La llegada del genocida Benjamín Netanyahu a nuestro país, sobremanera me molestó y lo hice público en las redes.
AUGUSTO HUGO PEÑA DELGADILLO Dossier ahpd 1560 Septiembre 15 del 2017
La llegada del genocida Benjamín Netanyahu a nuestro país, sobremanera me molestó y lo hice público en las redes. Un amigo me recordó el detalle del dictador de Filipinas, Ferdinand Marcos, esposo de Imelda, una dama elegante y dura como el acero, cuando Augusto Pinochet pretendió visitar Filipinas, el dictador filipino le cerró las puertas de su país aduciendo que hay diferencias entre un dictador y otro, el que amén de dictador era un cruel genocida.
Peña Nieto le tiene un pavor a Trump y por ello se plegó a su ordenamiento de recibir a un genocida brindándole un recibimiento con honores absolutamente inmerecidos. Este acto de sumisión y cobardía de nuestro presidente es tan reprobable que le ha sumado otro motivo a los que ya tenemos los mexicanos para repudiarlo, despreciarlo y negarle nuestro respeto.
Peña Nieto no entiende de política y menos de estadística él solo se mueve al ritmo que lo lleva su titiritero, y recibe en México a un genocida más cruel y canalla que Pinochet, a un Benjamín Netanyahu vil e inhumano, un ser completa y absolutamente despreciable. No sé como va a reaccionar la ciudadanía con la llegada de este monstruo de la judería internacional a quien el mundo entero lo reconoce como una bazofia humana, yo en lo particular desprecio tanto al visitante como a quien lo recibe con honores inmerecidos. El Estado paria de Israel ha tenido a primeros ministros canallas e impresentables en un ámbito de decencia y compostura, pero Benjamín Netanyahu se pasó de los límites que la decencia y que el humanismo exigen, por ello se con certeza que Peña Nieto solo obró como siempre, a lo pendejo y sin un ápice de respeto a nuestra patria y a los buenos modales diplomáticos.
Este mandatario judío es culpable de crímenes de lesa humanidad reconocidos por el mundo entero, no respeta la vida de los niños ni las mujeres y amén de ello es un ladrón sañudo y desalmado que se ampara como Peña Nieto en los dictados e intereses hegemónicos de EEUU. Se ha dedicado en toda su carrera de político/judío, a apropiarse de tierras y hogares ajenos para colocar allí a otros judíos vividores. Vividores porque le han sacado jugosos dividendos al episodio horroroso del holocausto que los nazis les sorrajaron en toda su humanidad. ¿Qué culpa tienen los palestinos de las cuitas pasadas de los judíos para que se cobren con creces sus desgracias a un pueblo ajeno a ellos? Esto debería saberlo Peña Nieto como seguramente lo sabe, pero no tuvo los arrestos ni la decencia para evitar que un monstruo como Netanyahu viniera a pasear sus miserias en nuestro país. Esta imbecilidad no se la perdonaré jamás a Peña Nieto.
¿Qué nos une a los judíos asesinos de vidas inocentes y ladrones de tierras ajenas y culturas ancestrales? Nada, absolutamente nada y tan es así que estoy seguro que una inmensa cantidad de judíos de la comunidad judía radicada en México, no están de acuerdo y condenan las acciones crueles de los judíos israelitas contra los palestinos, y más sabiendo que la delegación de “hombres de negocios” que acompañan al asesino vienen a vender los remanentes de armas que fabrican y trafican por todo el mundo. Nada nos une ni tiene en común el espíritu de los mexicanos con los judíos de Israel ni en nada nos parecemos a ellos, nosotros somos gente decente, trabajadora y pacífica y ellos son indecentes y viven de hacer la guerra y de robar.
La llegada de esta delegación de judíos israelitas y el hecho de que nuestro gobierno los reciba con honores inmerecidos –humana y diplomáticamente hablando- es una afrenta al pueblo de México, por lo que no debemos de perdonarle a Peña Nieto que se haya sometido a los designios de Washington para recibir de esta manera afrentosa y de sumisión a esta runfla de criminales. De por sí ya estábamos hartos de este gobierno por tanto daño materia, moral y pecuniario que nos ha hecho, y ahora sumémosle este agravio por estar recibiendo a esta caterva de delincuentes internacionales, los que con solo su presencia en México zahiere nuestros más caros sentimientos.
Peña Nieto tuvo la osadía de correr desvergonzadamente al embajador de Corea del Norte porque la ONU –ese es el pretexto de Peña Nieto y Videgaray- le ha aplicado tres o cuatro condenas por desacato a los ordenamientos de dicha Organización Internacional, sin embargo y a pesar de ello, recibe con honores al primer ministro de una nación paria que se burla de la internacionalidad y ha sido condenada por la ONU más de 180 veces por cosas peores por las que ha condenado a Corea del Norte. Esto lo saben Peña Nieto y nuestro canciller y les ha valido un comino, mostrándonos a los mexicanos que nuestro gobierno es solo una gerencia de los intereses de EEUU. ¡Qué vergüenza Peña Nieto! O, ¿usted qué opina, apreciable lector?
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Atenta y respetuosamente
Augusto Hugo Peña D.
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