El ciudadano habría de cuestionarse con cara a la elección del 2018. ¿Por qué he de votar por quien tanto daño nos ha hecho?
AUGUSTO HUGO PEÑA DELGADILLO Dossier ahpd 1497 Julio 27 del 2017
Observado en su conjunto el desempeño de los gobiernos a partir del 1º de diciembre de 1982 a la fecha, podemos observar un deterioro en todas las instituciones, dentro de la que destaca la presidencia; una creciente pobreza, pérdida de soberanía, corrupción que galopa y una impunidad que no cesa, y un encono popular contra el gobierno y el PRI.
El ciudadano habría de cuestionarse con cara a la elección del 2018. ¿Por qué he de votar por quien tanto daño nos ha hecho?... ¿Y por qué a favor de quienes nos gobernaron 12 años, no supieron y sellaron su destino con el PRI? Nuestra conciencia debe escudriñar otras opciones.
Entre el 1º de diciembre de 1982 y hasta el último día de gobierno de Ernesto Zedillo, el aparato gubernamental se vio inmerso en un desgarriate que minó las instituciones, de ahí que haya llegado la transición en el año 2000 con el arribo de Vicente Fox a la presidencia. Cosa que de nada sirvió a una sociedad harta de los rasgos más oprobiosos del priismo. Porque se implantó una política económica generadora de pobreza y desigualdad, corrupción, prácticas electorales fraudulentas y represivas. Fox no solo usó el desaseado mecanismo del FOBAPROA para enriquecer a su entorno inmediato, no solo aplastó movimientos populares mediante la fuerza bruta (Lázaro Cárdenas, Atenco, Oaxaca) sino que coronó su mandato con un fraude electoral que negó lo que parecía haberse superado. Logró incrustar en Los Pinos a Felipe Calderón a contrapelo de la voluntad ciudadana.
Hoy la voz popular anhela los años en que gobernaron Ruiz Cortines, López Mateos, Díaz Ordaz, Echeverría y López Portillo, cinco sexenios en los que hubo desarrollo y progreso, y el crecimiento anual promedio fue del 6%. Con de la Madrid y hasta Peña Nieto el país entró en un franco deterioro socioeconómico y político. Las instituciones todas se han visto inmersas en una espiral descendente e incuso la presidencia se ha convertido en una suerte de empresa en plena quiebra moral y funcional, porque desde Los Pinos se cocinan las reformas estructurales retrógradas, como la laboral, la educativa y la energética, dejando a la población a expensas del poder del mercado. Nos dice Pedro Miguel en uno de sus brillantes artículos en La Jornada, que: “Habría que ponderar cuanto le debe a Vicente Fox la fórmula disuasoria “Todos los políticos son iguales”, que no es sino una consigna orientada a sembrar entre la sociedad la idea de que la política y los profesionales son necesariamente corruptos, cínicos e intercambiables, sin distingo de colores, partidos ni ideologías”. La cuestión es: El político nace corrupto o se hace.
Nadie nace corrupto, el ejemplo de sus mayores, el entorno en que se vive y los valores endebles que se adquieren dentro de la familia y la escuela, más el cinismo y la voracidad de cada ciudadano lo hace o no corrupto. De qué familia y en qué entorno nació, creció y se desarrolló, -por ejemplo-, Enrique Peña Nieto, ¿cuáles valores morales y de quienes los abrevó Peña Nieto? He aquí la respuesta. Ruiz Cortines, López Mateos, Díaz Ordaz e incluso López Portillo no se enriquecieron. Tuvieron el poder y la oportunidad de hacerse ricos y renunciaron a ello por sus principios morales. Supieron administrar la corrupción prevaleciente sin enlodarse con dineros mal habidos, como lo hicieron Echeverría, Salinas, de la Madrid, Zedillo, Fox, Calderón y Peña Nieto. Entonces no todos los políticos son iguales como lo sentenció Vicente Fox.
Dentro del ámbito de la política y de los políticos de la actualidad, son los menos los honestos y los más los corruptos, sin embargo este factor, la corrupción no es la única causa del deterioro nacional y de la pobreza de la mayoría de los mexicanos. El sentido de equidad cuenta y cuenta mucho. -parafraseando las cantaletas demagógicas de Peña Nieto-. Otro factor de suyo principal es la capacidad del individuo para tener aptitudes, y hoy la mayoría de quienes nos gobiernan son ineptos, carecen de credenciales suficientes que los acrediten para ocupar la presidencia o las secretarías que están bajo su mando. Mencionaré a los que más se han destacado en hundir al país en el desgobierno, las deudas, la entrega antipatriota de nuestros recursos y la militarización, por mencionar algunos. Ellos son: Luis Videgaray, José Antonio Meade, Aurelio Nuño, Osorio Chong, Salvador Cienfuegos, Pedro Joaquín Coldwell y Gerardo Ruiz Esparza entre otros.
Si es válido preguntarse quién es el líder político más popular y que tenga cuando menos la fama de honesto, seguramente nos responderíamos que es Andrés Manuel López Obrador, al que incluso sus contrincantes y los medios de comunicación –Televisa- TV Azteca- MILENIO, etc.- lo consideran honesto. Sobre ser apto ya lo demostró cuando fue el titular del Departamento del Distrito Federal, y a quien pretendió desaforar Fox aduciendo causales menos graves de los que incurren todos los del PRI y algunos panistas. Luego, ¿por qué los ciudadanos no votarían por él, y por qué es atacado inmisericordemente por sus contendientes políticos y por los medios, poniéndole tilde de “Peligro para México”? La campaña para la presidencia del 2018 ya empezó al igual que el golpeteo contra quien él solo puede –sin compra de votos ni chanchullos- ganar la presidencia. Pero ¿a quien o a quienes les molesta o afecta la popularidad de López Obrador? Esta pregunta es la que deberíamos de hacernos. O, ¿usted qué opina, apreciable lector?
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Atenta y respetuosamente
Augusto Hugo Peña D.
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