50 millones de pesos del erario para encubrir crímenes del ejército
dossier ahpd 728 mayo 16 de 2015
Pudiese parecer un caso insólito el hecho de que el gobierno y el ejército -parte sustancial de lo mismo que es el Estado Mexicano- que son causantes de crímenes de lesa humanidad, de lesa patria y de Estado como son los casos de Iguala/Ayotzinapa, Tlatlaya y Apatzingán entre otros, para “solucionarlos” decidan –por orden de Peña Nieto- con dinero del pueblo, pagar para encubrir a los responsables, en lugar de hacer justicia por las vías legales y constitucionales.
México, lo sabemos, es un país donde la corrupción a todos los niveles de gobierno, sociales y empresariales se ha extendido horizontalmente y crecido de manera vertical exponencialmente; es un país, nuestro país, en donde la corrupción –según el presidente Peña Nieto- “es cosa cultural” y según el ex presidente Miguel de la Madrid, “es necesaria para poder gobernar.” Las dos afirmaciones son ciertas pero equívocas porque la cultura en efecto, es todo lo que el hombre hace, hizo y haga, pero como factor degenerativo socioeconómico no es necesaria; la corrupción como las virtudes todas, llevadas a la praxis por cualquier persona es cosa cultural, pero no es –como dijo Peña Nieto- un fenómeno que no está ni se ha resuelto por ser un hecho cultural-, la guerra es un acto cultural y político, la democracia es una forma de gobierno tremendamente corrompida y a pesar de ello sigue siendo cultural y la mejor forma de gobernar.
La cultura pues es todo aquello que el hombre hace directamente o a través de las empresas o instituciones que él mismo ha creado. Transparencia Internacional resaltó que México se ha estancado por más de una década en casos de corrupción. Esta es una verdad a medias porque México ha retrocedido en las últimas tres décadas más 30 meses, más de 148 espacios en cuanto a la corrupción percibida desde el exterior y hacia el interior por los propios ciudadanos mexicanos. En el 2014 México ocupó el número 103 entre los 175 países más corruptos según Transparencia Internacional, pero en junio de 1982, 5 meses antes de que López Portillo terminara su gestión como presidente, México estaba en el lugar 27 entre 182 naciones, en cuanto a corrupción generalizada entre la sociedad, el gobierno, las empresas e instituciones, -según la ONU.- Esto es un indicativo que la corrupción se duplicó con De la Madrid, Salinas y Zedillo y ésta a la vez se volvió a duplicar con Fox, Calderón y Peña Nieto.
Todos sabemos que Peña Nieto es corrupto, ¿podemos hacer algo para remediarlo? Esa es la cuestión. Todos sabemos que quien se roba una gallina es un ladrón y quien se roba 2000 millones como es el caso del PEMEXGATE en el que Rogelio Montemayor Seguy se robó 2 mil millones de pesos y aún sigue robando al erario y traficando con influencias asociado con Peña Nieto y Rubén Moreira, también es un ladrón. Entonces… ¿podemos asegurar que la corrupción es un fenómeno cultural? No, lo que es: Es un sistema corrupto implantado por corruptos.
Quienes han ostentado el poder en México, para seguir medrando con los bienes del país para su peculio personal o de grupo, y para seguir gozando de las mieles que el poder y las influencias políticas les otorgan a los políticos y a los funcionarios públicos coligados a empresarios, sus principales cómplices en el sistema corruptivo imperante, dejan que otros roben.
De ahí que México entró en una espiral sin fondo en cuanto a la corrupción percibida desde fuera del país, por especialistas, y desde dentro, por todos los mexicanos. Quien no percibe la corrupción es que está muerto, ciego y sordo, es tonto o forma parte de la pandilla que gobierna.
Reitero. Para seguir robando al pueblo y seguir medrando con los bienes de la nación, los políticos y sus cómplices los empresarios, dejan que también roben y medren con lo ajeno los de abajo, y los de abajo, para seguir robando y abusando, de los de mero abajo, dejan que estos delincan. Así es como la corrupción se hace moneda corriente, y por ello es que Peña Nieto paga con dinero esquilmado al erario, 50 millones de pesos para “indemnizar” a los familiares y sobrevivientes del crimen de Estado de Tlatlaya para encubrir al ejército. Así también quedarán impunes los fraudes y peculados en que incurrieron Peña Nieto y Videgaray al recibir del Grupo HIGA-de componenda (mordida)- casas como La Casa Blanca de Las Lomas, la del campo de Golf en Ixtapa de la Sal y la que es habitada por el Secretario de Hacienda. O, ¿usted qué opina, apreciable lector?
Atenta y respetuosamente
Augusto Hugo Peña D.
Zuloaga 22 c. p. 27140 Torreón, Coahuila. Tel. Cel. 871 211 95 91 – E-mail ah.pd@hotmail.com
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