La insoportable levedad del ser vista por Carlos Heredia Zubieta

La insoportable levedad del ser vista por Carlos Heredia Zubieta

Augusto Hugo Peña Delgadillo            Dossier 768              agosto 7 de 2015

Cosa inusual es que alguien del CIDE como Carlos Heredia Zubieta, expone a Peña Nieto como la quinta esencia de la frivolidad e insustancialidad en la cosa pública, pintándonos a su gabinete como una suerte de séquito y de pandilla de aduladores que están en sus puestos para alabar y enriquecerse a costa de México y de los mexicanos, sobre todo de los más pobres.

Profesor investigador del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE) nos habla de la insoportable levedad del ser para referirse particularmente a la frivolidad e insustancialidad de Peña Nieto como persona pública y en general para referirse a la gente que rodea al presidente, considerándolos a todos como gente de una camarilla frívola que nada bueno hacen ni harán por México ni por los mexicanos debido precisamente a esa frivolidad que los caracteriza como individuos pertenecientes a grupos igualmente frívolos carentes de sustancia política, conociendo la política como un arte y una ciencia destinadas al bienestar de las masas gobernadas.

Menciona que Peña Nieto privilegió su imagen sobre lo sustancial y que su look de estrella necesitaba de una pareja como lo es su esposa, una estrella de telenovelas. Su siguiente paso fue rodearse de incondicionales. No integró un gabinete sino un séquito de lambiscones. Muchos de los miembros de su séquito –la mayoría- son mediocres que cifran su estadía en el gobierno no por la labor que desempeñan sino por su enjundia para imitar y alabar al primer mandatario.

Todos ellos mediocres, frívolos e indignos han mostrado que los casos de Ayotzinapa, Tlatlaya, La Casa Blanca y la relación de este gobierno con las constructoras HIGA y OHL así como la fuga del Chapo, no son de su incumbencia y se acogen al bienestar que les da el poder que otorga el ser parte del gobierno así como los altos sueldos y prestaciones que perciben por no hacer nada relacionado con la cosa pública y el buen gobierno, convirtiéndolos a todos ellos en un lastre para el desarrollo del país y para el progreso de la ciudadanía.

Nadie renuncia luego que son exhibidas sus corruptelas e ineptitudes; nadie renuncia y Peña Nieto no los despide por el hecho que no es igual a ellos sino que intrínsecamente, Peña Nieto se considera inferior a ellos, a la mayoría de los ineptos y corruptos que nos gobiernan. Casos hay miles para ejemplificar este asunto de la levedad del ser y de la frivolidad de Peña Nieto, quien ha adoptado el personaje de Oscar Wilde en El Retrato de Dorian Gray, un joven atractivo que su única preocupación era su aspecto físico y por ello ha hundido en la miseria y la ignominia a México y a los mexicanos.

Milan Kundera escribió La Insoportable Levedad del Ser para ejemplificar a personajes que están en el limbo porque se desconectan de la realidad para instalarse en el narcisismo. Por ello, hoy asistimos a la crisis de México con la frivolidad de quienes integran la cúpula gubernamental, quienes lejos de contener a la corrupción y al poder del crimen organizado, apuestan a que nos acostumbremos a estos como algo inevitable, como un fenómeno que está ahí y que tenemos que vivir con él porque es parte del “sistema”. Y no hay de otra, ¡Lo tomas o lo tomas!

Ejemplos, reitero, hay miles pero hoy sobresale el dicho de un imbécil que se supone es quien debería ver por la limpieza de los comicios. Me refiero a Lorenzo Córdova, Presidente Consejero del Instituto Nacional Electoral quien escupe una frase tan estúpida como esta: “Persistirá la compra de votos mientras haya pobres”. Además dice que hay 55 millones de pobres cuando hay más de 77 millones y al decir esta imbecilidad nos muestra su incapacidad de llevar a cuestas el cargo que ostenta, ¿ya que si su trabajo es velar por la limpieza de las elecciones y acepta que mientras haya pobres habrá compra de votos, entonces qué hace de Consejero Presidente de una institución que solo sirve para dos cosas, para nada y para maldita la cosa? Él lo dice con tal cinismo y desvergüenza que lo único que enseña amén del cobre, es que es un corrupto miembro de la camarilla de frívolos e ineptos que están ahí enriqueciéndose a cambio de ser parte de la pandilla y de adular a Peña Nieto, a sabiendas que el presidente es más torpe y frívolo que ellos. O, ¿usted qué opina, apreciable lector?

Atenta y respetuosamente

Augusto Hugo Peña D.

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