Los saldos de los catastróficos terremotos pudiesen ser un abono a una revolución
AUGUSTO HUGO PEÑA DELGADILLO Dossier ahpd 1574 Septiembre 26 del 2017
Los saldos de los catastróficos terremotos pudiesen ser un abono a una revolución que pudiese no se pacífica. La ira está conformándose en un caldo de cultivo que bien pudiese expandirse a otros sectores no precisamente dañados por los sismos. Es evidente el descontento generalizado lo mismo que la mortificación de Peña Nieto y sus corifeos, porque no encuentran la fórmula para apaciguar la ira que se ha presentado en distintos escenarios.
La ira como el miedo, son factores que ponen en alerta el consciente y subconsciente de la gente y sirven para resolver los problemas que se nos presenten. El miedo que intentó generar este gobierno con la guerra contra la delincuencia y la militarización, no les funcionó, sin embargo la ira del pueblo por sobradas causas y razones, está rindiendo los frutos que deseamos todos.
Peña Nieto ya ha sido –gracias a la ira popular- mal recibido en Chiapas en donde se le dijo que no era bien recibido por ser una persona non grata y, porque la gente sabe la clase de persona que es. Aurelio Nuño fue corrido casi a patadas en Oaxaca por su talante y forma de tratar asuntos de esta gravedad de forma baladí, como si se tratase de aprovechar de la ignorancia de la gente, haciendo promesas de las que no tiene la capacidad de cumplir. El gobernador de Morelos, Graco Ramírez, también saboreó la ira de los hidalguenses por querer monopolizar la ayuda que ha llegado de otros estados a su estado y, el que se llevó un par de patadas en el trasero y muchas mentadas de madre, fue el alcalde de Xochimilco. Cada una de estas y otras demostraciones de ira como las generadas a nivel nacional por la telenovela fallida de la niña Frida Sofía, -si las analizamos de manera concienzuda- llegaríamos a la conclusión que son demostraciones iracundas pero bien justificadas, contra el gobierno federal, contra Peña Nieto específicamente.
Hoy se cumplen 3 años de aquel 26 de septiembre en que en Iguala fueron masacrados y después desaparecidos los 43 normalistas de Ayotzinapa. Los padres de los 43 se han encargado de mantener viva la ira y el descontento popular contra este sistema criminal e inepto del gobierno de Peña Nieto, el que de forma invariable, pretende que el tiempo y el olvido se encarguen de solucionar el problema. La ira presente es evidente y lo es también la ineptitud y corrupción de este gobierno que encabeza un Peña Nieto insuflado por Televisa y desinflado por la triste realidad de que no ha servido para nada, y solo, para maldita la cosa. ¿Quién en el país confía en Peña Nieto? Ni su círculo cercano, ni siquiera su propia familia y su Grupo Atlacomulco. Se saben confundidos y perdidos en este marasmo de mal gobierno producido por el PRI y los priistas.
La ira se ha sostenido en un nivel considerable gracias también a los fraudes cuantiosos perpetrados por Javier Duarte, Borge Angulo, los hermanos Moreira en Coahuila, César Duarte en Chihuahua y los de otros gobernantes ladrones priistas, como los de los gobernadores de Tamaulipas, Nayarit y Durango entre otros. La ira sobre La Casa Blanca que le fue obsequiada a Peña Nieto por su compadre, el señor Hinojosa de la constructora HIGA, no se ha difuminado ni se borrará de la memoria de los mexicanos. Toda la culpa recae sobre Peña Nieto por obvias razones, aunque no todo ha sido culpa de él, ya que él es solo una pequeñísima parte del tinglado de la mafia en el poder, la que en muchas veces ha ido de la mano de las dirigencias de otros partidos.
Las elecciones fraudulentas en Coahuila y en el estado de México sobre todo, que favoreció al primo de Peña Nieto con la gubernatura, y que por conducto de Alfredo del Mazo –el primo- se logren tapar y encubrir las trapacerías de Peña Nieto y de Eruviel Ávila Villegas, otro deleznable sujeto perteneciente a la mafia de Atlacomulco. La verdad histórica inventada en Los Pinos por Peña Nieto y Jesús Murillo Karam, también hicieron que la ira brotara a borbotones en todo el país, y hoy a tres años de la masacre en Iguala de los 43 de Ayotzinapa, esta verdad histórica sacada de las mangas de Murillo Karam y de Peña Nieto, prometen acrecentar la ira que, lo insisto, puede terminar engordando el caldo de cultivo de una revolución no necesariamente pacífica.
La ira pues, no vino por una causa sino por un rosario de acontecimientos diferentes en intensidad pero suficientemente concatenados para hacer del gobierno de Peña Nieto, un hilacho mugriento que no ha servido ni servirá para limpiar las culpas de este gobierno absolutamente fallido. Tengo entendido que las propuestas de López Obrador en principio, para renunciar a una parte de las asignaciones del INE a su partido, hoy es el punto medular de las discusiones. El PRI ha ofrecido más pero de forma tramposa, ya que dijo que renunciaba al 100% de sus prerrogativas, cosa que resultó un fiasco, un engaño vilmente premeditado porque solo ha renunciado al 100% de sus asignaciones del último trimestre del 2017. La coalición PAN/PRD/MC, han hecho otra propuesta, un ofrecimiento más apegado a las necesidades. Renuncia al 15% de sus prerrogativas de este año, y al 85% de las del año 2018. Si esto se lograse, serían más de 5 mil millones de pesos que se destinarían, no a las cuestiones electorales y sí a la reconstrucción, la que nos costarán, según cálculos conservadores, varios cientos de miles de millones de pesos, los que sin ser culpa directa de Peña Nieto, también generan ira en su contra. Esto no es bueno para el PRI ni para Peña Nieto, pero es magnífico para generar un cambio. O, ¿usted estimado lector, qué opina al respecto?
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Atenta y respetuosamente
Augusto Hugo Peña D.
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