La inteligencia en México no funciona como debiera, se usa para espiar a opositores políticos en lugar de luchar para combatir la pobreza, acabar con la corrupción o bien, para hacer de la democracia una realidad.
AUGUSTO HUGO PEÑA DELGADILLO Dossier ahpd 1480 Julio 12 del 2017
La inteligencia en México no funciona como debiera, se usa para espiar a opositores políticos en lugar de luchar para combatir la pobreza, acabar con la corrupción o bien, para hacer de la democracia una realidad. Me refiero a la inteligencia de Estado que todo gobierno debe tener a su disposición para hacer de la nación algo más y mejor gobernable.
La inteligencia de estado primordialmente es para hacer real la seguridad nacional y para preservar la soberanía. En México la seguridad nacional está en los suelos y la soberanía se ha perdido, Peña Nieto la ha derrochado, la ha dilapidado ante Trump. ¿Díganme entonces, de qué sirve la inteligencia de Estado en México? Sirve para espiar periodistas y a sus contendientes.
En México la democracia no existe, se le ha quitado al ciudadano el derecho a ser votado con la más amplia libertad. Por medio de leyes secundarias y tramposas se ha violado flagrantemente la Constitución. No es entendible que México se inmiscuya, por ejemplo: en Venezuela para que la democracia fluya con libertad, cuando en México se pisotea y se le trata como un hilacho o trapo de limpieza. En las elecciones, el poder gubernamental usa todo tipo de trapacerías para ganarlas, las autoridades electorales son servidumbre del presidente en turno para cerrar los espacios a los partidos contendientes, a los que considera como enemigos del gobierno, cuando el gobierno es el que actúa como enemigo del pueblo, de la libertad de expresión y de todo aquello que es requerido para que la democracia funcione.
En el año 2016 la inteligencia de Estado no funcionó ni para bien ni para mal, el PRI con el presidente de ese partido y los servicios de inteligencia a su servicio, cometieron un sinfín de tropelías contra sus oponentes, compró millones de votos con dinero robado del erario de los estados gobernados por el PRI y del gobierno federal, sin embargo y a pesar de ello, perdió 7 de los once estados en disputa, mostrándonos diáfanamente que ni la inteligencia funcionó para prevenir la debacle y menos para lograr los triunfos que el presidente del PRI, Manlio Fabio Beltrones anunció a bombo y platillo, cacaraqueando que se llevarían el carro completo, ¿por qué les falló, por qué se equivocaron?... ¿No tomaron en cuenta acaso el repudio que ha generado el PRI y Peña Nieto en la ciudadanía por su nefando proceder? Esta es una muestra fehaciente que la inteligencia de Estado, de suyo mal usada, no cubrió las expectativas. ¿Por qué?
Porque quienes están a cargo de las dependencias de inteligencia, no son ni han sido capaces debido a que son, gentes improvisadas y carentes de profesionalismo. Son personas de las confianzas del secretario de gobernación y, sí el propio secretario Miguel Ángel Osorio Chong no es confiable, menos lo serán sus subalternos, y menos aún, porque el poder en este gobierno está dividido entre dos grupos políticos poco afines, los del Grupo Atlacomulco y la pandilla de los del estado de Hidalgo, dos grupos de políticos que se han distinguido y no precisamente por su honestidad y sapiencia. Tanto los hidalguenses como los de Atlacomulco se han eternizado en el poder, amparados en la corrupción, en la impunidad y en la compra de votos de la gente más pobre, la que está en la miseria precisamente por culpa de esos políticos ineptos y la mar de corruptos. Ellos son quienes han hecho de la inteligencia de Estado algo inservible.
Esos grupos políticos –el del estado de México y de Hidalgo- han logrado sostenerse en el gobierno por medio de truculentas acciones, cuestiones que ya no les han funcionado porque la ciudadanía se ha blindado de ellos en base al sufragio libre, logrando en el 2017 ganar las contiendas en juego. En Veracruz el PAN se llevó el 60% de las alcaldías; en Nayarit ganó holgadamente la coalición PAN/PRD; en el estado de México perdieron y están tratando de sacar a su favor un triunfo truqueado con el contubernio de la autoridad electoral del estado y del INE, para robarle a MORENA un triunfo ganado a pulso y sin compra de votos ni voluntades como lo hizo el PRI. En el estado de Coahuila también perdió el PRI y por más chanchullos que haga, la ciudadanía no se dejará arrebatar por el PRI el gobierno, el que lo perdieron por el odio acumulado de la gente hacia los Moreira, Riquelme y el PRI. ¿Para qué les sirvió desnaturalizar la inteligencia de Estado que espió a diestra y a siniestra a los contendientes del PRI? Para nada, porque el PRI ya es un cadáver político que ni con miles de millones de pesos robados para la compra de votos, ni con el espionaje contra sus contendientes, logró su cometido.
Las siglas del PRI como partido revolucionarios institucional, mejor le caería cambiarlas por las de PPP, partido de poco prestigio, su suerte ya está echada, sus contendientes ya cruzaron el Rubicón y van por los triunfos electorales sin necesidad de hacer trampas ni comprar votos, ¿o acaso MORENA compró votos en el estado de México y perpetró marrullerías? Claro es que no, como tampoco el PAN recurrió a la compra de votos, a los acarreos y la compra de voluntades de la gente jodida. En Coahuila el PAN sin la compra de votos ni acarreados, le ganó con amplitud al PRI, y por ello los gorilas de Rubén Moreira de Fuerza Coahuila, se robaron y violaron las urnas. El PRI, reitero, ya es un cadáver, por haber hecho de la democracia, un tapete para pisotearlo y lograr sus pérfidos cometidos. O, ¿usted qué opina, apreciable lector?
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Atenta y respetuosamente
Augusto Hugo Peña D.
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