“Un árabe, dos árabes, tres árabes y contando”
Dossier ahpd 582 noviembre 8 de 2014
Están muertos, los quemaron aún con vida, los descuartizaron y en retazos los tiraron a un río para su total desaparición. Peña Nieto, Osorio Chong, Murillo Karam, el ejército y la marina ya lo sabían. Hace tres semanas, el padre Solalinde se los dijo tal cual lo declara ahora Murillo Karam, quien no lo recibió en la procuraduría, por estar ocupado en asuntos “de mayor importancia.”
Los árabes tienen fama de no cansarse en su trabajo, de ser duchos en las materias que dejan dinero y en saber capitalizarlo y conservarlo. Un árabe ya se cansó, Jesús Murillo Karam, luego del maratón de mentiras e inventos sobre el informe de la desaparición de 43 normalistas, dejó de hablar y lo último que dijo fue: “Ya me cansé” y si ya se cansó, ¿por qué no deja el puesto de procurador de justicia a quien sí pueda con el cargo?
Quiero aclarar que nada tengo en contra de los árabes, sí contra los árabes mexicanos que han olvidado que su país de origen se vino a pique por culpa de gente como Murillo Karam, Emilio Chuayffet Chemor, Mercedes Juan López, Pedro Joaquín Coldwell y José Antonio Meade Kuri-Breña. Gente como ellos allá en Líbano, estuvieron y están al frente del gobierno libanés y luego de siete décadas de ser gobierno, no entendieron ni entienden que la política tiene sus fundamentos y que estos no son los de robar, los de hacer negocio a costa del erario y del pueblo y que su mejor trabajo no es el de mentir y engañar a la población que dicen que gobiernan.
El caso de los 43 normalistas de Ayotzinapa, asesinados, quemados con diesel, muchos de ellos vivos aún, descuartizados y sus restos tirados a un río –según el procurador Murillo Karam- deja al desnudo al propio procurador a quien el padre Solalinde hace más de tres semanas le hubo dicho que habían sido asesinados y que, heridos muchos aún, fueron rociados de diesel y con ellos hicieron una pira humana, la que duró algunas horas hasta que los restos chicharronizados los descuartizaron en retazos, para que luego fuesen llevados a las aguas de un río para su desaparición total. Tres semanas antes, Murillo Karam, Osorio Chong, Peña Nieto y el propio Emilio Chuayffet Chemor, quien con solemne burla dijo que “Ya hay que olvidar esta desgracia y hay que ponerse a estudiar” -este mensaje fue para los estudiantes de las normales rurales- ya sabían lo que pasó, cuáles los motivos y quiénes los perpetradores y cómplices. Preguntémonos. ¿Por qué este gobierno hasta para estos casos tiene que administrar los tiempos de las noticas?... ¿Acaso le apuestan a que el pueblo de México es olvidadizo y estúpido?
Mercedes Juan López promueve junto a Peña Nieto la subrogación de los servicios médicos del estado y con ello darle entrada al capital privado. En suma esta señora, árabe también, se suma a la pandilla de tratantes y marchantes para negociar ahora y ya, con la salud del pueblo de México. Mercedes Juan López, hay que decirlo, como Secretaria de Salud en el gabinete de Peña Nieto, es francamente, del mismo calibre que la Carabina de Ambrosio. No requerí de ir lejos para averiguarlo, aquí en La Laguna, ella, la secretaria de salud, brilla por su ausencia, por ser carente de ética y por que a pesar que en La Laguna se padecen infinidad de pandemias, no las atiende, ¿saben por qué, apreciables lectores? Porque ese trabajo no le reditúa pesos ni dólares.
Con estos 43 “desaparecidos” y con 38 mil más que desaparecieron en los seis años de Felipe Calderón como presidente y dos de Peña Nieto, se hicieron pozole, chicharrón, retazos, descabezados, entambados, fusilados y tirados a fosas clandestinas, y ¡OJO!... Lo grave no me parece eso tanto como que el pueblo, yo entre ellos, lo estemos tolerando sin pedirle la renuncia a Peña Nieto por inepto y cómplice de crímenes de lesa humanidad y lesa patria. En un país donde no hay Estado de Derecho como es México, pedirle la renuncia al presidente es mucho porque los intereses de quienes lo pusieron ahí no lo permitirían. Evitarían eso blindándolo militarmente, aún al costo de muchas más vidas, pero… sí hay una salida para que Peña Nieto dé muestras de que es nuestro presidente y que no le está apostando a que somos estúpidos y olvidadizos: que quite de su gabinete cuando menos a dos nefastos, nefandos y nefarios personajes, a Jesús Murillo Karam y Emilio Chuayffet Chemor y que ponga gente decente. O, ¿usted qué opina, apreciable lector?
Atenta y respetuosamente
Augusto Hugo Peña D.
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