El general mexicano Rafael Macedo de la Concha, un general de mente utópica

El general mexicano Rafael Macedo de la Concha, un general de mente utópica

Dossier ahpd 673                                      febrero 14 de 2015

México y los mexicanos lo que necesitan es que quienes tienen a cargo las instituciones del país sean claros, transparentes y sobre todo honestos, cosa que no se ve por ningún lado. El general Rafael Macedo de la Concha no abona con sus dichos a la claridad y menos a la verdad, y Peña Nieto pidiendo que haya contratos de ventas y servicios en PEMEX bajo secreto. ¡Pamplinas!

México atraviesa por un momento crítico en el cual la credibilidad en nuestro gobierno y en las instituciones es prácticamente nula. La confianza e incluso el respeto hacia nuestro presidente son mínimos y así, en estos momentos de crisis en los cuales incluso la seguridad nacional, la social y la soberanía están ante un riesgo latente, motivo por el cual no debemos de engañarnos ni engañar a quienes menos percepción tienen de lo que realmente sucede y acontece.

Los casos de Tlatlaya e Iguala/Ayotzinapa en los que el ejército, en el primero de ellos, fusilo prácticamente a una veintena de ciudadanos de manera sumaria, cuestión gravísima de suyo, es causal para que los responsables, que son militares, deban ser juzgado por nuestras leyes, cosa que ellos no hicieron con sus víctimas. ¡Sin consideración alguna los ejecutaron! Lo de los 43 jóvenes normalistas de la normal de Ayotzinapa, Guerrero, que fueron –según Murillo Karam- secuestrados, torturados, asesinados por medio de la incineración y posteriormente descuartizados y tirados a un río. Entonces… ¿Por qué dejar en manos del propio procurador este asunto?... ¿Para que nos endilgue “La Verdad Histórica”, cosa absolutamente falsa?

Y en medio de este pandemónium mediático y un desgarriate desmesurado social, políticamente hablando, las voces de quienes tienen autoridad y representatividad como la tienen los generales del ejército, activos o en retiro, por ejemplo, deberían ser claras, transparentes y creíbles y nunca –menos en estos momentos críticos- ser nebulosas, falsas y utópicas, como las vertidas en un artículo exhibido por la prensa, escritas por el general de brigada y Lic. En derecho, Rafael Macedo de la Concha, en el que dijo –entre otras cosas- que: “Nuestra historia está marcada por gestas heroicas, luchas y reivindicaciones sociales que han quedado plasmadas en nuestro orden constitucional.” ¿No se percatará este general que en México la política está podrida?

Y, “en las que mexicana y mexicanos hemos hecho grandes esfuerzos para instaurar un orden legal y lograr espacios de comunicación abiertos que permitan nuestro desarrollo con paz social, respeto a las libertades promoviendo la convivencia armónica y la integración e inclusión de todos, exigiendo que el interés colectivo esté por encima de intereses particulares o de grupo.” Como vemos, este dicho es absolutamente contrario a lo que ha venido sucediendo desde hace más de 32 años, cuando Miguel de la Madrid y Carlos Salinas arribaron al gobierno, dirigiéndolo en sentido contrario del que eufemísticamente, proclama el general Macedo de la Concha. México y los mexicanos a partir de 1982, pasó a ser gobernado por una pandilla que ha utilizado un sistema de gobierno harto en demagogia que lo único que ha provocado es la miseria de más de la mitad de los mexicanos y ha enriquecido con los recursos del país, los que debieran ser de todo los mexicanos, a una caterva de malos mexicanos, empresarios y políticos todos ellos.

Es necesario en estos momentos de crisis institucional, ser cautos, y sobre todo transparentes, y más tratándose de la cosa pública. Peña Nieto habla de triunfalismos y de éxitos económicos y políticos, cuando la decadencia política y las cuestiones económicas que afectan a la mayoría de los mexicanos son palmarias, sin embargo el presidente pide que los contratos de ventas de petróleo y de obras en PEMEX, sean secretos. ¿Qué le pasa, no que ahora sí va a haber transparencia? Creo firmemente que solo diciendo la verdad con absoluta transparencia en todos los hechos, positivos o negativos y sin afanes de intereses político electorales, podríamos salir avante de nuestro problemas. Las cosas, nos duelan o no, hay que decirlas con certeza, claridad, transparencia y sin engaños. O, ¿usted qué opina, apreciable lector?

Atenta y respetuosamente

Augusto Hugo Peña D.

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