La visita del Papa fue inscrita en la complicada dialéctica entre ricos y pobres
AUGUSTO HUGO PEÑA DELGADILLO Dossier ahpd 912 febrero 16 de 2016
La visita del Papa Francisco tiene varias lecturas, una es sobre el hecho que en 33 años los católicos en México pasaron del 95% al 69% y de la aplicación de la misericordia promovida por el pontífice. Para los ricos misericordia como perdón de todo, y a los pobres, indígenas sobre todo, misericordia como puñal al pueblo moribundo, víctima de los ricos y de la iglesia.
La lucha de clases está en su apogeo en México; si pudiésemos explicar esta lucha en forma de un evento deportivo en el que cada año fuese el equivalente a un gol, seguramente el marcador es 33 a 0 a favor de los ricos, y aquí es donde entra inscrita la visita del Papa Francisco, quien no viene a remediar nada; los ricos confabulados con Peña Nieto lo invitan y el costo lo paga el erario, léase, se paga con el dinero de los pobres. Se programó la visita a Palacio Nacional para romper el turrón con la Carta Magna y demostrar que no pasa nada si Peña Nieto no respeto lo que juró respetar cuando tomo –aunque de manera espuria- el mando de la nación aquél 1º de diciembre del 2012.
Ya roto el nudo gordiano constitucional se planeó placear al Papa por barrios añejos hasta llegar a La Villa para afianzar el mito guadalupano y darle consistencia al cuento aquel de un tal Juan Diego que ni siquiera existió y que fue inventado 143 años después del inicio del mito mariano de la morena traída de Extremadura; dentro de dichos planes está Ecatepec en donde Onésimo Cepeda hizo su agosto y 4 milagros, quizá cinco, considerando el hacerse de cuadros pictóricos valiosos pintados por Chagall, Picaso, Modigliano, Rivera, Tamayo y Goya entre otros de manera picaresca por no decir sinvergüenza. Ese fue el quinto milagro de Onésimo el obispo, del que seguramente la iglesia sacó raja. Fue todo un espectáculo con un tour aéreo sobre Teotihuacán y una final de éxito en un hospital infantil.
TELEVISA como siempre se encargó de la parafernalia; Emilio Azcárraga fue el piloto y llevó de copiloto a Ricardo Salinas Pliego; posteriormente en el plan estaba a 20 años del incumplimiento de los acuerdos de San Andrés Larraínzar, llevarlo a San Cristóbal de las Casas, para que el pueblo de México y el mundo viera que los indígenas están a toda madre, y más con ese perdón que Francisco les pide en nombre del PRI a esos pueblos originales a los que se les han quitado sus tierras, su cultura y casi la vida entera; el Papa se dio un baño de indios pobres, les pidió perdón de parte del PRI de Peña Nieto y los invitó a perdonar los despojos y agravios, y mientras, los coletos se inconformaban porque a ellos no les dedicó ni un minuto.
Su tercer día culminó y de los 43 de Ayotzinapa como de Camelia La Tejana, nadie supo nada; su día 4 será en Morelia, así se lo programaron contrario a los deseos de Norberto Rivera, y al regreso a la capital a la nunciatura para pernoctar, solo tendrá tiempo para entrevistarse con los dueños de México a través del Consejo Coordinador Empresarial; ahí en esa reunión estarán los que han despojado a los indígenas de sus tierras por medio de Peña Nieto y de los otros 5 gobernantes anteriores, entre los que destacan los dos catolicísimos, Fox y Calderón, quienes a uno solo de los miembros del Consejo Coordinador Empresarial, Alberto Bailleres, dueño de PEÑOLES, le concesionaron por 99 años 2 millones de hectáreas para explotación minera.
Y mañana vuela a Ciudad Juárez y de ahí a Roma, y como dicen en Autlán de Navarro, Jalisco mi pueblo natal: “Ahí es donde la puerca torció el rabo” porque el viaje del Papa Francisco a México no cuadra con la misericordia que tanto publicita; la misericordia pues, para los dueños de México, y para los jodidos, solo el que perdonen los agravios de coletos, recoletos y de los del Consejo Coordinador Empresarial, y como un puñal para ellos. Aquí la cuestión es que el Papa sí fue informado del caso de los 43 y el hecho que el nuncio y vocero digan que se le está presionando para que reciba a los padres de los 43, es puro cuento. Es el pretexto para que este asunto se quede fuera del viaje al que lo invitaron los ricos de México con el dinero de los pobres. El viaje obedeció exclusivamente a que hace 33 años el 95% de los mexicanos era católico y hoy gracias a la iglesia católica y a los curas mexicanos y al neoliberalismo, solo el 69% de los mexicanos son católicos, y por cierto, malos y poco católicos. O, ¿usted qué opina, apreciable lector?
Atenta y respetuosamente
Augusto Hugo Peña D.
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