquía debe ser preservada.” Este escrito sobre el PRINCIPIO DE PETER y sobre la incompetencia de Rubén Moreira, requiere de más espacio, cuartilla y media más, por lo mismo, hago del presente escrito, la Primera Parte de Dos y en un día más será remitido por el mismo medio y a los mismos medios que he utilizado para llegar a mis lectores, la segunda parte. O, ¿usted qué opina, apreciable lector?
Atenta y respetuosamente
Augusto Hugo Peña D.

Zuloaga 22 c. p. 27140 Torreón, Coahuila. Tel. Cel. 871 211 95 91 – E-mail ah.pd@hotmail.com

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