México no puede acceder al desarrollo de la mayorías de empresas y por ende a su progreso, debido a los gobiernos tembeleques paridos con la llegada de Miguel de la Madrid y Carlos Salinas hasta el de Peña Nieto
AUGUSTO HUGO PEÑA DELGADILLO Dossier ahpd 1526 Agosto 22 del 2017
México no puede acceder al desarrollo de la mayorías de empresas y por ende a su progreso, debido a los gobiernos tembeleques paridos con la llegada de Miguel de la Madrid y Carlos Salinas hasta el de Peña Nieto, pasando por los gobiernos de Fox y de Calderón en los que se acentuaron el cierre de millón y medio de empresas PYMES (Micros, Pequeñas y Medianas empresas) las que de 6 millones pasaron a 4 millones 400 mil en nuestro días.
Hay un dicho que reza. Si tu mal tiene remedio de qué te apuras, y si no lo tiene, también. Sin embargo el problema de gobierno tembeleque en México tiene remedio, este es, cambiar al gobierno por uno menos inepto y no corrupto. No votando por el PRI sería el comienzo. Nada menos eso es lo que nos recomienda un ex presidente del PRI, Porfirio Muños Ledo.
No existe la mínima duda de que los últimos seis gobiernos que parten del 1º de diciembre de 1982 a la fecha, han sido los peores en la era de la post revolución, destacando entre los peores los tres últimos, como inoperantes para sostener el ritmo de crecimiento que se tuvo de 1940 y hasta 1982. Al cierre del año 1982 las pequeñas y medianas empresas eran casi seis millones de empresas PYMES en nuestro país, y generaban más del 75% del Producto Interno Bruto, y 77% de los empleos. Hoy existen apenas 4 millones 400 mil PYMES y generan el 62 por ciento de los empleos y apenas un 53% del Producto Interno Bruto Nacional. Con el cierre de poco más de un millón 500 mil PYMES se perdió un 32% nuestra competitividad ante los Holdings de las grandes corporaciones comerciales, industriales, financieras y de servicios.
Las causas del deterioro socioeconómico del país se deben a nuestro gobierno tembeleque, el que no ha sabido, podido o querido reconocer que al no facilitarles créditos oportunos y baratos a las PYMES, se cierren 9 de cada diez antes de cumplir un lustro. Las razones son múltiples pero la principal, reitero es nuestro gobierno tembeleque –sinónimo de debilidad, falto de energía y mal hecho-, aunque hay otros factores principales que causan este deterioro del progreso y el desarrollo a falta de competitividad, tanto en el mercado interno como en el externo. En este sentido el peor gobierno entre los seis últimos, fue el de Felipe Calderón, ya que para ser reconocido por EEUU como presidente legítimo sin serlo debido al escandaloso fraude electoral en el 2006, se plegó a los mandatos de Washington por medio de “La Iniciativa Mérida” –para militarizar al país con el fin de garantizar los enormes intereses de EEUU y sus empresas en México-, desatando una guerra brutal contra una delincuencia que ahí estaba, y que gracias a la militarización se ha incrementado a más del doble.
Felipe Calderón con “La Iniciativa Mérida” generó una guerra absurda con falta de inteligencia de Estado y con una fuerza desmedida que acabó hasta nuestros días –desde el 1º de diciembre de 1982- con más de 150 mil vidas por medio de ejecuciones extrajudiciales, más de 38 mil desaparecidos y 29 mil secuestros. En medio de este pandemónium provocado por la incapacidad y el engreimiento de un hombre alcohólico y enfermo de poder como Felipe Calderón, se generó una inseguridad nunca antes vista, causándole graves daños al tejido social por la inseguridad inherente a ese desmadre militarizado, razón por la que se fueron extinguiendo las PYMES.
Si a todo ese daño que nos causó a nivel nacional la inseguridad y la violencia generada por las medidas llevadas a cabo por Calderón y Peña Nieto, le sumamos la creciente corrupción y la impunidad con la que la clase política se maneja y se encubre, se vuelve lógico nuestro subdesarrollo productivo. La falta de empleos, un salario acotado por decreto al nivel del hambre y la falta de oportunidades crediticias, debido a que el 88.6% de la banca nacional es extranjera, incluyendo la banca federal de apoyo a la productividad, lo único que nos queda es lo que tenemos, un país en decadencia sociopolítica y económica, en donde la ley y la democracia se convirtieron en una utopía, en una moneda de cambio que tiene como único fin, empoderar a las clases políticas, a ciertos partidos y a los grandes empresarios, dejando a las micro, pequeñas y medianas empresas, a vivir de migajas y sobras que les dejan los holdings,(Sociedades Financieras que poseen la Mayoría Accionaria y que Llevan la Administración de un Conjunto de Empresas que se Dedican a Diversas Actividades Económicas o Industriales).
¿Este grave problema tiene remedio? Es difícil de predecir si nuestros gobiernos son tembeleques como los últimos tres, pero como para todos los problemas hay soluciones, la cuestión sería que las focalizáramos para ir acotando el declive. Un cambio radical de gobierno se torna necesario, es menester segar las malas hierbas y la ponzoña que se han enquistado en nuestro gobierno afectando el tejido social. Quitarnos de encima al PRI sería un buen comienzo, aunque no por ello necesariamente se resuelva de tajo el problema. Últimamente ha salido a la luz la corrupción enorme de nuestros gobiernos. Gobernadores como Borge Angulo, los Moreira, Javier y César Duarte, Emilio Lozoya y hasta su socio, el propio presidente Peña Nieto. Ellos son la muestra, la que nos lleva a hacer lo que recomienda Porfirio Muñoz Ledo, ex presidente del PRI que dijo: “Votar por el PRI es lo mismo que refrendar la podredumbre estructural en que han convertido a ese partido, en un grupo de delincuentes priistas”. O, ¿usted qué opina, apreciable lector?
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Atenta y respetuosamente
Augusto Hugo Peña D.
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