¿Es o no es Peña Nieto el comandante supremo del ejército mexicano?
AUGUSTO HUGO PELA DELGADILLO Dossier ahpd 869 diciembre 21 de 2015
De suyo, el caso de los 43 normalistas de Ayotzinapa desaparecidos es gravísimo y alguien tiene que dar la cara con la verdad aunque sea muy dura. México no puede exhibirse en el extranjero como un país gobernado por gorilas, además los mexicanos queremos la verdad a toda costa.
Una pregunta que para nada es ociosa y si muy reveladora es la siguiente: ¿Es o no es el presidente Peña Nieto el comandante supremo del ejército mexicano? Muchos políticos y analistas mexicanos y extranjeros se hacen esa pregunta por las razones que encierra el caso de los 43 normalistas de Ayotzinapa en Iguala, Guerrero el 26/27 de Septiembre del 2014, tanto porque el general Cienfuegos se niega a que “sus soldados” sean interrogados, aduciendo que no vieron nada y que además “sus soldados” no tienen por qué ser interrogados por civiles nacionales y extranjeros, y que solo la PGR tiene ese derecho, cosa falsa y absurda por infinidad de razones legales, constitucionales y de acuerdos internacionales.
La pregunta viene al caso porque en el marco de su tercer informe el presidente Peña Nieto (17 de diciembre del 2015) en su respuesta a las preguntas parlamentarias de los diputados para ampliar la información sobre lo de Iguala/Ayotzinapa dijo: “No hubo una petición de apoyo de las autoridades civiles o una conducta delincuencial en flagrancia que hayan presenciado las tropas” la noche del 26 de septiembre del 2014 en Iguala. Esta respuesta a los diputados es grave porque es absolutamente falsa y ello nos lleva a tres escenarios: Uno.- Que el presidente miente. Dos.- Que el ejército y el CISEN (Gobernación) no le informaron la realidad al presidente y en cualquier caso le mintieron, y Tres.- Que tanto el ejército como la Secretaría de Gobernación en acuerdo con la presidencia, ocultan los hechos para encubrir a los responsables.
El caso es que el general Cienfuegos miente al decir que “sus soldados” no vieron nada, porque no solo vieron sino que filmaron como eran arrastrados los cuerpos de los normalistas que bajaron a palos y disparos las autoridades, y si el Secretario de Defensa miente públicamente, ya es razón suficiente para que el Comandante Supremo del Ejército –el presidente Peña Nieto- lo destituya y asuma con su voz la responsabilidad de decir la verdad, la que ha sido revelada y que desmiente tanto al general Cienfuegos como al Procurador Jesús Murillo Karam, el que sí fue destituido.
Un hecho que sí es histórico y no como “la verdad histórica” del procurador Murillo Karam, es que la diputada Araceli Damián González, integrante de la Comisión Especial que indaga el caso dijo que: El 27 Batallón de Infantería con sede en Iguala, Guerrero, sí contó con información de inteligencia en el momento que se cometía la agresión contra los estudiantes de la Normal Rural de Ayotzinapa, pero no actuó para evitarlo. “Información desclasificada del ejército revela que un militar encubierto, que viajaba en motocicleta tomó fotografías y las entregó a sus superiores, pero estos en su declaración ministerial omitieron manifestarlo”, agregó la diputada Araceli Damián González. Además dijo que hay evidencias comprobadas que: “Hubo agentes militares encubiertos presenciando el ataque de los policías a los estudiantes del camión 1569 que fueron golpeados, apaleados y subidos a rastras a las patrullas”.
Hay otro hecho insólito indicativo de que las autoridades federales apuestan al olvido, al tiempo y a que a este espantoso acontecimiento se lo lleve el viento y sea borrado de la historia actual mexicana, sin embargo el asunto de Ayotzinapa es una noticia internacional que se ha extendido, pintando de nubarrones a la clase política particularmente deshonesta y criminal. El hecho es: El 5 de octubre el jefe de SEDENA escenificó una conferencia mediática en el principal noticiero de TELEVISA para darnos un mensaje: “Es muy grave querer involucrar al Ejército en estos hechos solo porque a alguien se le ocurrió… Nosotros solo respondemos a las autoridades ministeriales mexicanas… No estoy dispuesto a permitir que gente desconocida, que no son mexicanos, que interroguen a mis soldados que no cometieron, hasta ahora, ningún delito… ¿Qué quieren saber? Ya está todo declarado. No puedo permitir que los traten como criminales… Esa es mi posición de ahí no me voy a salir”. Todos estos comentarios son erróneos porque México ha suscrito compromisos internacionales que hay que cumplir. O, ¿usted qué opina, apreciable lector?
Atenta y respetuosamente
Augusto Hugo Peña D.
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