Peña Nieto y su partido perdieron el rumbo, ignoran la forma de mantenerse y solo recurren a sus únicos baluartes
AUGUSTO HUGO PEÑA DELGADILLO Dossier ahpd 1470 Julio 4 del 2017
Podrá decirse lo que se quiera pero al asegurar que el PRI ya está en un estado terminal a causa de sus propias pifias y truculencias, no estoy dando un alarido de catastrofismo, es una realidad palpable. El PRI se muere y que bueno que así sea ya que es demasiado el daño que le ha hecho a México y los mexicanos. Requiescat in pace.
Peña Nieto y su partido perdieron el rumbo, ignoran la forma de mantenerse y solo recurren a sus únicos baluartes, que son su corrupción desmedida y la impunidad que les cobija, pero su ineptitud acendrada y perfecta los ha apartado de todo triunfo electoral, los que no han logrado ni con la ayuda del INE y tampoco con sus marrullerías que no son pocas. Son un cadáver.
Vimos como este 4 de junio el PRI convertido en una cueva de bandidos se comportó en Coahuila y el estado de México y ni así completó para ganar ambas contiendas. Fue un desastre que mostró a un PRI tan venido a menos que en lugar de dar lástima dio gusto a los mexicanos que están hartos de tantas marrullerías. Sus últimos tres presidentes, César Camacho, Beltrones y Ochoa Reza no pudieron levantarlo ni sacarlo de la terapia intensiva en donde se encuentra. Creo que la única solución si es que no quieren que desaparezca, es que comiencen a actuar cuando menos de manera decente y constructiva, cosa que no han hecho porque son destructivos y carentes de decencia, pero… ahora ya se encuentran en otra etapa en donde en el 2018 se juegan la presidencia, ¿harán lo suficiente para conservarla? Lo dudo porque no tienen con qué.
Antes de la llegada de Peña Nieto, el PRI ya se encontraba en un intríngulis sin plan ni forma de salir del deterioro que los años y las malas acciones de los priistas habían hecho presa al partido, lo vimos claramente porque para que impusieran a Peña Nieto en la presidencia, recurrieron a todo tipo de fraudes electorales y ni así completaron, y tuvieron que pedirles al PAN para que les avalaran el fraude, como ellos lo hicieron el 2006. Con Peña Nieto el PRI dio cuando menos dos pasos hacia atrás ya que entre sus filas no hay ningún ideólogo ni mentes brillantes que sepan salir del atolladero en el que ellos mismos se metieron por sinvergüenzas, por ineptos y corruptos. ¿Qué les depara el destino? Con Ochoa Reza y con Peña Nieto nada bueno, su muerte por inanición se vislumbra por sus cuatro costados. Para atrás no quieren ir; para adelante no saben cómo conducirse; la derecha no los acepta del todo y la izquierda menos, mostrando con ello que son vacíos de ideales y solo los mueve el afán de sus más connotados miembros, por enriquecerse a costa de la gente jodida. Ya no son un partido, son una partida, y de maleantes.
México y los mexicanos no ganan nada si el PRI desaparece, y tampoco pierden nada porque es un ente anodino sin sabor, olor, fuerza ni rumbo. Su derrotero es y ha sido por 35 años, el de tratar de reformar todo para que todo siga igual y que el PRI no pierda presencia, sin embargo, reitero, por el pésimo desempeño que han mostrado, la muerte del partido es viable y razonable, porque le han apostado a la pusilanimidad de la ciudadanía, la que como decían nuestras madres cuando el marido abusaba de ellas: “La ciudadanía ya no es la pendeja de antes”.
Por lo pronto en Coahuila están muertos, los Moreira de la mano de Rogelio Montemayor y la venia de Peña Nieto, los encaminó al despeñadero que les espera. No les veo otro destino.
En su tercer año de gobierno, Peña Nieto les hizo perder siete gubernaturas, luego apareció el nuevo PRI tan cacareado por Peña Nieto en que sus cómplices se mostraron tal cual eran, me refiero a Javier Duarte, a Borge Angulo y a César Duarte, tres ladrones consuetudinarios que junto a los hermanos Moreira le han puesto su sello verdadero al partido, una entidad en la que el latrocinio, las criminalidad en todas sus formas, la corrupción, la ineptitud y la impunidad son los únicos baluartes con los que cuenta, y ya en el 2017 mostraron tanto en Veracruz, Nayarit, el estado de México y Coahuila, que solo servían para dos cosas, para nada y para pura fregada.
El requiescat in pace no podemos cantarlo porque en la Política como en el Béisbol, esto no se acaba hasta que se acaba y habrá que esperar para ver que les depara el 2018. Como lo dijese el filósofo de Güemes, “si no se van es que se quedan”, así que es mejor esperar y no cantar victoria las vísperas. Según mi apreciación, en Coahuila y sobre todo en La Laguna, el PRI es un cadáver maloliente, aunque los priistas laguneros creen que como al Ave Fénix lo harán renacer de sus propias cenizas, cuestión muy difícil porque el daño causado por los Moreira no es cualquier cosa y los ha hecho merecedores de un desprecio generalizado de la ciudadanía, el que se siente con toda razón, robada y vejada por este par de hermanitos canallas, quienes por azares del destino y un empujoncito de Rogelio Montemayor y Carlos Salinas, llegaron a hacernos la vida imposible. En La Laguna perdieron todo incluso la casilla en donde Riquelme votó. Lo bueno que nos queda es que se largan y ya. O, ¿usted qué opina, apreciable lector?
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Atenta y respetuosamente
Augusto Hugo Peña D.
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