sábado, 13 de febrero de 2016

Hay dos maneras diferentes de que México salga de estas crisis recurrentes

Hay dos maneras diferentes de que México salga de estas crisis recurrentes 


AUGUSTO HUGO PEÑA DELGADILLO     Dossier ahpd 906             febrero 11 de 2016

Las condiciones políticas en México que han permitido que unos cuantos se enriquezcan a costa de las mayorías no puede durar para siempre; la historia nos ha enseñado que este tipo de gobiernos injustos, ineptos y corruptos amparados en la impunidad, no duran para toda la vida, tiene un ciclo y este tiene un final. Hay dos formas de afrontar la realidad, ¿Cuál nos conviene? 
Seguramente se me cuestionará porque no poseo un doctorado en economía, pero no importa, aun así daré la fórmula para salir de las crisis que cotidianamente México sufre recurrentemente. México es un país rico, su gente en una inmensa mayoría es pobre; el 1% de los mexicanos más ricos posee más de la mitad del capital que tiene el otro 99%; aunque somos ya una nación con 120 millones de habitantes, 108 millones de ellos, apenas tiene la cuarta parte de la riqueza que ostentan 8 millones, considerados de la clase media alta y de la alta propiamente dicho. ¿Cómo hacer para que esta disparidad brutal por el acumulamiento de las riquezas en unos cuantos y la inmensa miseria repartida entre tantos pueda revertirse? Hay dos maneras, me explico: 
 La primera es: Si en la obra pública se cortan de tajo las comisiones ilícitas y se invierte solo en obra necesaria; si quienes manejan nuestro destino fueran honestos y aptos, seguramente las condiciones socioeconómicas mejoraría sustancialmente y la acumulación excesiva de capital en una cuantas manos dejaría de ser y las riquezas se repartirían en muchas más personas, de esta forma amainaría la miseria sólidamente; Si el apoyo fiscal y financiero que reciben las grandes empresas y corporaciones internacionales radicadas en México lo recibieran de igual forma las pequeñas y medianas empresas, sin duda habría millones más de empleos y las fuentes de trabajo se multiplicarían, porque en la gran industria, un millón de dólares genera uno o dos puestos de trabajo mientras en las pequeñas y medianas empresas se generan con ese mismo dinero, 20, 30 o cuarenta empleos; además este potencial sería nuestro y no dependeríamos del extranjero. 
Los servidores públicos, desde el más humilde cuico hasta el presidente de la república, han obtenido el puesto no por sus capacidades sino por alguna amistad, compadrazgo o por ser pariente de un caca grande, y, si esto pudiese evitarse, el país políticamente hablando, sería otro; los pilares básicos de la política como ciencia y arte podrían verse colmados; la salud, la educación, el bienestar social y el ámbito laboral estarían en óptimas condiciones, pero… resolver esto es muy difícil y complicado, de ahí que exista otra manera de salir de las crisis recurrentes, ¿y cuál sería esta? Me explico:  
La otra manera: Es por medio de una revolución ya sea esta de manera pacífica o bien de forma violenta como la de 1910 que le costó a México la vida de un millón de sus habitantes, cuestión que no sirvió de nada porque los peores siguieron gobernando. Para que esta revolución se dé pacíficamente es necesario reeducar a la gente, y  volver a impartir la materia de civismo que se quitó porque según algunos imbéciles, estorbaba para que el gobierno controlara más y mejor al pueblo. Esta forma es muy difícil y se llevaría diez o más lustros, por lo que la forma única que queda es la de la violencia, y de esa manera acabar con esta crisis recurrente y esta miseria. 
 La jodidez que agobia a la mayoría de los mexicanos ya se ha convertido en el caldo de cultivo de una revuelta violenta, y el gobierno lo sabe, los dueños del capital tampoco lo ignoran y Estados Unidos que sería el más interesado en que las cosas sigan igual, lo perciben de mejor manera que lo hacen los mexicanos. De ahí que hayan optado por “sugerir” a nuestro gobierno, militarizar el paísque los generales y su comandante supremo se encarguen de garantizar la seguridad de los bienes y capitales de las empresas trasnacionales radicadas en México, capitales que son verdaderamente enormes, de ahí, reitero, la militarización en México. Esta situación no durará mucho. No se puede garantizar para siempre la seguridad de los capitales extranjeros invertidos en México mientras no se garanticen las mínimas necesidades de las mayorías, y esto no lo digo yo, lo dice la historia y lo saben todos aquellos que se han nutrido de ella. O, ¿usted qué opina, apreciable lector? 
Atenta y respetuosamente 
Augusto Hugo Peña D. 

Zuloaga 22 c. p. 27140 Torreón, Coahuila. Tel. Cel. 871 211 95 91 – E-mail ah.pd@hotmail.com

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