México es el país número uno en el consumo de refrescos azucarados
AUGUSTO HUGO PEÑA DELGADILLO Dossier ahpd 836 noviembre 3 de 2015
México es con mucho, el primer país consumidor de refrescos azucarados, de ahí la diabetes, la obesidad mórbida e infinidad de enfermedades. El problema ya está localizado, ahora hace falta encontrar la solución. En La Laguna el problema del agua potable de mala calidad con gran cantidad de arsénico, es la causa de este consumo inmoderado de bebidas edulcoradas.
El problema de salud no es menor, la diabetes es la enfermedad que se ha adueñado de los mexicanos y les ha provocado infinidad de muertes y otras muchas enfermedades. La gráfica que presento nos dice el tamaño del consumo per cápita nacional y la dimensión del problema, mismo que ya está detectado por la Secretaría de Salud, y sin embargo poco se ha hecho al respecto. El mal está detectado, ahora veamos cual es el origen de ese mal. Para empezar, la mala calidad del agua y su mala distribución del agua potable –potable de veras- en hogares y escuelas es la primera causa ya que la gente se va por lo fácil y se hace de un refresco edulcorado para saciar su sed. Ahí es donde la Secretaría de Educación y la Secretaría de Salud deben unir sus esfuerzos.
Regiones como la comarca lagunera tiene una mala calidad del agua potable ya que esta se encuentra con índices de arsénico hasta tres veces lo aceptado por la Organización Mundial de la Salud, y por esa razón y la poca educación de las personas, optan por surtirse de bebidas azucaradas de marca –Coca Cola Y Pepsico, sobre todo- cuando es más barato surtirse de agua purificada libre de arsénico. La cuestión es que también dicha agua purificada de varias marcas está fuera del alcance de los hogares en su mayoría, y esa gente de pocos recursos resuelve el problema de momento comprando refrescos azucarados.
Resolviendo el problema del arsénico –en La Laguna- se resolvería el problema de la obesidad en gran parte, pero a pesar de ello, las autoridades de los tres niveles no hacen su trabajo y van resolviendo el problema en base a discursos falsarios, como el de Rubén Moreira que ha prometido infinidad de veces colocar filtros en los pozos o norias con los que surten de agua potable a La Laguna, cosa que no ha cumplido ni siquiera al 20%. Para resolver el alto consumo de refrescos azucarados hay que surtir a la población de agua potable sin arsénico y si esto no se hace, entonces el problema es el gobierno, y aquí es donde nos topamos en pared, porque estos malos gobiernos que hemos padecido los últimos treinta años no tiene para cuando dejar sus espacios a gobernantes aptos y decentes que sí cumplan sus promesas de campaña.
El gobernador Rubén Moreira ha dicho que para resolver el asunto de los filtros para bajar los índices del arsénico se requieren entre 200 y 300 millones de pesos. Dinero no falta, de hecho sobra, pero está distribuido en segmentos menos prioritarios como lo son el traer a las plazas grupos de artistas para entretener a la gente, dándoles circo y no solucionándole sus verdaderos y graves problemas. Con gobiernos como este, los laguneros no necesitamos tener enemigos, con el gobierno tenemos de más y de sobra, sin embargo este gobierno va a repetir en las próximas elecciones porque cuenta con una organización –y dinero- para la compra de votos, formidable, además tiene mayoría en el Congreso y la oposición brilla por su ausencia.
Por lo pronto y ante la ausencia de un buen gobierno, los ciudadanos debemos hacer una campaña exhaustiva para que la gente se eduque un poco en cuestiones de la salud y opte por no consumir refrescos de forma inmoderada. Todos podemos hacer algo al respecto, empecemos por nuestro círculo familiar y de amistades, por otro lado pero relativo a lo mismo, directivos de Coca Cola dicen que el consumo de refrescos azucarados solo incide en un 5% del problema de la obesidad y la diabetes, y sugieren que las calorías que son consumidas deben de moderarse en base a ejercicio. La realidad es que bajándole el arsénico al agua potable, la gente dejaría de consumir tanto refresco edulcorado. O, ¿usted qué opina, apreciable lector?
Atenta y respetuosamente
Augusto Hugo Peña D.
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