Tanto ha evolucionado el PRI que ahora sus trampas electorales se legalizan
AUGUSTO HUGO PEÑA DELGADILLO Dossier ahpd 868 diciembre 20 de 2015
El PRI no conforme con adueñarse del 90% de la voluntad de los ciudadanos, con una nueva reforma se hará del 10% restante, de la de los ciudadanos de la capital. La reforma para hacer del Distrito Federal el estado 32, le otorga al PRI una mayoría ganada con trampas, cosa que lo ha hecho famoso y cuestión que ha mantenido en una miseria estructural a la ciudadanía.
¿Quién no recuerda al PRI robándose las urnas, utilizando el Ratón Loco, el Carrusel y las rasuradas del padrón con tal de ganar a la mala las elecciones? Muchas son las trampas que estos roedores han inventado para mantenerse en el poder y seguir robando al erario, sometiendo a los ciudadanos a sus intereses y a los de quienes les patrocinan, la oligarquía y la plutocracia nacional de la mano de las trasnacionales. Hoy con Peña Nieto el PRI sigue siendo el mismo tramposo, solo que se ha hecho más sofisticado para robarle a los mexicanos sus anhelos democráticos, y de paso, robarse el dinero que pueda, del erario, para satisfacer la avaricia de todo aquel malandrín que milita en sus filas y en las de otros partidos afines al PRI, como son el Verde, Panal y PRD.
Lo nuevo son “Las Reformas Estructurales” las que no son ni más ni menos que instrumentos para mantener el control de los mexicanos si es que con la militarización no completa a someter a la gente. Toda reforma impulsada por Peña Nieto es una trampa en la que caerá la mayor parte de los mexicanos, sean estos maestros, sindicalizados, deudores fiscales, burócratas e incluso los pequeños y medianos empresarios así como la gente más pobre que es cooptada para comprarle su voto con dinero robado del erario, por supuesto, y a base de “regalos” como televisiones, despensas, cemento, pintura, impermeabilizantes, varillas y tinacos.
El PRI tiene mayorías en la Cámara de Diputados, en el Senado, en la mayoría de los estados y solo le falta adueñarse de la voluntad de los habitantes del D. F., para ello le hacía falta un cómplice más, me refiero a Miguel Ángel Mancera, el que por “sugerencias” de Beltrones y Gamboa Patrón, echaron a andar otra reforma, la de hacer del Distrito Federal, el estado número 32, al que denominarán Ciudad de México que contará ya no con 16 delegaciones sino con municipios. Y los diputados de la Asamblea ya serán diputados como los de los demás estados de la república, solo que con esta reforma, se pasaron por el arco del triunfo la democracia, ya que de los 100 diputados que se tienen contemplados en esa “JALADA” que será la nueva Constitución Política de la Ciudad de México, solo 60 serán elegidos por voto ciudadano.
Los 40 diputados restantes serán nombrados por Peña Nieto, por Mancera, por los diputados federales y por los senadores, dejando el 60% en manos de MORENA, el PRD, el PRI y el PAN, en ese orden, y condenando al ciudadano de la Ciudad de México a ser gobernados de nuevo por el PRI, como siempre lo fue antes de que Cuauhtémoc Cárdenas le arrebatase al tricolor esas mayorías capitalinas, ganadas siempre a base de trampas y fraudes electorales. Para eso sirven las Reformas de Peña Nieto, para que los peores nos sigan gobernando. Esta Reforma como trampa rompe con la tradición constitucional porque harán que intervengan los órganos federales en un asunto estrictamente local, haciendo de esta nueva Reforma un robo descarado al ciudadano.
La explicación histórica según expertos en temas constitucionales y electorales, tiene que ver con el autoritarismo presidencial sustentado en tres pilares: Una presidencia imperial, un partido hegemónico y el control de la capital. Esto ya sucedió en 1929 cuando Álvaro Obregón eliminó la autonomía de la capital y el gobernador fue sustituido por un regente designado por el presidente y así se mantuvo la tensión política entre los ciudadanos de la capital y el centralismo, y fue hasta 1996 que se retornó a los capitalinos su derecho a designar mediante su sufragio, al jefe de gobierno, a los delegados y a los asambleístas. Y al gobierno federal –léase al presidente- se le dejó la tutela para remover al jefe de gobierno, juzgarlo y eliminarlo como competidor político, tal y como Vicente Fox trató de eliminar a López Obrador basándose en una nimiedad estúpida que no le dio resultado. Ahora el PRI, campeón en eso de engañar a los mexicanos y de limpiarse la cola con la Constitución Política Mexicana, nuestra Carta Magna, regresa por sus fueros a gobernar la capital, y me pregunto, ¿qué chucherías y golosinas le prometieron a Miguel Ángel Mancera para traicionar a los ciudadanos?... ¿Una Casa Blanca de 86 millones como la de Peña Nieto o la candidatura independiente a Los pinos para el 2018? O, ¿usted qué opina, apreciable lector?
Atenta y respetuosamente
Augusto Hugo Peña D.
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