martes, 12 de septiembre de 2017

Saliéndome un poco del ámbito mexicano en donde hay un caos dentro de la presidencia y todo el gabinete de Peña Nieto

Saliéndome un poco del ámbito mexicano en donde hay un caos dentro de la presidencia y todo el gabinete de Peña Nieto

AUGUSTO HUGO PEÑA DELGADILLO Dossier ahpd 1504   Agosto 2 del 2017
Saliéndome un poco del ámbito mexicano en donde hay un caos dentro de la presidencia y todo el gabinete de Peña Nieto, de lleno me meto en el caos que existe en La Casa Blanca –la de Trump- porque en los pocos meses que lleva –según él gobernando- de presidente, las condiciones políticas internas y externas están patas para arriba. El desastre se llama Trump.
David Brooks en su columna American Curios en La Jornada dice que en la casa Blanca las cosas están de la &%#/¡&#, y lo mismo pienso sobre la situación sociopolítica y económica en México, la realidad allá y acá son las mismas y ello se debe a que ambos presidentes –el de México y el de EEUU- son gente improvisada impuestos en ambas presidencias por los poderes fácticos.
Las ofensas, majaderías e insultos que brotan en público desde la Casa Blanca, no se limitan solo a las cuestiones verbales sino a hechos y acciones como nunca antes se han visto en Washington. En resumen, esta semana brotaron de la Casa Blanca, soeces y palabras humillantes contra el señor Jeff Sessions, el  procurador, y contra el director del FBI, y se remató con un insulto colectivo contra los congresistas republicanos, diciéndoles, “se ven como tontos” a los senadores de su propio partido, por haber fracasado en una contrarreforma para echar abajo el OBAMACARE.
Trump expulsó de su gobierno al jefe del gabinete no sin antes, en boca de Anthony Scaramucci, el recién nombrado director de comunicación de la Casa Blanca, quien por cierto también fue echado o renunció, por haber declarado que iba a “chingarse” a su rival, y al mismo tiempo se pronunció soezmente contra el estratega político de Trump, Steve Bannon. Supongo que debe ser un infierno tener como jefe a un ignorante palurdo que no mide sus palabras o bien que no tiene conectado el cerebro con su boca, quien además es un vanidoso malcriado que presume de su masculinidad, cuando es sabido que de eso nada tiene porque es solo un títere insuflado que se considera a sí mismo como más presidencial de cuantos presidentes le antecedieron en EEUU.
Carl Bernstein quien junto con Bob Woodward, quienes destaparon el escándalo de Watergate, dijo a través de un tuit a razón del último despido de la Casa Blanca, que: “El problema no es el jefe de gabinete sino Donald Trump, agregó que el problema es más peligroso que en cualquier presidencia reciente. Un periódico nacional publicó un artículo con el título. ¿Qué hacemos si Trump verdaderamente está loco”, firmado por el periodista Dana Milbank en el Washington Post, que comentó que dos senadores dijeron “yo creo que está loco”, ese fue Jack Reed, y su colega la republicana Susan Collins le respondió, “estoy muy mortificada”. Pero hay que ponderar la consideración de que no es solo Trump porque atrás de él están sus cómplices de las cúpulas de la economía y de la política republicana. También ellos son parte del caos en la Casa Blanca.
David Broocks en su columna American Curios de La Jornada asegura que: “Esta coyuntura es fea, peligrosa y preocupante por lo que él la denomina y resume como una sarta de garabatos que se usan en las historietas para expresiones indecentes”. Como la cosa está de la @#$!%&%#.
En otros asuntos, los brasileños, más del 80%, quieren que el presidente Temer sea procesado por una serie de abusos y corruptelas en las qué ha incurrido como presidente interino.
Por acá en México las cosas van muy bien según Peña Nieto, contrastando con lo que dicen los ciudadanos, los que sienten que este gobierno no acierta una ya que las condiciones socioeconómicas de la población no pintan para nada bueno y, en cuestiones de seguridad las cosas pintan peor, pues son demasiados los crímenes de toda laya empezando por los asesinatos. Sin embargo y a pesar de ello, los mexicanos están esperanzados en que las cosas después del 2018 cambien para bien porque  perciben que el PRI va a perder la presidencia y con ello las cosas van a mejorar. No sé qué tan certera sea esta apreciación, pero es factible que así sea.
En Coahuila hay un desbarajuste ya que Rubén Moreira está presto a imponer a Migue Riquelme y prueba de ello es que ya se reunió “oficialmente” para el cambio de gobierno, todo ello en presencia de quienes se encargarán del cambio en las instituciones estatales. Es lógico que este cambio de administración es utópico ya que la realidad nos dice fehacientemente que Riquelme perdió la elección, que será inhabilitado para contender y que habrá nuevas elecciones. La última palabra –según los expertos- la tiene Peña Nieto, pero aún falta ver que dicen los ciudadanos, los que ya han demostrado su repudio a los Moreira y a su delfín Riquelme. ¿Valdrá más la voluntad de Peña Nieto y de Rubén Moreira o la de los ciudadanos que se acogen a la justicia, a la realidad y a sus deseos, todos ellos amparados en los hechos? O, ¿usted qué opina, apreciable lector?
Se deseas leer mis anteriores escritos, puedes hacerlo ingresando a Google en: elnuevoblogdeaugustopena.blogspot.com
Atenta y respetuosamente
Augusto Hugo Peña D.

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