miércoles, 11 de octubre de 2017

Considero que sería inaceptable que este nefando gobierno y la clase empresarial se hagan cargo de la reconstrucción del país, ya que ellos han sido la principal causa de que el tejido social esté deshilachado.

Considero que sería inaceptable que este nefando gobierno y la clase empresarial se hagan cargo de la reconstrucción del país, ya que ellos han sido la principal causa de que el tejido social esté deshilachado.

AUGUSTO HUGO PEÑA DELGADILLO Dossier ahpd 1579   Septiembre 30 del 2017
Después de los desastres de la naturaleza y del rescate de cuerpos, el saldo de pérdidas humanas y materiales es enorme, y a causa de ello, el gobierno, los partidos, la cúpula empresarial y todo mundo habla de la reconstrucción del país. Se piensa en cosas de política y materiales, pero México jamás podrá reconstruirse si no se piensa y se trabaja en restañar el tejido social, comenzando con los salarios para retornarlos al marco de nuestra Carta Magna.
Considero que sería inaceptable que este nefando gobierno y la clase empresarial se hagan cargo de la reconstrucción del país, ya que ellos han sido la principal causa de que el tejido social esté deshilachado. Los hombres y mujeres mejores dentro de la ciudadanía son quienes deben hacerse cargo de la reconstrucción, no solo de los daños del terremoto sino de todo el país.
Cuestionémonos, ¿cómo es posible reconstruir un país dejando a más de 80 millones de habitantes en la miseria, en el desamparo y con salarios de hambre? Reconstruir el país requiere que todos jalemos parejo, que todos paguemos los impuestos justos, cosa que no se hace porque este sistema de gobierno subsidia a los ricos con cargo a los más pobres. La brecha entre ambos sectores se ha ensanchado mucho, a partir de la llegada de Miguel de la Madrid y Carlos Salinas, y en ese tenor continúa hasta nuestros días. No podemos reconstruir a México dejando a la vera del progreso y el desarrollo a la mayoría de los mexicanos. Hace días escribí sobre dos temas. Uno sobre la ira del pueblo contra el gobierno, y otro sobre la desconfianza generalizada que se le tiene a este gobierno. Tengo 77 años y jamás he visto como ahora que el pueblo en general repudie y odie al gobierno, a Peña Nieto específicamente, y también a los partidos políticos, a los que más les interesa el dinero de sus prerrogativas, que ganar la presidencia. Ganando o perdiendo, de todos modos lo que les sobra es el dinero que se les otorga, y que es dinero nuestro.
Peña Nieto no recurre a sus gobernados para la reconstrucción del país, lo hace con los que desde hace 35 años han estado coludidos los gobiernos, con los empresarios, los más ricos, los miembros del Consejo Mexicano de Negocios encabezado por Alejandro Ramírez, un junior que es presidente del consejo de CINEPOLIS, que recién sustituyó al nefando Claudio X. González Laporte, presidente del consejo de Kimberly-Clark de México. El binomio compuesto por los últimos 5 presidentes incluyendo a Peña Nieto, y por los 50 hombres más ricos del país, los miembros del Consejo Mexicano de Negocios, son los causantes directos del deterioro de nuestras instituciones porque se han servido de ellas para enriquecerse, por ello es impensable una reconstrucción nacional. El pueblo y no este binomio es quien de forma democrática debe hacerse cargo de los cambios y por ende de la reconstrucción del país. Peña Nieto y esos empresarios solo piensan en reconstruir los daños que el país ha sufrido por causas naturales desastrosas, para justificarse.
“Hay que aquilatar la solidaridad del pueblo con sus conciudadanos. En este desastre la solidaridad del pueblo se mostró maciza, extensa, consecuente, absolutamente desinteresada, sin el mínimo asomo de protagonismo. No fue un acto caritativo sino de solidaridad ciudadana, de una actitud profundamente política, que con esa actitud prácticamente dijo a las autoridades algo así, como”, “váyanse, nosotros nos hacemos cargo de la situación, porque no les creemos”.
El párrafo anterior entrecomillado es obra de Raúl Zibechi, columnista de La Jornada. Me pareció oportuno agregarlo a mi escrito porque a mi ver no tiene desperdicio sobre la expontaneidad y la solidaridad de los mexicanos con sus conciudadanos cuando la situación lo requiere. Regresando a la reconstrucción nacional que pretende llevar a cabo Peña Nieto de la mano de los empresarios, no hay que hacerle caso, este gobierno y los grandes empresarios solo quieren mediáticamente demostrar que ellos también son solidarios con las necesidades de la gente que sufre, cosa que si fuese cierta, empezarían a promover el alza de los salarios no más allá, ni menos, de lo que marca nuestra Constitución, cosa que no van a hacer porque los conozco y sé cuáles son sus intenciones, las que reitero, son falsarias, de dientes para afuera.
Por su lado, el MISERABLE de José Antonio Meade Kuri-Breña se botó la puntada de decir que es: “Muy miserable dar matiz electoral a los recursos para la reconstrucción”. Miserable sujeto que está más que puesto para ser el candidato del PRI a la presidencia. Asegura este pendejo miserable que atribuir un matiz electoral al trabajo y recursos que emplea el gobierno federal para la reconstrucción después de los sismos “sería muy miserable”, afirmó este viernes que los daños causados –cuyo monto no ha sido cuantificado todavía- no son de una magnitud que deba modificar el marco macroeconómico planteado para el próximo año, ni tampoco alterará la decisión de reducir el déficit fiscal. No cabe duda que la insensibilidad de la clase política y el uso de la demagogia, torpe y abusivamente es patentemente deplorable, porque este miserable secretario de hacienda, al igual que Peña Nieto considera que los mexicanos somos pendejos y por ello le apuestan al tiempo y al olvido. ¡Qué poca madre la de estos miserables!
La cuestión es que este desastre por causas naturales nos llegó y abrumó pero también nos puso alertas para resolver con empeño enjundioso lo que haya que componer, hacer y reconstruir para salir de este laberinto y maraña de tragedias. No permitamos que este gobierno que es más ruin y desastroso que los fenómenos naturales, mantenga en sus manos el control de la reconstrucción nacional, porque en primera instancia no les confiamos, debido a sus historiales miserables, ruinosos y malhadados, y en segundo término, porque amén de que no confiamos en Peña Nieto, en su gobierno, ni en sus secretarios y cómplices, los repudiamos por el enorme daño que nos infringen un día sí y otro también. O, ¿usted qué opina, apreciable lector?
Si deseas leer mis anteriores escritos, puedes hacerlo ingresando a Google en: elnuevoblogdeaugustopena.blogspot.com
Atenta y respetuosamente
Augusto Hugo Peña D.

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