La pérdida de confianza en el gobierno amerita el despido de Murillo Karam
Dossier ahpd 630 diciembre 28 de 2014
No existe ni una duda de que la credibilidad en el gobierno de Peña Nieto se ha perdido de parte de la ciudadanía. La desconfianza en Peña Nieto es patente, y si no se deshace de Murillo Karam y de Monte Rubido García de su gabinete, la confianza y respeto en el gobierno y en Peña Nieto, irá menguando ineludiblemente. Por lo pronto sobran en el gobierno, Monte Rubido García y Jesús Murillo Karam, de no cesarlos el que tendría que irse es el propio Peña Nieto.
El caso de los 43 desaparecidos y las mentiras y ocultaciones de la verdad de parte de Jesús Murillo Karam, un procurador de justicia que no procura nada que no sea el hecho de enriquecerse vía el influyentismo y la corrupción galopante que envuelve a este gobierno nefasto, y la inoperancia de Monte Rubido García en Seguridad Nacional, es la gota que derramo el vaso de la tolerancia de parte de la ciudadanía. Lo hemos dicho hasta el cansancio y sin embargo Peña Nieto se hace el sordo, el ciego y el mudo antes este espantoso episodio en la vida de México y de los mexicanos. O se van del gabinete Monte Rubido y Jesús Murillo Karam o se va Peña Nieto, así están las cosas. La confianza en el gobierno ya llegó a un límite insostenible.
No es lo único que llevó a los mexicanos a desconfiar sobremanera de su gobierno, también el feo episodio de La Casa Blanca de Las Lomas de Chapultepec cuando intentaron con mentiras mostrar que la esposa de Peña Nieto se la ganó con sus telenovelas, cuando todo apunta que fue un contratista socio –probablemente de Peña Nieto en una serie de trapacerías- beneficiario de miles de millones de pesos en obras públicas efectuadas durante el lapso en que Peña Nieto gobernó el estado de México. Otro negro episodio, el de los 22 fusilados sumariamente por el ejército en Tlatlaya, estado de México, también abona en que a Peña Nieto amén de que se le perdió la confianza y la credibilidad, de hecho se le ha perdido cualquier viso de respeto.
La pérdida de credibilidad, respeto y confianza hacia Peña Nieto por las investigaciones sesgadas que el gobierno federal llevó a cabo por la desaparición de los 43 alumnos de la escuela normal rural de Ayotzinapa, “amerita la renuncia de Jesús Murillo Karam y la de Monte Rubido García” lo demandaron decenas de legisladores en la Cámara de Diputados. Las evidencias de la participación del ejército y la policía federal en el ataque a los estudiantes y la supuesta entrega de ellos a narcotraficantes, los que evidentemente, si son narcotraficantes, por lógica están ligados al gobierno federal, por lo que es de suponerse que se los entregaron a soldados y policías federales vestidos de civiles para aparentar lo que no era. Este hecho según expertos internacionales, es un crimen de estado orquestado desde el propio gobierno de Peña Nieto, quien se ha mostrado cruel e intolerante ya en otras ocasiones. No hay que olvidar los acontecimientos en Atenco, cuando él era gobernador del estado de México. Peña Nieto es un represor consuetudinario.
Es claro que atrás de las prisas y desviaciones en la investigación del crimen de Estado, hay una intención de que los mexicanos “ya superemos el dolor por este horroroso asesinato masivo”. México ya debe dejar de ser un lupanar en donde los lobos andan sueltos en medio del corral de ovejas. Los mexicanos no somos borregos, somos gentes, somos humanos, señor Peña Nieto.
Peña Nieto ha insistido en que ya superemos el dolor por los casos de Iguala/Ayotzinapa y de Tlatlaya, lo hace solo con el afán de deslindar sus propias responsabilidades, y esto aquí y en China es una canallada vil. Peña Nieto tiene la obligación de esclarecer estos asuntos y de la adquisición de La Casa Blanca, no puede eludir su responsabilidad, y ya debe de dejar de apostarle a que los mexicanos somos imbéciles y pusilánimes. O aclara satisfactoriamente para la ciudadanía estos negros episodios o tiene que atenerse a que el respeto, la credibilidad y la confianza en él y su gobierno, se pierdan irremediablemente, haciendo de este sexenio y de su gobierno, amén de ser los peores en la historia de México, en una suerte de dictadura, solo comparable a la de Francois (Fransuá) Duvalier, Papá Doc, en Haití, un torvo criminal que se amparó en sus “guardias pretorianos”, los Tonton Macoute, sus sicarios de cabecera. Sicarios símiles a los soldados, marinos y policías federales a la orden de este gobierno nefando, nefario y nefando, el que preside Enrique Peña Nieto. O, ¿usted qué opina, apreciable lector?
Atenta y respetuosamente
Augusto Hugo Peña D.
Zuloaga 22 c. p. 27140 Torreón, Coahuila. Tel. Cel. 871 211 95 91 – E-mail ah.pd@hotmail.com
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