lunes, 2 de octubre de 2017

Me parece que sería de gran utilidad que tengamos contacto con nuestros gobernadores y los alcaldes o presidentes.

Me parece que sería de gran utilidad que tengamos contacto con nuestros gobernadores y los alcaldes o presidentes.

AUGUSTO HUGO PEÑA DELGADILLO Dossier ahpd 1545  Septiembre 4 del 2017
El pueblo mexicano siempre víctima de los agravios que los gobiernos les han hecho a lo largo de nuestra historia, y a falta de herramientas para sacudírselos y desquitarlos, ha recurrido a cuentos un tanto ácidos contra los gobernantes. A mitad de la década de los setentas, se inventó el siguiente con tres figuras del imaginario colectivo. John Waine con su Winchester;  Lucía Méndez en su camisa Manchester y Echeverría al lado de su pincheesther.
Me parece que sería de gran utilidad que tengamos contacto con nuestros gobernadores y los alcaldes o presidentes. Ellos de alguna manera se enterarán de lo que la gente piensa de ellos y sus acciones, porque este medio de mensajes epistolares les sirven a ellos por más desvergonzados que fueren, y a nosotros, para encaminarnos en una vía de mayor civismo.
Es curioso, significativo y un tanto gracioso que la imaginación colectiva recurra a este tipo de cosas, cuentos o imágenes caricaturescas para pintar las características más relevantes y un tanto ofensivas de los presidentes y de algunos otros personajes de la política, pero a falta de fuerzas para sacudirnos a estos gobernantes, y gracias al ingenio popular, estas críticas sirven de remanso calmo para paliar la pobreza, el hambre, la impotencia y la debilidad. Puse de ejemplo este chiste de mal gusto pero ingenioso sobre Luis Echeverría, no porque considere a este presidente el peor de todos. Para mí los peores en los últimos 80 años han sido y son Carlos Salinas y Enrique Peña Nieto, por ello, por desprecio y por asco hacia estos dos personajes, los chistes y cuentos sobre ellos me parecen insulsos y groseros para los mexicanos.
Las críticas agraces contra los presidentes de antaño eran de suma peligrosidad porque el aparato gubernamental era muy cerrado, y denigrar u ofender la imagen presidencial podría a uno costarle la vida. Hoy, estoy cierto que algunos personajes de la política manden matar a quienes les saquen los trapitos al sol respecto a sus rapacerías, trapacerías e ineptitudes, la prueba de ello son los más de cien periodistas asesinados en los últimos 30 años, a otros como Carmen Aristegui –por ponerla de ejemplo- solo los dañan cerrándoles los espacios informativos, pero gracias al internet –a las redes sociales- las críticas hacia los que ostentan el poder se han multiplicado y con menor riesgo, debido a que quienes nos gobiernan no les ajusta el tiempo más que para engañarnos, robarnos, vejarnos y de paso se enriquecen vía el erario y los contratos de obras y servicios amañados en los que el costo no coincide con el precio que se paga por ellos. El fondo de este escrito tiene como fin decirle a los lectores que deben ser críticos de quienes nos mal gobiernan, y que se metan en la cabeza que el votar por ellos afectaría sobremanera al país y a sus familias.
Por ejemplo: si el 5% de los ciudadanos en edad de escribir y percibir las malas artes del gobierno y de la clase política escribiera una carta personal al presidente reclamándole su ruin proceder, el presidente en turno por más pinche que fuere, recapacitaría y es probable que intentaría cuando menos enderezar el rumbo del país, y sus acciones procaces amainarían un poco siquiera. Ese 5% serán más de dos millones de cartas dirigidas a Palacio Nacional poniéndole de remitente el nombre de quien lo escribe, y como consignatario el presidente de la república en turno. Ya he leído muchas cartas dirigidas a Peña Nieto de manera pública y me han parecido fabulosas.
Considerando que la inmensa mayoría de los mexicanos no tiene acceso a los medios masivos para hacer pública su carta, que las manden por correo a Palacio Nacional dirigida al presidente y que guarden una copia para conservarla como una acción cívica, de la que estoy seguro que sentirá orgullo cada vez que la vean o la vuelvan a leer. No se trata de presumir de cívico sino de hacer de la conciencia colectiva una costumbre que logre que nuestros gobernantes se moderen al robar el erario, o bien, para que sientan que los ciudadanos están atentos de lo que hace o deje de hacer. Personalmente les he escrito a algunos de nuestros presidentes, y créanlo, algunos de ellos –por supuesto por medio de sus secretarios- las contestaron, y cuando menos una de mis cartas sufrió los efectos deseados. En el siguiente párrafo la referiré.
La dirigí por medio del Foro de Excélsior y El Sol de México a Miguel de la Madrid, mi carta hacía referencia a que en Chiapas se estaban armando campamentos para recibir refugiados de Guatemala, porque EEUU estaba impulsando al gobierno chapin a una guerra y le envió más de tres mil marines para combatir a las dos guerrillas contrarias a ese gobierno. Recibí dos respuestas. Una de parte de Francisco Madero que era senador, quien intentó regañarme porque ciertamente mi carta era grosera contra el presidente. La segunda respuesta fue una visita que me hicieron agentes del CISEN encabezados por Abraham Calvo Días de León que era instructor de agentes de esa institución de inteligencia. Este me preguntó que de donde saqué tal información, le dije que fue de una embajada. La cuestión resultó cierta, porque al cabo de dos meses el gobierno guatemalteco y los marines de EEUU empezaron a matar indiscriminadamente a quienes habitaban las zonas en donde estaban radicadas las dos guerrillas. En menos de seis meses ya había en dichos campamentos de Chiapas, más de 60 mil refugiados, entre ellos Rigoberta Menchú a la que le asesinaron a toda su familia y, que a la postre le otorgaron el Premio Nobel de la Paz.
Eso me animó a escribir a los presidentes con puntuales reclamos. Quien me contestó todas las cartas –por medio de sus secretarios- fue Carlos Salinas. Cedillo y Fox contestaron algunas de forma escueta. Calderón y Peña Nieto ni por equivocación han contestado ninguna, pero eso no quiere decir que incluso por medio de sus secretarios, no se enteren de lo que los ciudadanos reclaman y piensan de ellos. Por eso es importante que no echemos en saco roto el valor que tiene el dirigirse al presidente, ya sea para felicitarlo sin el caso lo requiere, ya para reclamarle sus errores, pifias y trácalas, porque con chistes y cuentos no se resuelve nada. Sé que esto de escribirle al presidente sí funciona, me consta. O, ¿usted qué opina, apreciable lector?   
Si deseas leer mis anteriores escritos, puedes hacerlo ingresando a Google en: elnuevoblogdeaugustopena.blogspot.com
Atenta y respetuosamente
Augusto Hugo Peña D.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Se acabaron las precampañas y sigue una cuarentena. El saldo fue como se esperaba, las encuestas marcaron las preferencias para cada una de las coaliciones.

Se acabaron las precampañas y sigue una cuarentena. El saldo fue como se esperaba, las encuestas marcaron las preferencias para cada una de...