martes, 13 de febrero de 2018

La ley que impulsa el PRI no es de seguridad sino de represión interior.



La ley que impulsa el PRI no es de seguridad sino de represión interior.



AUGUSTO HUGO PEÑA DELGADILLO Dossier ahpd 1672 Diciembre 17 del 2017


El tema más acuciante hoy, aquí, ahora mismo, que se tiene que atender de parte de las fuerzas políticas no priistas y de los mexicanos todos, es resolver los problemas que nos planta en la cara este régimen que nos mal gobierna, el que usa todo tipo de artimañas para imponer una ley que no es ley sino que es una suerte de X, para sustituir las leyes que emanan de nuestra Constitución. La ley que impulsa el PRI no es de seguridad sino de represión interior.


El PRI sacará esta ley represora maquillándole algunos apartados para justificarse, pero lo real es que solo le servirá a los priistas para intentar, en lo que le queda de gobierno a Peña Nieto, perder los menos espacios posibles, los que vislumbro que serán muchos, Antes se decía que cuando alguien era una nulidad, era “un pájaro nalgón”, eso es lo que me parece es, Meade.


Para dimensionar el tamaño del miedo del PRI y los priistas –porque de que se van, se van de la presidencia en el 2018- no hay manera ni condición favorable que les prometa o garantice otra cosa. Es tal el desprestigio que han acumulado con el transcurrir de los años en los que no han sabido gobernar eficiente y decentemente, que el ánimo de los ciudadanos no les es favorable. Por eso es que impulsan La Ley de Seguridad, la que ni remotamente ofrece seguridad, y por el contrario, se empeñan en impulsar esta ley para garantizar, en un primer plano, la impunidad que actualmente les cobija. Esta Ley que la cámara de diputados aprobó por mayoriteo del PRI y que el senado ya aprobó sin quitarles puntos ni comas, con el fin de pasársela a las comisiones del propio senado con el fin de darle un pequeño maquillaje para hacerla parecer una ley de seguridad interior cuando lo mucho es una ley de represión y, con ella brindarse una nueva oportunidad de continuar dentro del poder, por medios absolutamente inconstitucionales.


La inconstitucionalidad de esta ley que el PRI impulsa en compañía del partido Verde, de PANAL y de los seis senadores disidentes del PAN que se han unido al PRI de Peña Nieto, radica en una serie de violaciones a la Carta Magna, cuando sabemos –ellos y nosotros- que no puede haber ninguna ley por encima de la Constitución. Al parecer al PRI y sus contlapaches les importan un comino las leyes y le valemos madre los mexicanos, lo único que buscan y pretenden es extender su poder otros seis años en Los Pinos. Jugando limpio, electoralmente hablando, lo único seguro es que van a dejar la presidencia en otras manos ajenas al PRI. A los ciudadanos lo que más les conviene es que alguien saque aunque sea a patadas al PRI de nuestro gobierno y sus instituciones y por ello no van a otorgarles su sufragio. Claro se tiene que el PRI va a comprar millones de votos y voluntades, pero ni con eso saldrá del tercer lugar que tiene en las preferencias del electorado.


El pánico que los abruma los ha llevado a cometer una serie de barbaridades sin percatarse del enorme daño que le hacen al país, o bien, si se percatan de ello pero aun así les vale madre dañar nuestras instituciones con el único fin de no perder lo poco que les queda. Es ocioso hablar mal de su candidato el tal Pepe Meade, un anodino tecnoburócrata que al solo verlo y oírlo, sabemos que lo que ofrece es más de lo mismo o quizá peor, pero además de no tener ni presencia ni carisma posee un historial tan negro como el azabache y tan venenoso como una mordida de áspid. El tal Pepe Meade es peor que Peña Nieto. Con esto, está dicho todo, sobre él.


Con esa ley represora y draconiana que van, probablemente, a promulgar, están mostrándonos su supina condición y su debilidad, y le están mostrando a la sociedad que amén de represores, son ineptos y corruptos, que buscan aunque sea un resquicio de impunidad para no ir a dar a la cárcel. Pruebas de esto hay muchas; una de ellas es el caso de ODEBRECHT en el que ya está probado y comprobado que Emilio Lozoya recibió como cohecho 10.5 millones de dólares, los que presumiblemente fueron a para a la campaña de Peña Nieto en el 2012. Por estos mismos casos de ODEBRECHT, en nuestras naciones hermanas latinoamericanas, ya hay presidentes de la república destituidos, un vicepresidente condenado a seis años de cárcel y decenas de funcionarios de varios niveles que se han juzgado y condenados con cárcel y multas. Solo en el México gobernado por una caterva de maleantes comandados por Peña Nieto, la ley y la justicia no ha operado en contra de ladrones y vende patrias como Emilio Lozoya y sus jefes, Peña Nieto entre ellos. Esto es lo que se va a acabar si logramos sacarlos de nuestro gobierno, a patadas.


Para poder alcanzar un cambio de gobierno y de gobernantes, tenemos obligatoriamente que hacer públicas todas las marrullerías en las que incurre este gobierno, de tal suerte que haciendo virales sus actos perversos, que son muchos, podríamos ampliamente compensar la enorme propaganda falsa y mentirosa que promueven por todos los medios masivos de información y comunicación. Así, replicando los tuits, los whatApps, los Messenger y el Facebook entre las personas cercanas a todos y cada uno de los que aspiramos a algo mejor, anularíamos tan perversa propaganda, en la que Peña Nieto se ha gastado más de 37 mil millones de pesos en promocionarse su persona y sus “logros”. O, ¿usted qué opina, apreciable lector?


Atenta y respetuosamente


Augusto Hugo Peña D.





ah.pd@hotmail.com

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