Israel tiene dos caminos para intentar ser una nación como las demás
AUGUSTO HUGO PEÑA DELTGADILLO Dossier ahpd 818 octubre 13 de 2015
Los judíos son inteligentes y capaces de grandes y fantásticas obras; ¿Por qué se han extraviado y estancado en el estado de Israel? Lo ignoro, pero bueno para ellos sería, negociar la paz justa con los palestinos y dejarlos vivir en Gaza, Cisjordania y Jerusalén Oriental, a menos que sigan contemplando el escenario de exterminar a los palestinos hasta adueñarse de toda Palestina.
Israel es el único país del mundo considerado como un ente terrorista; en más de 60 años de su creación –artificial por cierto- lo único que ha hecho es hacer odiosos a los judíos, y no me refiero solo a los judíos israelitas sino a la judería internacional que encubre, solapa y sostiene con sus óbolos y limosnas, a ese estado que ha pretendido sin lograrlo, ser el hogar nacional de los judíos. Los dos caminos que le quedan a los judíos para consolidar a Israel como una nación como las demás son: 1.- Seguir exterminando de varios modos –como lo hace- a los palestinos, y 2.- obedecer las resoluciones 242 y 338 que ordenan la creación de dos estados en Palestina, el judío y el autóctono palestino que comprende Gaza, Cisjordania y el Este de Jerusalén.
Pero como los judíos no se andan por las ramas y el racismo y la voracidad los hacen ávidos de más territorio a cualquier costo, seguirán con las carnicerías, asesinando palestinos, sin respetar que estos sean niños, mujeres o ancianos, haciendo de Israel un estado despreciable por la mayoría de las naciones. Los judíos deben de dejar de alimentar el “patriotismo sionista” porque ese cuento ya no lo creen ni sus abuelitas; si de veras quieren un estado propio, deben ganárselo como la gente decente e inteligente, a base de negociaciones justas que otorguen a las dos partes lo que a cada uno le pertenece según las resoluciones mencionadas, la 242 y 338 de la ONU.
La creación del estado de Israel –lo sabemos los que entendemos de ese conflicto- fue creado por Inglaterra como una base militar y no como hogar nacional de los judíos. Los jerarcas judíos lo saben pero aun así embarcaron a millones de judíos a irse a Israel a poblarlo sin medir las consecuencias. La propia naturaleza de los judíos no les permite estacionarse y agolparse en un lugar del que no pueden crear riquezas materiales; ellos, por más organizados que estén por medio de sus instituciones sociales, políticas y financieras como AIPAC, entienden que el negocio está en otras naciones, Israel es solo un pretexto, y refugio de quienes delinquen en otros países y –lo reitero-como base militar al servicio y orden de EEUU y de Gran Bretaña. Por la circunstancia esa, a los judíos le quedan solo dos caminos; seguir exterminando a los palestinos como lo están haciendo hasta adueñarse de toda Palestina u obedecer a la ONU para que los palestinos formen su propio país en Gaza, Cisjordania y Jerusalén Oriental.
El mundo tiene la obligación de hacer comprender a los judíos gobernantes de Israel, que postergar indefinidamente un acuerdo de paz con los palestinos, incumpliendo las resoluciones de la ONU, no es el único camino viable y justo, de tal suerte que de no lograrlo, exponen y condenan a los propios judíos a vivir en una zozobra permanente, porque el exterminio de los palestinos –tal como lo están llevando a cabo- con todo lo que esa monstruosidad representa en los terrenos de la moral y política, los hará más odiosos de lo que ya son para una buena parte de la humanidad.
Hay entonces otra vía para desarticular el terrorismo de estado que ellos practican y para aminorar la rabia de los oprimidos palestinos, negociar de la forma más justa la paz para que los judíos y palestinos vivan en la cordialidad; ellos con todo lo que la ONU les otorgó más lo que se han robado paulatinamente, y los palestinos con Gaza, el Oriente de Jerusalén y Cisjordania. No hay otro camino, a menos que Israel siga caracterizándose como un estado terrorista que indigna, escandaliza y horroriza a la comunidad internacional. O, ¿usted qué opina, apreciable lector?
Atenta y respetuosamente
Augusto Hugo Peña D.
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