lunes, 20 de julio de 2015

La madrugada de ayer tuve un sueño que pronto se tornó en pesadilla

La madrugada de ayer tuve un sueño que pronto se tornó en pesadilla


Augusto Hugo Peña Delgadillo       Dossier ahpd  781                 julio 13 de 2015

Los sueños de los mexicanos, de los que sueñan con progresar y sacar adelante a sus familias, bien pueden convertirse en pesadillas tal y como tuve mi pesadilla la madrugada de ayer. Pedro Joaquín Coldwell, uno de los entreguistas de los energéticos nacionales a los extranjeros y a la oligarquía nacional fue mi pesadilla por haber logrado –en mi sueño- la presidencia del 2018
A la 4 de la madrigada de ayer me despertó un pitido de mi celular; era un mensaje que me decía que el Chapo se había escapado; reenvié el mensaje a algunas personas y volví a dormir para luego soñar en el Chapo, en su huida, en lo que ello implicaba para este pésimo gobierno porque recordé que Jesús Murillo Karam aduciendo soberanía se había negado a que el Chapo Guzmán fuera extraditado a EEUU, y que León Krauze había tenido una entrevista con Peña Nieto en la que le comentó que el 70% de los mexicanos –según cierta encuesta- opinaba que el Chapo se volvería a escapar. Peña Nieto respondió una serie de reflexiones en las que culminó que si eso pasaría sería imperdonable, y sin embargo se fugó aprovechando el viaje de Peña Nieto a Francia en el que ni el secretario de gobernación ni el ejecutivo se encontraban en México.
Hasta ahí fue el sueño llano, pleno y placentero pero de repente me asaltó una pesadilla; veía a Pedro Joaquín Coldwell como candidato a la presidencia de la república, era el año 2018, todo en el país era un desmadre, los energéticos y el agua estaban en manos de la oligarquía nacional y de trasnacionales estadounidenses e israelitas; los maestros eran atacados por el gobierno para someterlos a una evaluación anticonstitucional, la economía nacional por los suelos, los pobres ya no eran 63 millones y los hambrientos ya no representaban el número de 28 millones; ya había 70 millones de pobres y 33 millones de ellos estaban gracias a Rosario Robles y a Peña Nieto en el nivel de hambruna; el prestigio de Peña Nieto estaba por los suelos; los ricos eran muchos más ricos y los 124 millones de mexicanos en el 2018, en su mayoría estaban sumamente pobres a niveles muy jodidos, pero Peña Nieto seguía habitando en Los Pinos y en la Casa Blanca que Higa le regaló a cambio de favores.
En esa mi pesadilla, las elecciones estaban por empezar, Pedro Joaquín Coldwell estaba empatado con el candidato de MORENA, pero ya no era solo SORIANA y MONEX los que se coludían con el PRI para la compra de votos; se habían sumado ELEKTRA, CHEDRAUI, OXXO y WALMART, todas esas empresas y SEDESOL estaban ya involucradas en la contienda electoral para arrebatarle de nuevo al pueblo de México sus anhelos e ilusiones de un cambio que pudiese sacarlos de la miseria en la que el PRI y el PAN los metieron coludiéndose entre sí y con la oligarquía desde 1982 hasta el 2018. Mientras tanto el CCE y la COPARMEX atizaban el fuego contra la izquierda que representaba según la plutocracia un gran peligro para la democracia en México.
Por fin, culminaron los comicios y Pedro Joaquín Coldewll era ya el presidente de México, me puse a llorar pero eso de nada valía, el cuarto fraude electoral estaba consumado. El primero fue con Salinas, el segundo con Calderón, el tercero con Peña Nieto y ahora el cuarto con Pedro Joaquín Coldwell, México era de ellos y a los mexicanos nos quedaba solo tragar sapos, no más.
Tragar sapos porque nosotros los mexicanos no sabemos más que ser pusilánimes, jamás hemos podido levantarnos ante las injusticias ya no solo para defender lo nuestro que era la soberanía que ya habíamos perdido ante EEUU; las trasnacionales ya eran dueñas de todo lo estratégico, a los mexicanos nos dejaron el rubro de lo laboral solo como obreros, empleados y campesinos; los únicos mexicanos conformes eran los oligarcas, los que siempre han sabido coludirse con los extranjeros para mantener su estatus de mandones, y Pedro Joaquín Coldwell nuestro nuevo y flamante presidente empezó a incumplir todo lo que había prometido en campaña, al igual que todos sus antecesores desde ese nefasto año de 1982 en que De La Madrid y Salinas aparecieron en el mapa político de México y de los mexicanos para la desgracia de nosotros. Entonces, en medio de esa pesadilla, tocaron a mi puerta, eran un afilador y una pordiosera, casi los únicos que ya tocan en mi puerta. Y, ¿usted qué opina, apreciable lector?
Atenta y respetuosamente
Augusto Hugo Peña D.
Zuloaga 22 c. p. 27140 Torreón, Coahuila. Tel. Cel. 871 211 95 91 – E-mail ah.pd@hotmail.com

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