La maquinaria de la nueva religión de los judíos, el sionismo*, han intentado por décadas borrar la historia del pueblo palestino
AUGUSTO HUGO PEÑA DELGADILLO Dossier ahpd 1508 Agosto 6 del 2017
La maquinaria de la nueva religión de los judíos, el sionismo*, han intentado por décadas borrar la historia del pueblo palestino, el que es morador de La Palestina, milenios ante de la llegada de los primeros judíos que se asentaron en Sión, un montículo rocoso en las afueras de las murallas del viejo Jerusalén. Nace el sionismo a fines del siglo XIX como una idea colonizadora –tardía de suyo- para asentar a los judíos despreciados en Europa del Este.
La judería ha tardado en reconocer que lo que hacen al pueblo palestino no está bien y es inhumano, y que por ello el mundo entero los ve como victimarios de los palestinos, los que jamás les han hecho ningún daño. Han sido tan ilusos los judíos que creen que la propaganda les va a salvar de la historia. Se equivocan, el mundo da vueltas y algún día pagarán cara su acción.
Los mitos nacen, crecen y se desarrollan dentro de los pueblos ignorantes dirigidos por líderes audaces que saben que un mito repetido hasta la saciedad por varios siglos, puede convertirse en una religión. Así nació el judaísmo y las demás religiones escindidas de La Toráh, el libro sagrado de los judíos el que no escribieron sus profetas sino un fenicio (Hirán Abí) emparentado políticamente con Salomón el hijo de David. Ese fenicio fue parte de la familia dominante en Tiro y Sidón y fue un illuminatti reconocido por sus obras como sabio e intelectual, a él se le achaca haber escrito la Biblia (La Torah) en arameo, que era la lengua en la zona comprendida en lo que hoy es La Palestina y El Líbano. También construyó en Tiro el templo a Shmun, un dios persa al que se le atribuye el don de la curación, específicamente a los infantes. Con las mismas dimensiones del templo de Shmun y con características similares le construyó a Salomón su templo.
Estos sucesos se dieron en el siglo IX a. C. y las tribus denominadas como judías llegaron a La Palestina entre los siglos XIII y XIV a. C., cuando se asentaron afuera de las murallas de Jerusalén, exactamente en el monte Sion. Los mitos de deidades traídos de Egipto por los que después se denominaron judíos, fueron convirtiéndose en religión, la que con el transcurrir de los siglos ha sufrido una serie de cambios y modificaciones hasta llegar en el siglo XIX d. C. a lo que hoy se conoce como el sionismo, un invento por Theodor Herzl y algunos de sus allegados, para buscar el retorno a Sion de los judíos que fuesen perseguidos o despreciados en algunas naciones de Europa, sobre todo en el Este europeo. Esta apreciación también es un mito porque la realidad es que Theodor Herzl fue utilizado por los británicos para hacer de La Palestina un nuevo espacio colonial, denominado Israel, para hacer un Fuerte Armado que sirviera de punta de lanza militar para irse apropiando paulatinamente del Medio Oriente.
Gran Bretaña en el siglo XIX se asumía como la poseedora del dominio hegemónico occidental y por ende, mundial, ellos fueron quienes inventaron y construyeron el Estado que hoy conocemos como Israel. Claro es que el poder hegemónico pasó de las manos inglesas a las norteamericanas y ahora es Washington quien sostiene a viento y marea a Israel, y con el mismo fin primigenio de tener un poderío militar en la entrada al Medio Oriente al Sureste del Mediterráneo, con el mismo fin británico de mantener el dominio occidental en el Medio Oriente y con ello tener acceso a las riquezas petroleras y de gas, y mantener el poderío hegemónico en esa zona del mundo.
Al llegar a Palestina dos rabinos vieneses enviados a verificar la viabilidad de llevar adelante la idea de Theodor Herzl para establecer en Palestina un Estado judío, se percataron que la zona estaba ocupada por otro pueblo, y mandaron u telegrama a Herzl diciéndole: “La novia es muy guapa pero ya está casada con otro”. Esto a Herzl y a los ingleses les importó un comino, porque Palestina estaba bajo el mandato inglés y ellos han hecho siembre lo que se les pega la gana según sus intereses, sin importarles la opinión de los afectados. Por este típico actuar de los británicos a Inglaterra se le conoce como “La Pérfida Albión”. Así que el proyecto sionista se echó a andar sin importarles lo que pensaban los palestinos ni la internacionalidad, ya que ellos eran líderes primero de La Liga de las Naciones y posteriormente unidos en destino a EEUU, lo son de la ONU. Nada los ha detenido, ni la justicia ni el humanismo, porque los anglosajones no tienen más que intereses y los amigos los tienen solo de adorno en sus discursos.
A 135 años de la primera colonia sionista en Palestina (1882), a 69 años de la fundación de Israel (1948) y a 50 años de que ocuparon por medio de las armas los territorios que quedaban en manos de los palestinos (1967), la máquina generadora de mitos opera con toda la fuerza de su motor, lo que ha hecho que Ilan Pappé, un judío exiliado en Inglaterra, considere que el conflicto Palestino-Israelí sea algo tan nefasto, que ha puesto al descubierto ante el mundo, que los mitos del judaísmo solo se sostienen con alfileres por medio de la propaganda, y que la limpieza étnica llevada a cabo por los judíos en Palestina, solo da muestras de que aprendieron de los nazis, esa tarea inhumana para hacerse por medios militares, de un espacio vital que en la realidad no le sirve de nada a los judíos y sí al nuevo imperialismo. O, ¿usted qué opina, apreciable lector?
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Atenta y respetuosamente
Augusto Hugo Peña D.
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