Peña Nieto sabe que los 43 estudiantes desaparecidos no aparecerán con vida. No sabe cómo decirlo. Ignoro el por qué.

Peña Nieto propone Un Pacto por Iguala 

Dossier ahpd 580                                  noviembre 4 de 2014

El presidente de la república, el procurador y el secretario de gobernación saben perfectamente que los 43 estudiantes de la normal rural Raúl Isidro Burgos desaparecidos, no aparecerán, no entiendo por qué no se decide a decirle a los familiares y al pueblo de México lo que él ya sabe. No es necesario que Alejandro Gurza Obregón le diga que sus colaboradores le mienten, lo engañan y le ocultan los problemas; no es un niño chiquito, él lo sabe y de sobra.

Suena a increíble que el presidente ante la ingobernabilidad existente provocada con fines aviesos en México, y ante su incapacidad para decirle a los mexicanos que los 43 normalistas no pueden aparecer porque los desaparecieron para siempre, proponga un PACTO, ¿pacto por y para Iguala para qué?... ¿Para que la impunidad siga reinando y el estado de derecho siga brillando por su ausencia? Su gobierno –el de Peña Nieto- desde Los Pinos y Palacio Nacional hasta la Procuraduría General de la República y la Secretaría de Gobernación, pasando por el CISEN, ya saben que no aparecerán los 43 normalistas detenidos por la policía y entregados a “maleantes” que trabajan para el estado mexicano, o bien, a empleados del gobierno disfrazados de maleantes.

Analistas y politólogos de México y del mundo entero, incluyendo las voces del Papa, del presidente Obama, de la ONU y el parlamento europeo, llegaron a la conclusión que el estilo de gobierno en México ¡está podrido! y que no se puede avanzar hacia ninguna parte si no se hace un alto en el camino y se rectifica el rumbo. Sin embargo, Peña Nieto parece no darse cuenta que los mexicanos y el mundo entero ya lo ven como un desecho de la política, como fardo y piedra en el camino de los mexicanos y, a pesar de ello, sigue haciendo negocios jugosos para su pandilla a costa del erario y de los intereses del pueblo. El aeropuerto y el tren de México a Querétaro son las muestras de que los negocios son lo primero: los mexicanos que hagan cola, que esperen.

El pacto por Iguala no vino de la mente de Peña Nieto ni de sus consejeros sino del representante de las trasnacionales, el CEO de Kimberly Clark, Claudio X. González, cabeza principal del Consejo Coordinador Empresarial y por ende de COPARMEX, la cúpula de empresarios mexicanos, y extranjeros que usan a mexicanos como sus representantes, como es el caso del propio Claudio X. González y de otros más como lo son Alberto Bailleres, CEO de PEÑOLES y Germán Larrea Mota-Velazco, CEO de Grupo México, empresas metalúrgicas principales de México, propiedad de las familias Guggenheim y Rothschild, dueños a su vez de la mayoría de minas de oro, plata, cobre y carbón de México, las que se encuentran concesionadas a nombre de empresas canadienses.

El 3 de noviembre Peña Nieto presentó la culminación de la Reforma Energética diciendo que ya, el que quiera, puede invertir en los energéticos. El secretario de energía Pedro Joaquín Coldwell, aplaudió el hecho y dijo que era una “proeza colectiva”… ¿Colectiva?... ¡Qué va! Si no consultaron con el pueblo e incluso la suprema corte de justicia negó el derecho de que el pueblo haga consultas ciudadanas para dar marcha atrás a estas reformas que más que “proeza colectiva” es traición a la patria y una entrega de un México en girones y pedazos a quien lo compre y use para beneficio de unos cuantos oligarcas mexicanos y algunas empresas multinacionales.

Hace unos días, desde aquí en La Laguna, Alejandro Gurza Obregón le pide al presidente que se entere de algunos puntos y le sugiere que lo están engañando, que sus secretarios y colaboradores le mienten y no lo enteran ni hacen partícipe de asuntos de urgente resolución. Creo que nadie le miente al presidente, tiene bastante experiencia en la administración pública, no es un niño chiquito y está curtido en todo tipo de enjuagues chuecos y derechos como para no saber lo que pasa. La cuestión es que no sabe cómo, no puede y tal vez no quiera resolver algunos asuntos favorablemente a las mayorías. Los intereses de unos cuantos le son más importantes y además quienes lo pusieron allí, en Los Pinos y en Palacio Nacional, no lo llevaron ahí para que gobernase para el pueblo sino para favorecerse ellos, sus socios y cómplices. ¡Bueno!... a menos que usted, apreciable lector, piense diferente. O, ¿usted qué opina?

Atenta y respetuosamente

Augusto Hugo Peña D.

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