sábado, 8 de julio de 2017

La tarea que debemos hacer en este ciclo electoral del 2018, es promover la idea entre los menos favorecidos, que no vendan su voto

La tarea que debemos hacer en este ciclo electoral del 2018, es promover la idea entre los menos favorecidos, que no vendan su voto

AUGUSTO HUGO PEÑA DELGADILLO Dossier ahpd 1472 Junio 6 del 2017
Es menester una actitud discruptiva de parte de la ciudadanía para cambiar las cosas y condiciones electorales ante el comienzo de las campañas para el 2018. Hay que romper de tajo bruscamente con nuestro comportamiento ciudadano ante el descarado fraude perpetrado en las campañas electorales del 2017. La lucha verdadera es por entronizar a un hombre a la máxima magistratura. Los partidos lo saben y eso hacen, ¿y los ciudadanos qué?
Partiendo del axioma que el hombre es él y sus circunstancias, cuestión que no es a causa de la suerte y la casualidad sino del esfuerzo mismo de ese hombre. La tarea que debemos hacer en este ciclo electoral del 2018, es promover la idea entre los menos favorecidos, que no vendan su voto porque ello les provoca en su futuro, circunstancias más adversas y seguirán en la miseria.
Esa tarea que debemos emprender camina a la inversa de las acciones del gobierno, el que tiene considerado que un pobre más representa un voto más para lograr sus éxitos electorales. Estas actitudes del gobierno son deleznables pero son ciertas y puntuales. Lo podemos corroborar porque en los poco más de cuatro años que lleva Peña Nieto y el PRI gobernando, la pobreza se ha multiplicado. De 63 millones de pobres que había al comienzo del 2012, ahora son más de 70. Solo en el estado de México que es la guarida del presidente y del Grupo Atlacomulco, la pobreza se incrementó en un 18% y solo en menos de cinco años. Esto indica con claridad que los programas contra la pobreza y el hambre se han usado perversamente como instrumentos electorales.
Entonces el hombre jodido o pobre, como usted quiera nombrarlo, no es él y sus circunstancias, sino producto de una política perversamente diseñada para que sus circunstancias sean precarias y con ello poder adquirir a un precio razonable, el voto de ese hombre el que ni cuenta se ha dado que sus circunstancias fueron provocadas exprofeso por este gobierno. En este rubro es en el que debemos enfocarnos para lograr que ese hombre pobre, actúe discruptivamente,  y así, romper de tajo y bruscamente con esas sus circunstancias que lo tienen aprisionado dentro del sector de la pobreza. Del gobierno no hay que esperar ningún cambio positivo, porque si en casi cinco años no actuó como debiera para combatir la pobreza y el hambre, menos lo hará en este próximo año que es clave en lo electoral, en donde el PRI y el gobierno, harán de todo –legal e ilegalmente- para ser ellos los que lleven a su hombre a la presidencia y así seguir gobernando otros seis años.
Se ve harto difícil provocar un cambio brusco en el comportamiento de aquellos que por sus precarias circunstancias venden su sufragio al PRI, pero ello no implica necesariamente, que no debemos aplicarnos para crear una conciencia renovada en las clases menos favorecidas de nuestra sociedad. Esta es una tarea de todos los que queremos un cambio favorable para el buen camino de nuestro país hacia el progreso, y el desarrollo de la gente, por lo que es de gran importancia, hacer un cambio brusco en nuestros esfuerzos electorales y en lugar de gastar esfuerzos en hacer propaganda para que se vote o no se vote por ciertos partidos o candidatos, tenemos que hacer una copiosa propaganda entre los que son susceptibles de vender su voto, a que ya no lo hagan, ya que en los hechos y en la praxis les resultará contraproducente. Como ciudadanos conscientes de estas circunstancias adversas, debemos propagar, cada uno en su entorno, las inconveniencias de vender nuestro sufragio, ya que vale mucho más que mil pesos.
Hay que contar que el PRI lleva en sus alforjas miles de millones de pesos que se han robado del erario los gobernantes priistas. Para darnos una idea de la cuantía de esas cifras, solo del dinero desviado de Veracruz por Javier Duarte, de Quintana Roo por Borge Angulo, de Chihuahua por César Duarte, del estado de México por Eruviel Ávila, del gobierno federal por los secretarios de Estado al servicio del PRI y de Peña Nieto, y de Coahuila por Rubén Moreira hacia el PRI, es de suponer que tienen para la compra de votos y voluntades, más de 80 mil millones de pesos, los que en teoría les alcanzaría para comprar 30 o 40 millones de votos y les sobraría suficiente para comprar la voluntad de los consejeros del INE y de los de los Institutos Electorales en los estados.
Solo queda un año para cambiar radicalmente la actitud y las malas costumbre electorales, como las de no salir a sufragar por flojera, desidia o pusilanimidad, por lo que además de incitar a las gentes de nuestro entorno a que propaguen la idea de que no se venda el voto, también se haga para que todo mundo salga a votar de manera libre, secreta y voluntariamente. Si lográsemos que un 20 o 30% de quienes venden su voto dejen de hacerlo y, que salgan a votar el 65 u 70% de los ciudadanos, cosa nada fácil pero necesaria, venceremos la inercia negativa y lograremos que quienes compren los votos –el PRI y el gobierno de Peña Nieto- no tengas posibilidades de ganar la contienda para que no vuelvan a imponernos un presidente como el actual, el que ha sumido en la pobreza y el hambre al país y ha deteriorado todas y cada una de nuestras instituciones. Por ello hay que ponernos a trabajar desde ahora mismo. O, ¿usted qué opina, apreciable lector?  
Si deseas leer mis anteriores escritos, puedes hacerlo ingresando a Google en: elnuevoblogdeaugustopena.blogspot.com
Atenta y respetuosamente
Augusto Hugo Peña D.

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