La FEPADE fue justa al pedir la detención de Arturo Escobar del partido VERDE
AUGUSTO HUGO PEÑA DELGADILLO Dossier ahpd 863 diciembre 15 de 2015
Me es difícil explicar pero es fácil de entender el problema electoral propiciado por el partido VERDE y solapado y defendido por el PRI. Arturo Escobar es un tramposo pero trampeó a favor del PRI, por ello fue nombrado por Peña Nieto Subsecretario de Gobernación para la prevención de delitos, lo que es igual que poner a Marcial Maciel de director de un kínder
Es lamentable y triste para los mexicanos que el sistema político nacional esté podrido y controlado por entidades delincuenciales como son el PRI y el partido VERDE, los que en un binomio abisagrado por la mugre y las corruptelas, dedican sus más importantes esfuerzos en violar las leyes de todas las índoles y sobre todo las electorales para engañar y continuar robando al pueblo de México sus anhelos de democracia. Recientemente la FEPADE (organismo encargado de perseguir los delitos electorales) acusó ante autoridades judiciales a Arturo Escobar, quien como dirigente del VERDE incurrió en múltiples delitos del orden electoral, ¿y qué ha sucedido al respecto? Que el PRI salió en su defensa ensuciando a la FEPADE, la institución que vela por que la honestidad electoral prevalezca.
Acusan a Santiago Nieto titular de la FEPADE de “violar” los derechos humanos del tramposo Arturo Escobar, frenando y acotando el rumbo de la honestidad en los comicios, con el pretexto de que Santiago Nieto en el pasado fue consejero externo del PRD, como si los consejeros de los partidos sin ser miembros de dichos organismos estuviesen por ello vendiendo su integridad moral. Los máximos dirigentes del PRI lo acusan de haber mentido en su currículum al momento de tomar la dirección de la FEPADE, cuando los que siempre y consuetudinariamente mienten, roban y engañas son ellos, abusando de las mismas leyes que han impuesto. Me explico:
Todos los que sabemos de cómo se cuece la política en México, entendemos ciertamente que las normas y les leyes se hicieron para ser cumplidas, sin embargo al instaurarlas el PRI, dejó recovecos para poder interpretarlas siempre a su beneficio e interés como es este caso. En las pasadas elecciones el partido VERDE fue multado por cientos de millones de pesos y a pesar de ello, el PRI entra en defensa de su cómplice en las trampas electorales, me refiero a Arturo Escobar a quienes Peña Nieto nombró Subsecretario de Gobernación para la prevención de delitos, cuando él es un violador y delincuente electoral comprobadísimo.
Para explicar la mala fe de quienes hacen las leyes, me remonto a leyes antimonopolio de EEUU, las que a quien las viole –por primera vez- se le aplica una multa, y si reincide, es apercibido amén de aplicarle una multa verdaderamente fuerte –como es el caso de las multas que la FEPADE le aplicó al partido VERDE. Si este delito reincide por segunda vez, entonces será acusado penalmente el director o gerente de la empresa que violó dichas leyes. La trampa consiste en que antes de violar por tercera vez dicha ley, el gerente es removido de su puesto por la empresa y al reincidir por cuarta vez, la ley contempla solo multar a la empresa, y hasta otra segunda reincidencia, habrá cárcel y multa para el dirigente, el que tramposamente para darle vuelta a la ley y evadirla, es removido de su cargo y puesto en su lugar a un nuevo gerente.
No sé si me pude explicar con claridad pero aquí en México esas leyes no existen y las que sí existen solo son aplicables a quienes no son miembros de la mafia que gobierna, como es el caso de Arturo Escobar, quien es miembro de esa mafia, y por ello saldrá impune de estos delitos que perpetró en contra de nuestras leyes electorales. ¿Qué nos dice esto y a donde nos lleva? Nos dice que nuestro gobierno –el del PRI- es un experto en delinquir y en burlarse de nuestras leyes y de los mexicanos. Esto nos lleva hasta donde hemos llegado, a perderle el respeto a nuestras instituciones, y muestra de ello es que el 85% de los mexicanos que han sido encuestados con metodologías creíbles, no cree en la honestidad de Peña Nieto. le desconfía y no le tiene respeto alguno. A este estadio de desconfianza hemos llegado y más allá, porque incluso la mayoría de los mexicanos ya no cree en sus instituciones, no las respeta y tampoco a sus dirigentes porque los considera más de lo mismo. O, ¿usted qué opina, apreciable lector?
Atenta y respetuosamente
Augusto Hugo Peña D.
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